Volvió "Nico" Sánchez: la pasión nunca se retira

Nueve meses después de despedirse, “Cachorro” volvió a jugar en la derrota de Lawn Tennis contra Jockey Club y ahora ya sueña con la semifinal, que se jugará el próximo fin de semana.

CON LA PELOTA DOMINADA. Nicolás Sánchez encabeza un ataque de Lawn Tennis, que perdió en su visita al Jockey Club. CON LA PELOTA DOMINADA. Nicolás Sánchez encabeza un ataque de Lawn Tennis, que perdió en su visita al Jockey Club.

Nueve meses atrás, cuando Nicolás Sánchez anunció su retiro del rugby profesional, muchos pensaron que era el punto final de una historia extraordinaria. Había cerrado su círculo perfecto: campeón con Lawn Tennis del Regional del NOA, del Torneo del Interior y del Nacional de Clubes, y con un legado inigualable en Los Pumas como máximo goleador histórico. Parecía no haber nada más que demostrar. Pero el rugby, para quienes lo sienten como una extensión del alma, nunca se apaga del todo. Y este sábado, en una tarde lluviosa, esa llama volvió a encenderse.

La noticia de su vuelta corrió como un rayo entre los pasillos del club y las canchas tucumanas. El ídolo volvía a vestirse de “Benjamín”. Y la expectativa fue tremenda. El regreso del “10” no era una noticia deportiva más: era una escena de reencuentro, un homenaje a la pasión. Después de haber jugado cuatro mundiales y recorrido medio planeta, el apertura que le dio tanto al rugby argentino decidía volver al punto de origen, a su casa.

EL MÁS BUSCADO. Luego del partido, EL MÁS BUSCADO. Luego del partido, LA GACETA / Osvaldo Ripoll

Su presencia volvió a causar furor. No solo entre los hinchas de Lawn Tennis, sino también entre los rivales y los neutrales. En cada rostro se repetía la misma sensación: había algo especial en verlo de nuevo en la cancha, sonriendo con la misma humildad de siempre. El resultado del partido -derrota 21 a 17 ante Jockey Club- quedó en segundo plano. Lawn Tennis ya estaba clasificado a las semifinales, y el regreso de su líder espiritual convertía la tarde en algo más que un simple juego.

“Estoy un poco frustrado por el resultado, obviamente, pero contento de haber vuelto a jugar y volver a sentir lo que tanto me gusta, que es el rugby. Este deporte es una pasión, algo que lo he hecho durante muchísimo tiempo. Cada vez que vuelvo a entrenar o a jugar siento lo mismo, así que es algo muy lindo”, expresó Sánchez al final del encuentro. Su voz, calma y serena, parecía una síntesis perfecta de lo que había ocurrido: la derrota en el marcador, pero la victoria del corazón.

FAN. Un niño se toma una selfie con FAN. Un niño se toma una selfie con LA GACETA / Osvaldo Ripoll

Volvió a los seis minutos del segundo tiempo, y aunque no lució su tradicional camiseta número 10 -esta vez usó la 22-, bastó con verlo en la cancha para que todo cobrara otro sentido. Con el paso firme, la mirada concentrada y el gesto sereno, volvió a guiar a sus compañeros, a ordenar el equipo, a hablarles en cada formación. Los más jóvenes lo escuchaban como quien recibe una enseñanza que trasciende el rugby.

“Tenía muchas ganas de jugar. El clima no acompañó para proponer el juego que nos gusta, pero siempre hay que adaptarse a las condiciones. Ahora empieza una nueva historia. Cada detalle cuenta, y va a ser muy importante la preparación, porque estos partidos se definen por los detalles”, agregó el apertura, que desde su regreso ya dejó claro que la cabeza competitiva sigue intacta.

Quizás el motivo más poderoso de su vuelta haya sido ese cosquilleo interior del que él mismo habló. “He vuelto a compartir con los chicos y la verdad que en el entrenamiento volví a sentir las mismas sensaciones, ese cosquilleo por dentro. Eso me dio muchas ganas de jugar y de acompañar de nuevo al equipo”, dijo Sánchez, que mañana cumplirá 37 años.

En esas palabras se resume algo que no se entrena ni se enseña: el amor por el juego. Después de una carrera que lo llevó por clubes de Francia y Japón, Sánchez eligió volver a donde todo comenzó, no para ganar más títulos, sino para disfrutar. Para ser parte, una vez más, del grupo que lo vio crecer. “El rugby es una parte muy importante de mi vida, de mi pasión, y en ese sentido no fue muy difícil convencerme de que vuelva”, reconoció. Y es que Lawn Tennis es su casa. El lugar donde aprendió a pasar la pelota, donde empezó a soñar con Los Pumas, y donde ahora, después de tocar la cima del mundo ovalado, vuelve a sentirse simplemente “Nico”.

FAN 2. FAN 2. LA GACETA / Osvaldo Ripoll

El valor del ejemplo

Su regreso no solo revitaliza al equipo, sino que deja una enseñanza para todos. En un tiempo donde los ídolos muchas veces se alejan definitivamente del amateurismo, Sánchez eligió volver a la base. Gerónimo Corbella, uno de sus compañeros, lo explicó con claridad: “Es un lujo poder compartir entrenamiento y cancha con él. Nos enseña mucho a los jugadores y a los entrenadores. Su presencia suma muchísimo. A pesar de haber ganado de todo y de su tremenda experiencia internacional, es una persona muy humilde y siempre nos está corrigiendo los errores. Nos enseña mucho como persona y como jugador”.

Para Lucas Roldán su figura tiene un valor incalculable: “Es una alegría muy grande poder compartir equipo con uno de los mejores jugadores de la historia del rugby argentino. Ahora se viene una instancia decisiva y Nico nos aporta tranquilidad. Él siempre trata de que bajemos la intensidad mental para poder rendir al máximo. Somos unos bendecidos de tenerlo. Es un privilegio que a todos les gustaría y solamente lo tiene Lawn Tennis”.

Sánchez volvió no solo a jugar, sino a inspirar. En los entrenamientos, en los vestuarios, en los más jóvenes que lo miran con admiración, su figura representa algo más grande que la suma de sus puntos. Representa la continuidad de una historia, el legado de alguien que no olvida de dónde viene.

Un regreso que trasciende

Hasta los rivales reconocen el impacto de su retorno. “Todos sabemos lo que significa él. Cuando nos enteramos de que Nico iba a jugar, tratamos de enfocarnos en que era una motivación extra poder enfrentarlo. No es lo mismo ganarle a Lawn Tennis con Nico Sánchez que sin Nico Sánchez. Tiene un gustito especial”, confesó Gonzalo Carrizo, jugador del Jockey Club.

Su compañero Isaías Gonza Adad, que fue uno de los que marcó con dureza a Sánchez, también lo admitió. “Siempre es un honor enfrentar a un jugador de su categoría. Lo hice con respeto, pero sabiendo que en la cancha era uno más. Sin dudas, con él en la cancha, el partido tomó otra trascendencia”, dijo el centro,

Mariano Mamaní, otro rival, destacó la importancia del momento: “Es un orgullo poder jugar contra alguien como él. Fue un triunfo impresionante. Por suerte pudimos controlarlo, pero todos sabíamos que era un partido diferente”.

En busca de otro sueño

El regreso de Sánchez coincide con un nuevo desafío para Lawn Tennis: las semifinales del Regional del NOA. El equipo terminó tercero en la clasificación, detrás de Tucumán Rugby y Natación y Gimnasia, y por delante de Universitario.

“Tenemos una linda semana para preparar el partido. El objetivo principal será llegar de la mejor manera. El rugby tucumano está muy parejo. Universitario le ganó a Tucumán Rugby, que venía muy bien. Cualquiera puede ganar”, analizó el apertura.

El rival en semifinales será justamente Natación y Gimnasia, con quien los “Benjamines” mantienen una rivalidad intensa en los últimos años. “La clave estará en la preparación. Llegar bien, con la cabeza donde tiene que estar. Ahí va a estar la diferencia”, aseguró.

Aunque su retorno tiene una carga emocional profunda, Sánchez no se permite sentimentalismos dentro de la cancha. Su competitividad sigue siendo feroz, su mirada analítica, intacta. Sabe que el rugby es un deporte de detalles, de preparación, de foco. Pero también sabe que hay algo más grande en juego: la posibilidad de seguir transmitiendo valores, pasión y ejemplo.

Mientras Lawn Tennis afina su preparación para las semifinales, Sánchez divide su tiempo entre los entrenamientos y un nuevo proyecto que lo conecta con el futuro del rugby. “Estamos trabajando en el desarrollo del rugby en China. Es un proyecto lindo, que implica muchos viajes. China tiene una gran estructura para crecer y la idea es aportarle un poquito de todo lo que nos dio el rugby profesional”, contó.

El mundo puede ser inmenso, pero el lazo con su club, con su provincia, con su gente, es irrompible. “Cachorro” no volvió para buscar aplausos ni trofeos. Volvió porque el rugby sigue latiendo en su interior. Porque todavía le emociona correr con la pelota bajo la lluvia, escuchar el murmullo del público y abrazarse con los suyos al final del partido.

FESTEJO ENORME. El plantel del Jockey Club celebró el triunfo y la clasificación. FESTEJO ENORME. El plantel del Jockey Club celebró el triunfo y la clasificación. LA GACETA / Osvaldo Ripoll

En ese regreso hay un mensaje silencioso pero poderoso: los verdaderos ídolos no se retiran, se transforman.

“Nico” volvió a ponerse los botines y, con ellos, volvió a recordar que el deporte puede ser una forma de amor. Lawn Tennis cayó ante Jockey Club, sí, pero el resultado fue lo de menos. Ganó el rugby. Ganó la emoción. Ganó la historia de un jugador que, después de todo, nunca dejó de pertenecer a la cancha.

Y cuando el silbato marcó el final, los aplausos no fueron solo por el esfuerzo o por el gran triunfo del Jockey Club. Fueron por él. Por Nicolás Sánchez. Por el ídolo que volvió para enseñar que la pasión, cuando es verdadera, no entiende de despedidas.

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