Foto de Ariel Carreras/ESPECIAL PARA LA GACETA.
De un arranque tardío a un cierre sin respuestas, San Martín volvió a quedarse sin la posibilidad de pelear por un ascenso. Lesiones, malas decisiones y un proyecto sin un rumbo claro marcaron el rumbo de un año que terminó de la peor manera posible: antes de lo esperado y con muchas incógnitas de cara al futuro. Fallas en la planificación, errores en el mercado y un cambio de entrenador inoportuno explican por qué repitió la misma historia de los últimos años.
Arranque tardío
Ariel Martos asumió como entrenador de San Martín el 3 de enero. El equipo, bajo el comando de Diego Flores, venía de quedar eliminado a manos de Gimnasia de Mendoza en semifinales del Reducido el 1 de diciembre del año pasado. Entre un hecho y el otro pasaron 33 días en los que el “Santo” estuvo acéfalo en la conducción técnica, un hecho que tuvo su costo en el mercado de pases, que se afrontó tarde y con urgencias -habitualmente malas consejeras- que se podrían haber evitado.
Un plantel con menos figuras
El plantel que quedó a las puertas de ser campeón al perder la final con Aldosivi en 2024 tenía unos cuantos nombres de jerarquía, sobre todo en el contexto del ascenso. Agustín Dáttola, Lucas Diarte, Matías “Caco” García, Junior Arias, Gonzalo Klusener y hasta Pablo Hernández, todos ellos partieron. Permanecieron pocos, como Darío Sand, Juan Cuevas… Gustavo Abregú bajó su rendimiento respecto al último torneo, Juan Orellana se lesionó… Y la mayoría de los que llegaron, incluso con pergaminos previos como Jesús Soraire y Gabriel Hachen, no cumplieron con las expectativas.
La Ciudadela dejó de ser una fortaleza
A diferencia de lo que marca la historia del “Santo”, esta temporada San Martín no consiguió hacerse fuerte en territorio propio. De hecho, una virtual tabla de posiciones como local muestra al equipo tucumano en la posición 23 entre 36 equipos. Apenas seis victorias, con ocho empates y tres derrotas, una de ellas insólita: 0-3 ante Arsenal, uno de los descendidos. Un porcentaje de puntos conseguidos en casa apenas por encima del 50 por ciento condenó al “Santo” a quedar lejos de la final por el primer ascenso y sin ventaja deportiva en el Reducido.
Mercado fallido
Todos los clubes tuvieron su chance de reforzarse, y no sólo incorporar, a mediados de temporada. Pero San Martín falló clamorosamente en el mercado de invierno. Nicolás Castro sumó minutos, pero apenas si tuvo algún partido aceptable. Aaron Spetale jugó poco y apenas convirtió un gol. Mauro González, con cuestiones físicas, prácticamente no fue opción en ningún momento. En síntesis, no hubo el salto de calidad en el plantel necesario para pelear el ascenso. En junio también llegó Pablo Hernández como mánager, pero su influencia no fue comprobable.
Un error que tiró todo por la borda
La idea por detrás de todo cambio es mejorar la situación presente. No fue lo que aconteció con la salida de Martos y la llegada de Mariano Campodónico, un técnico que no portaba antecedentes convincentes como timonel, más allá de su feliz paso por la institución como jugador. Insólitamente, Martos fue dimitido cuando el equipo iba primero. Es cierto que su rendimiento no convencía, pero en este caso, el remedio probó ser peor que la enfermedad: Campodónico ganó apenas dos partidos sobre once en el torneo.
DT sin rumbo
Los pobres números de la campaña de Campodónico son apenas la punta del iceberg. El entrenador pareció transitar un laberinto sin salida, optando por cambiar compulsivamente de nombres y de dibujos tácticos. Por caso, San Martín inició con un 3-4-1-2 frente a Racing de Córdoba, pasó a un 4-2-3-1 con Quilmes, volvió a jugar con tres atrás ante San Miguel (con Gonzalo Rodríguez como insólito referente de área) y finalmente plantó un 4-1-3-2 frente a Morón, con varios jugadores yendo y viniendo del banco a la titularidad y viceversa.
Una enfermería rebalsada
En toda la temporada el plantel se vio jaqueado por lesiones y bajas de diferente tenor. Cuando parecía que Nicolás Moreno estaba listo para asentarse como titular, debió ser operado y no alcanzó a volver. A Orellana su problema lo tuvo a maltraer. Juan Cruz Esquivel se había convertido en el hombre más incisivo cuando una lesión lo marginó. Abregú también estuvo bastante tiempo afuera, el goleador Martín Pino se perdió varios partidos, Mauro Osores también fue baja… por los motivos que fuera, las lesiones complicaron por demás.
Cuesta abajo de visita
La campaña de Martos se sostuvo en sus excelentes resultados en rodeo ajeno. Tanto que metió victorias ante Patronato, Deportivo Maipú, Alvarado, Arsenal y Quilmes, todas en la primera rueda. Y frente a Ferro, en el inicio de la segunda. A partir de aquel 2-0 en junio en Caballito, San Martín no volvió a ganar fuera de casa. Con Campodónico al mando, el rendimiento en tal condición arrojó números muy poco felices: tres empates y tres derrotas, incluyendo el 0-0 de este lunes con Deportivo Morón que lo dejó fuera de la contienda.
Sin ventaja deportiva
El derrumbe de San Martín en rendimiento y resultados en el ciclo Campodónico fue tal que hasta la penúltima fecha no consiguió asegurar su clasificación al Reducido. Curiosamente, el entrenador pareció satisfecho con la situación de tener que definir de visitante, pese a la pérdida de la ventaja deportiva. Así, el sexto puesto en su zona lo obligó a imponerse a domicilio para seguir con vida. Tras golear a Atlanta, el “Santo” apenas sumó dos sobre nueve puntos y dejó escapar la chance de terminar al menos cuarto y definir en La Ciudadela; algo que, tal vez, podría haber cambiado el resultado final.
No supo aprovechar su oportunidad
Incluso con 10 jugadores por más de una hora, San Martín estuvo a tiro de amargar al “Gallito” en el oeste del conurbano bonaerense. Sobre todo, porque Morón pareció sentir el peso de definir el pase a cuartos frente a su gente y ante un rival disminuido. El equipo de Walter Otta no consiguió dar más de dos pases seguidos y desaprovechó todas las contras en el complemento. El problema fue que la visita, superpoblada de jugadores ofensivos, prácticamente no consiguió meter la pelota en el área rival. A San Martín, previsiblemente, tampoco le salió el tiro del final.




















