El fútbol no tiene límites en Argentina. Está escondido en cada rincón del país, incluso en aquellos lugares que muchos solo conocen por el mapa. Añatuya, una ciudad del interior de Santiago del Estero, guarda cientos de historias. Una de ellas es la del Club Platense, fundado el 29 de marzo de 1955 en homenaje al “Calamar” de Vicente López. Ese lazo sentimental con el club porteño sigue vivo hasta hoy: los dirigentes de la institución añatuyense organizaron un viaje de más de 180 kilómetros hasta la capital provincial para alentar al equipo de sus amores en la gran final frente a Huracán, en el estadio Madre de Ciudades. Un grupo de 200 personas que sueña con ver campeón al “Marrón”.
Marcela Soria es la presidenta de Platense de Añatuya. Según cuenta, el club nació a partir de un grupo de amigos que se juntaban a jugar a las cartas y a las bochas. Por aquel entonces, el barrio se llamaba “Matadero”, por lo que el club tampoco llevaba aún la identidad del “Calamar”. El cambio llegó cuando el fútbol se incorporó a la vida de la institución. “Había muchos chicos que jugaban a la pelota, así que decidieron armar un equipo para participar en la Liga Añatuyense. Uno de ellos, don Juan Ibáñez —padre y abuelo de quienes hoy siguen en el club—, era fanático del Platense de Vicente López. Él propuso que se llamara así, y todos aceptaron. Llevaron el nombre, los colores y el escudo desde Buenos Aires a Añatuya”, cuenta. La pasión por Platense creció tanto que la ciudad, actualmente, cuenta con dos barrios llamados Platense y Platense Oeste.
Soria, además, recuerda que ya asistieron a otra final: en 2023, los fanáticos de Añatuya viajaron a la capital para alentar al “Calamar” en el duelo frente a Rosario Central. “Esta vez no podemos fallar. Tiene que ser nuestro título. Somos más de 200 personas que viajamos para alentar al equipo. Vinimos en todo lo que pudimos conseguir: colectivos, autos particulares, camionetas, minibuses, tráfics… lo que había disponible. Además, justo nos coincide con una festividad religiosa en Mailín, así que muchas localidades vecinas están ocupadas con eso. Fue difícil organizar el traslado, pero lo logramos”, describe.
Marcela está al frente del club desde hace dos años, pero su vínculo viene desde la infancia. “Antes ayudaba desde afuera, porque no había una comisión bien formada. Mi marido fue presidente durante 20 años, pero por cuestiones personales ya no puede estar, así que asumí yo”, relata. Hoy el club cuenta con varias categorías: Sub-9, Sub-13, Sub-15, Sub-17, Reserva, Primera, fútbol femenino, y Senior 40-49 y 50-59. Todos compiten en la Liga Añatuyense, que organiza un torneo anual que se disputa de abril a diciembre. “Cada división tiene alrededor de 35 personas, por lo que somos un montón dentro del club”, indica.
“Nunca pensé que íbamos a llegar a tanto. Formamos una comisión con asesoría jurídica, como corresponde, además de una subcomisión y un grupo de hinchas. Somos el único club en toda la provincia que lleva el nombre de Platense. Eso nos llena de orgullo. Hoy veía cómo la gente subía a los colectivos diciendo ‘no lo puedo creer, vamos otra vez a Santiago’, y eso es emocionante”, reflexiona.
Soria, como el resto de los “calamares” de Añatuya, está ilusionada con presenciar la primera vuelta olímpica del club de sus amores.





















