Un hombre de 51 años fue detenido en la República Checa tras seis años de circular en un monoplaza Dallara GP2/08 pintado con los colores de Ferrari por rutas abiertas al tránsito. El operativo finalizó en Buk, a 60 kilómetros de Praga, y significó el cierre de un caso que había captado la atención mediática desde 2019.
La persecución se activó cuando ciudadanos alertaron la presencia del vehículo en la autopista D4. Algunos testigos incluso grabaron videos en una estación de servicio y los difundieron, lo que permitió a la policía localizar el coche con ayuda de un helicóptero y varias patrullas.
El conductor fue interceptado en una propiedad privada, donde intentó resistirse al arresto alegando que violaban su terreno. Trasladado a la comisaría, se negó a declarar. Las pruebas de alcoholemia y drogas dieron negativo, pero las autoridades confirmaron que el vehículo no tenía autorización para circular.
El monoplaza, decorado con publicidad de época y con los icónicos colores de Ferrari, fue confundido en varias ocasiones con un verdadero Fórmula 1, lo que acrecentó la repercusión del caso en redes sociales. La investigación también reveló que su hijo colaboraba en la grabación y difusión de videos a través del canal de YouTube TrackZone.
Consecuencias y debate
El hombre enfrenta sanciones que incluyen multas de miles de euros y la posible retirada de su licencia de conducir, mientras que el vehículo continúa confiscado. El caso abrió un debate en la sociedad checa sobre los riesgos de usar autos de competición en espacios públicos y el rol de las redes sociales en la difusión de estas conductas.





















