Cruce de candidatos en LA GACETA: “Un debate no te hace ganar votos, pero puede desempatar”

Tres politólogos hablaron sobre lo que dejó el cruce de candidatos a diputado en LA GACETA.

EN LA GACETA PLAY. Hassán, Garat y Adorno plantearon sus miradas sobre el desarrollo de la práctica. EN LA GACETA PLAY. Hassán, Garat y Adorno plantearon sus miradas sobre el desarrollo de la práctica. La Gaceta / foto de Diego Aráoz

El debate de candidatos a diputado nacional sirvió para medir el pulso de los contrincantes de cara al 26 de octubre. Durante la transmisión de Panorama Tucumano, y con la conducción de Federico Van Mameren, los politólogos Emilia Hassán, Gabriel Garat y Patricio Adorno analizaron lo ocurrido en “Tucumán Debate”, el programa especial de LA GACETA Play.

El programa televisivo transmitido el lunes contó con la participación de seis postulantes: Osvaldo Jaldo (Frente Tucumán Primero), Alejandra Arreguez (Frente de Izquierda y Trabajadores - Unidad), Ricardo Bussi (Fuerza Republicana), Roberto Sánchez (Frente Unidos por Tucumán), Federico Pelli (La Libertad Avanza) y Paula Omodeo (CREO).

Los candidatos debatieron sobre los principales temas que se discuten en el Congreso de la Nación, como reforma laboral, financiamiento de obras de infraestructura y medidas anticorrupción. Además, en un segundo bloque plantearon cuestiones de interés local, como el vínculo financiero que debería tener la Provincia y la Nación y qué tipo de reforma impositiva debería implementarse. Universidades, discapacidad y DNUs fueron otros de los ejes temáticos.

Permitir la escucha

Hassán analizó que el debate dejó una imagen “impensable”, que consideró fundamental en el sistema democrático. “Tenerlo a Bussi de un lado, a Alejandra Arreguez, luego a Paula Omodeo, Roberto Sánchez, Jaldo y Pelli en un mismo lugar. En ningún otro ámbito hubieran estado juntos. Y por qué lo remarco: porque en tiempos de alta polarización, permitir que el otro me escuche y yo estar dispuesto a escuchar significa mucho para la democracia en Tucumán y también asienta un gran precedente para la política tucumana”, observó.

A su vez, la politóloga señaló que los debates deben sostenerse como una práctica común a lo largo del tiempo. “Tienen que seguir existiendo. Que la discusión política no se pervierta y no se termine diluyendo en las redes sociales; que no sea un monólogo de acá y de allá, sino que sea presencial”, desarrolló.

Instalar un mensaje

En tanto, Adorno se refirió a las estrategias de cada candidato en el programa televisivo. “Todos los candidatos que estuvieron acá parados y debatieron, vinieron sabiendo qué querían dejar del debate. Y fue lo más interesante desde la elección de la vestimenta -una sola persona vestida de blanco, un color rojo muy vibrante en una candidata, un color naranja también, medallas que se colgaron en los sacos- y hasta las chicanas o preguntas que tenían preparadas. En el día de ayer si algo se logró desde todos los equipos de campaña fue que ninguno salió peor parado de como llegó”, desarrolló.

En este sentido, el licenciado aseguró que hubo propósitos cumplidos: el de “instalar el mensaje o la idea que querían llevarse después para su recorte de redes sociales”. “Los que vimos el debate en vivo somos los que estamos interiorizados en política, el público politizado; los que van a ver el recorte posterior son el resto de la ciudadanía. Nosotros ya tendremos más o menos definido nuestro voto, pero quienes aún están indecisos probablemente no van a ver el debate completo y escuchar cada etapa de la intervención”, advirtió Adorno.

El miedo al error

En línea con el análisis, Garat resaltó que las discusiones políticas en este ámbito le sirven a la democracia, aún por sobre la lucha electoral en sí. “Un debate no te gana un partido; capaz que te lo desempata, como un gol de oro, pero no te da vuelta una elección salvo que... Y ahí es donde entra el miedo al error. ‘Hasta que me trabo’, ‘hasta que digo una palabra de más’, ‘hasta que la chicana que me tiraron me hace enojar y ya me salgo del libreto’. Ahí ya viene la gimnasia de cada uno y cómo lo acomoda”, abordó.

El politólogo, a su vez, consideró que “deberían existir instancias de reflexión y de autocrítica”. “Son tiempos en donde las categorías, los significados se van corriendo tanto que ya no alcanza con cuidar el dicho. Es algo muy difícil decírselo a un político que está pensando en la elección que viene y no mucho más, pero realmente hay cosas en las que en general nos tenemos que poner de acuerdo. Y eso no pasará en un debate, tiene que haber instancias distintas”, reflexionó Garat.

Sobre los ritmos que manejó cada candidato, Adorno apuntó a la importancia de los segundos dejados atrás. “Hubo candidatos que no se ceñían al tiempo acordado y querían seguir exponiendo y otros que ocupaban menos tiempo del que tenían a disposición, cuando cada segundo es valioso para transmitir un mensaje a una ciudadanía que, además, tiene el desafío de decidir si quiere o no quiere ir a las urnas”, contempló.

Garat fue consultado sobre los ganadores del debate. “Los hechos en la arena política ya se juegan en tres tiempos: en el vivo, lo que en ese momento se vivía en las redes sociales y cómo se interpreta lo que dijeron los otros. Hoy había un recorte de LLA sobre el currículum de Pelli, pero pasaron un montón de cosas en el debate, como que Jaldo le dijo ñoqui”, sumó.

Por último, Hassán distinguió que en los debates “no se tiene la intención de ganar, pero sí se tiene la intención de no perder”. “Uno trata de evitar errores, tartamudeos, de no dar datos no oficiales. Cada uno se circunscribió a eso, lo que hizo que, salvo dos candidatos, los demás hayan mostrado más agilidad, más picardía, y más escucha a lo que el otro le estaba diciendo”.

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