El 3% de los empleos estaría en riesgo por la IA, pero las mujeres tienen más que perder

Un informe de la OIT expone que las tareas administrativas y de soporte emocional son las más expuestas al reemplazo.

 TECNOLOGÍA. El informe de la OIT concluyó que solo el 3% de los empleos corre riesgo real de automatización total por IA, pero alertó sobre su impacto desigual en mujeres. TECNOLOGÍA. El informe de la OIT concluyó que solo el 3% de los empleos corre riesgo real de automatización total por IA, pero alertó sobre su impacto desigual en mujeres. / FREEPIK
02 Agosto 2025

¿La inteligencia artificial (IA) viene a quitarnos el trabajo o a cambiarlo por completo? Mientras algunos discursos catastrofistas imaginan un futuro sin seres humanos en oficinas ni fábricas, los datos proyectan una transformación mucho más matizada.

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), sólo una minoría de los empleos está totalmente expuesta al reemplazo por la IA generativa y la mayoría de las ocupaciones podrían transformarse sin desaparecer. Eso sí, no todos enfrentarán los cambios desde el mismo lugar ni vivirán el impacto de igual manera. En ese sentido, la investigación advierte que las mujeres tienen más que perder que los varones.

Automatización sí, pero no como la imaginás

La irrupción de la inteligencia artificial generativa en el mundo laboral genera entusiasmo y miedo. Pero un nuevo informe de la OIT arroja algo de claridad: sólo el 3% de los empleos actuales tendría una exposición total a tecnologías como la IA.

En lugar de pensar en un reemplazo masivo, el estudio propone mirar tarea por tarea dentro de cada ocupación. Porque no todas las funciones son automatizables, incluso dentro del mismo rol. Por ejemplo, una enfermera puede cargar datos en un sistema —algo que sí puede hacer una IA—, pero también cuida, contiene y acompaña emocionalmente, algo mucho más difícil de sustituir.

¿Qué trabajos están realmente en riesgo?

La investigación publicada por Reuters se basó en más de 400 ocupaciones analizadas a nivel global. Allí se encontró que el 64% de los puestos no presentan ningún riesgo real de automatización, y que el 36% restante tiene una exposición parcial, con impacto diferenciado según el sector y la región.

Sin embargo, uno de los datos que más preocupa es la desigualdad de género que se profundiza. Las mujeres, especialmente jóvenes, están sobrerrepresentadas en tareas como atención al cliente, soporte administrativo y servicios, todas con alto nivel de exposición tecnológica y bajo reconocimiento social. Según el informe, las mujeres tienen tres veces más posibilidades que los varones de perder sus empleos por automatización. Esta brecha no es nueva, pero la IA parece amplificarla.

Judith Membrives, especialista en derechos digitales, advierte que las primeras tareas que se automatizan suelen ser las menos valoradas. Y esas funciones, como el trabajo emocional o la gestión operativa, recaen mayoritariamente sobre mujeres.

Menos formación, menos acceso, más impacto

El Kenan Institute, en un estudio complementario, reveló que el 79% de las mujeres trabajan en ocupaciones con alto riesgo de disrupción tecnológica, frente a un porcentaje mucho menor entre los hombres. Mientras el mercado premia la reconversión hacia sectores técnicos, ellas tienen menos acceso a formación y a roles estratégicos en tecnología.

Las mujeres representan hoy más del 50% del empleo en salud y cuidados, pero sólo el 20% en tareas técnicas o de programación. Este desbalance complica aún más su inserción en la economía digital, y vuelve urgente la aplicación de políticas con enfoque de género en ciencia, tecnología e innovación.

Reconversión, no reemplazo: la mirada global

Aún así, desde la OIT aclaran que la exposición no significa reemplazo inmediato. Factores como el costo de implementar tecnología, la cultura laboral de cada organización y la posibilidad de reentrenar personal pueden frenar o modificar el impacto. “El concepto clave hoy no es reemplazo, sino reconversión”, señalaron en la OIT.

En ese sentido, Sam Altman, creador de ChatGPT y CEO de OpenAI, también dio su opinión. En un ensayo reciente citado por EFE, explicó que algunos trabajos “dejarán de tener sentido”, pero que eso no debe verse como una tragedia.

“Como los faroleros con la llegada de la electricidad, habrá empleos que desaparezcan, pero surgirán otros”, sostuvo Altman.

También hizo especial hincapié en la necesidad de garantizar un acceso equitativo a la tecnología. “Una superinteligencia concentrada en pocas manos puede agravar desigualdades globales. Necesitamos que esta tecnología sea barata y ampliamente accesible”, afirmó.

Para Altman, las personas seguirán adaptándose a casi cualquier cosa, siempre que existan oportunidades reales de formación. Ese es el punto de partida de muchos expertos: no se trata de frenar la IA, sino de acompañarla con políticas activas.

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