Realmente resulta gratificante y alentador saber que la escuela Gobernador Piedrabuena haya sido reconocida como una de las mejores del mundo. Congratulaciones para la Directora, los maestros, los alumnos y demás personal que la integra, que con esmero y sacrificio, seguramente, permitieron tan significativo logro. El premio obtenido los debe llenar de orgullo, teniendo en cuenta las vicisitudes de la escuelas rurales, muy distintas a las comodidades con las que cuentan muchas urbanas, por lo que tiene más valor el galardón obtenido. Ningún país, a entendimiento de los especialistas, se desarrolla social y económicamente si no está acompañado de una evolución sostenida de su nivel educativo, y teniendo en cuenta que se avizoran grandes cambios globales (sociales, culturales, técnicos, educativos, tecnológicos y políticos, entre otros), una enseñanza calificada resulta primordial en todos los estamentos formativos. La educación conlleva libertad para pensar, opinar, entender, empatizar, dialogar, escuchar y discernir, entre otras prerrogativas, lo que propiciará una convivencia social armónica. Una adecuada calidad educativa permitirá mejor nivel democrático y menos marginalidad y pobreza, por lo que mientras haya niños y jóvenes ávidos de aprender, que se sigan abriendo escuelas, así sea en los lugares más inhóspitos. El escritor mexicano Carlos Fuentes supo expresar, y vaya con qué razón, que “la solución a los grandes males de la América Latina, en especial las desigualdades sociales, pasa por tres principios: Primero educación; segundo, educación y tercero, educación. Si se invirtiera adecuadamente en educación, lo demás vendría por añadidura, sería una consecuencia lógica. Sin educación no habrá desarrollo sustentable; sin educación nada existe”.
Ramón Alfredo Maldones
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