Tienes un e-mail

La democracia que se empezó a construir de nuevo en 1983 partió de consensos de la política. Hoy, las grietas sostenidas por dirigentes improvisados impiden nuevos acuerdos y frenan el crecimiento de la Argentina. Las interpretaciones de Natalio Botana.

Tienes un e-mail

Tienes un e-mail. No se trata de la caricia que fue la película que protagonizaron Meg Ryan y Tom Hanks. Es simplemente una reflexión que recibí la semana pasada después de escribir el “Enfoque del Domingo” titulado “Volvió una noche”.

Con el paso del tiempo los e-mail han perdido cierta fuerza. Da la sensación de que ellos pueden esperar. No tienen el vértigo ni el apuro de los whatsapp. Los e-mails se toman el tiempo para reflexionar y por lo tanto no tienen la violencia ni las agresiones de los posteos que se desgranan debajo de las notas de LA GACETA o en las redes sociales. Por lo tanto, en lugar de contener la respiración para no responder una agresión con otra, cuando recibís un e-mail te detenés a pensar, como si estuvieras escuchando al interlocutor de turno.

“Buenos días señor Federico, un gusto saludarle…” Así comienza el e-mail de Mario -dejo en resguardo su apellido porque él mismo lo considera prudente- en el que, en poquísimas líneas me cuenta una preocupación que tienen en su hogar: “... este (artículo) en especial me llamó la atención por la cercanía de un diálogo que tuve con mi esposa sobre asistir o no a votar en las próximas elecciones de octubre. Nacimos en 1957 y nos casamos en 1982, tenemos tres hijos y el primero nació en 1983. Llegamos a la conclusión que nosotros somos sobrevivientes de la dictadura y nuestro primer gran acto tan esperado, fue votar en libertad y sentir nuestro pecho inflamado de tanto amor por la democracia. Nos seguimos preguntando por qué llegamos a esta instancia de duda acerca del acto cívico de ir a votar , la respuesta llegó casi instantáneamente: hace 40 años estamos en el mismo lugar con los mismos protagonistas y sometidos a vivir sólo como espectadores de esta cuasi democracia, donde sólo se simulan los actos”.

El e-mail de Mario es más largo, pero estas palabras paralizan. Prácticamente, la mitad de su vida ha vivido a corazón batiente por una libertad y el ejercicio de derechos que le han permitido sentirse protagonista. Sin embargo, con el paso de los años se muestra desilusionado como si el tiempo no hubiera transcurrido. En aquel Enfoque de la semana pasada ( https://www.lagaceta.com.ar/nota/1103880/opinion/volvio-noche.html ) advertíamos de la sabiduría del pueblo para dar sus mensajes a través de las urnas y para preguntarnos que tal vez el gran -¿y único?- logro había sido sostener la democracia a lo largo de los últimos años. Y, ahora, ciudadanos como Mario sienten que ni siquiera dar esos mensajes -el voto es un grito de libertad- cobra sentido.

Adhesión y desconfianza

La reflexión de Mario obliga a terminar buceando en la biblioteca. Uno de los libros que se hace ver es el de un ilustre visitante que estará disertando el martes en Tucumán: Natalio Botana. El historiador en “La experiencia democrática” cuenta que la Argentina es uno de los países que más adhiere a la democracia, un 62% según Latinobarómetro. Sólo está Uruguay por arriba de nuestro país. Párrafos más adelante, Botana descompone esa adhesión democrática y las cifras espantan, como el e-mail de Mario. Basándose en un estudio de la consultora Poliarquía muestra que hay una corriente de desconfianza prácticamente hacia todas las instituciones: El 67% desconfía de las fuerzas de seguridad; el 74%, de la Iglesia Católica; el 70%, de los medios de comunicación; el 65%, del gobierno nacional; el 70%, de grandes empresas; el 72%, del Congreso nacional y cerrando el pelotón el 84% desconfía de los partidos políticos y de los sindicatos y el 92%, de la Justicia. Y. Ahí toma sentido la conversación del autor del e-mail con su esposa.

En la hipótesis de trabajo que expone el propio Botana en su libro recurre a una frase de Charles De Gaulle en la que el francés sostiene que “la política y la economía están ligadas entre sí del mismo modo que la acción y la vida”. El historiador argentino pone el dedo en la llaga al precisar que los argentinos tienen una constitución política sostenida por un pacto para mantener vigentes las libertades públicas, los procesos electorales y las alternancias. Y, de hecho, aún cuando pueda haber una Cristina que no quiere entregar el bastón de mando, se ha respetado la voz del votante. En cambio, la constitución económica avisa a diario que ese pacto no existe. “Al finalizar 2023 aguardamos, al igual que hace un siglo, que una buena cosecha de granos nos libre de la penuria de las divisas”. Esas palabras de Botana se han actualizado esta semana que tuvo que recurrir a las tentaciones del campo al levantar unas horas las retenciones y poder así encontrar el tranquilizante para los nervios del dólar.

De la lectura de este pensador argentino se puede inferir que el pacto, los acuerdos han sido piedra fundamental para el crecimiento y los logros del país. Claro, en el pacto político la preocupación estuvo en sostener la potencia electoral y se descuidó la institucional. Peor nos ha ido con la economía que ni siquiera tenemos pactos. Esa debilidad de los acuerdos, en la que Uruguay, Brasil y Chile nos han sacado ventajas se ha generado el caldo de cultivo para el crecimiento de las grietas.

Botana agrega una hipótesis más cual es el declive de los liderazgos políticos. “La coexistencia de dos tipos de democracias, una de partidos en la cual los liderazgos se forman en organizaciones estables y una democracia de candidatos que suelen ser “outsiders” de la política establecida y que irrumpen inesperadamente y obtienen un significativo apoyo electoral”. En el barrio, sin ninguna erudición, les llaman improvisados.

En esos campos se ha dirimido la Argentina y este Tucumán que en un mes tendrá que votar sin ninguna tentación para familias, como la de Mario, que le han puesto la esperanza a su protagonismo democrático y hoy se sienten vacías.

La redundancia

La democracia se construye con pactos, con acuerdos. Hoy esas palabras están más devaluadas que el peso argentino que últimamente hasta se lo quiso hacer desaparecer. Ambos vocablos están asociados a lo espúreo y a la corrupción, incluso se lo supone como algo que se realiza a escondidas. En Tucumán, son palabras oscuras hasta con sabor a imposible. No es para menos si ni siquiera el oficialismo con el manejo casi absoluto del Poder Ejecutivo y del Legislativo han podido ponerse de acuerdo -otra vez la palabra- para cumplir con lo que ellos mismos habían prometido. Eso ocurrió con la reforma electoral, por ejemplo. “No sé por qué en Tucumán, los tucumanos -la redundancia es adrede- no queremos que les vaya bien a los tucumanos”, señaló hace 10 días una empresaria en la reunión de los 40 años de la Fundación del Tucumán. La desconfianza y la desilusión han encontrado tierra fértil.

En lo que sí se han podido poner de acuerdo es en utilizarlo a “Tucumán”. El eslogan del oficialismo testimonial no se cansa de repetir “Tucumán primero”. Otro de los competidores es el destartalado radicalismo que en su pérdida de aliados ha decidido promover la idea de “Unidos por Tucumán”. Y Creo ha seguido por la misma senda al promover que “Tucumán avanza con Creo”. Estas han sido puras coincidencias porque cualquiera de estos actores y ni hablar de los demás competidores como La Libertad Avanza o las agrupaciones de izquierda que competirán en menos de un mes no han podido encontrar puntos en común como para sentar bases y puntos de partida.

La cuenta regresiva electoral está en marcha. Hasta el 26 de octubre no habrá encuentros y ese día se habrá puesto un punto final. Comenzarán nuevas historias en la vida democrática argentina. Hasta entonces los tucumanos seguirán viendo al oficialismo peronista en la calle con actos multitudinarios. En los últimos días llamó la atención el que organizó la senadora Beatriz Avila y el ex intendente Germán Alfaro. La multitud sirvió para que no lo dieran por muerto. Es curiosa la relación entre el licenciado gobernador y este dirigente que termina siendo una suerte de escudo del mandatario en uso de licencia. En varios momentos complicados, Alfaro y señora amortiguan golpes y vacíos. Y, como siempre Osvaldo Jaldo aprovecha cada movimiento para pasar un mensaje interno. Es que el 27 de octubre todos competirán con todos.

La Libertad Avanza, pero después de esta semana, porque sin el empujón del presidente de los Estados Unido sería La Libertad Estancada. Javier Gerardo Milei recuperó la sonrisa y las certezas también hasta el 26 del mes próximo, fecha en la que tendrá que empezar una nueva y definitiva partida de ajedrez. La política fijará las reglas de juego, mal que le pese. Y, eso como, advierte el invitado ilustre del martes, implica establecer pactos para poder crecer, en la constitución política y en la económica.

Meg Ryan y Tom Hanks son dos enemigos comerciales en la ficción que terminan unidos por el intercambio de e-mails. Algo así es lo que espera también Mario y su familia, es decir el diálogo y la construcción colectiva de pactos, para que, así como en 1983 votó por primera vez y se sembró esperanza, este 2025 pueda ir a votar por una política dispuesta a trabajar en forma conjunta por él, sin intereses personales ni enriquecimientos incomprensibles.

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