Que un perro se acueste sobre la ropa es un comportamiento muy común. Para los dueños de las mascotas puede ser un placer, pero para otros no. La situación, según los etólogos (estudian el comportamiento animal) se produce porque el animal busca el olor de la persona que lo cuida.
Los perros tienen un agudo sentido del olfato y su naturaleza social como animales es vivir en "manada", en familia. Eso es lo que busca satisfacer el canino cuando se echa sobre las prendas. Especialmente la ropa usada, por estar está fuertemente impregnada del aroma único, es buscada por el perro, ya que es sinónimo de seguridad, calma y protección. Cuando el amo está fuera de casa, vale decir que actúa como una "manta emocional".
Los etólogos desaconsejan rotundamente castigar o regañar al perro por acostarse en la ropa, ya que esto solo aumenta su miedo e inseguridad, empeorando cualquier problema de ansiedad subyacente. En consecuencia, si el hábito del animal perturba a los humanos lo que se puede hacer, entre otras acciones, es colocar estratégicamente una prenda usada de la persona en la cama del perro. Así, en su propio espacio tendrá el consuelo del olor, animándole a usarlo en lugar de tu cama.
Se puede también, mejorar la cucha asegurando que sea cálida y esté ubicada en un lugar donde se sienta seguro, como un rincón tranquilo, similar a una madriguera. En lo que respecta a la salud, los veterinarios advierten que los perros pueden ser portadores de pulgas, garrapatas o parásitos intestinales. Aunque estén sanos, siempre existe cierto riesgo de transmisión, el punto negativo.
¿Cuándo hay que acudir por ayuda?
Si el perro adopta este comportamiento puede ser una señal de que experimenta soledad o incluso ansiedad por separación. Que un perro se acueste sobre las prendas no es malo, es un claro indicio de que es feliz porque tiene afecto y confianza hacia quien viste esa ropa, es la persona de referencia.
Dormir con tu perro es, en el fondo, un acto de confianza y amor. La decisión debe ser responsable: el bienestar de ambos está por encima de la costumbre o del capricho. Lo importante es garantizar para los dos un buen descanso.
Diversos estudios científicos han demostrado que el contacto físico con un perro libera oxitocina, la llamada «hormona de la felicidad». Por lo tanto, quienes duermen con sus mascotas se sienten más relajados. Asimismo, muchos perros transmiten calma con su respiración pausada, ayudando a conciliar el sueño, lo cual es un gran punto a favor para quienes sufren insomnio.
La señal de alarma debe activarse si el comportamiento se vuelve obsesivo, compulsivo y solo cuando está en soledad. Habrá que prestarle atención a los ladridos, destrozos, micción inadecuada, todos pueden ser síntomas de ansiedad por separación.
Antes de acudir a un etólogo clínico, hay algunos tips de referencia para mejorar el cuadro. Se puede trabajar la soledad, por ejemplo, hay que evitar las despedidas efusivas: no hay que prestarles atención especial entre 20 y 30 minutos antes de salir.
Practicar "salidas falsas" en las que el dueño se va por unos segundos y regresa inmediatamente. Para generar un beneficio hay que aumentar gradualmente el tiempo de ausencia (30", 1', 5'), regresando siempre antes de que el perro muestre signos de pánico.
La vuelta a casa también debe ser cuidada. El regreso debe ser tranquilo, con un saludo calmado y breve. Es importante esperar a que se tranquilice antes de darle atención o mimos, para no premiar la excitación de la llegada.
Dejar algún tipo de entretenimiento, como juguetes que lo mantengan ocupado durante los primeros minutos de soledad, que suelen ser los más críticos. Si la ansiedad no mejora con las pautas de manejo, los etólogos recomiendan la consulta con un veterinario especialista en etología clínica. En algunos casos complejos, puede ser necesario el uso de medicación o feromonas, junto con el programa de modificación de conducta.



















