VINAZA. Insumo sostenible dentro de un modelo de economía circular.
Uno de los temas relevantes durante la jornada de caña de azúcar, organizada por la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc), fue la problemática de la vinaza en la provincia.
En este sentido, Carolina Sotomayor y Federico Molina, expusieron los resultados de ensayos que demuestran el potencial de la vinaza como insumo agrícola dentro de un modelo de economía circular.
Molina explicó que la economía circular busca aprovechar al máximo las materias primas y revalorizar los subproductos industriales, devolviéndolos al campo como insumos productivos.
“En la Eeaoc investigamos alternativas para una gestión sustentable de estos residuos, considerando los aspectos ambientales, económicos y sociales. Desde hace más de 10 zafras caracterizamos ambientalmente las vinazas, generando una base de datos anual con sus principales parámetros, lo que permitió evaluar distintas estrategias de manejo. Entre ellas, se destacan los tratamientos biológicos: la producción de compost a partir de cachaza, cenizas y vinaza -capaz de tratar hasta un 20 % del volumen total-, y la biodigestión anaeróbica, que transforma la materia orgánica en biogás (50-75% metano) y digestato, un biofertilizante con tres veces más valor agronómico que la vinaza cruda”, dijo el técnico.
Y continuó: “Para optimizar la sostenibilidad, también estudiamos operaciones térmicas destinadas a reducir el volumen del efluente: concentración en evaporadores falling film y secado spray, esta última línea incorporada recientemente. El esquema más prometedor combina las operaciones de biodigestión, concentración y secado del digestato, aprovechando la energía del biogás para producir un biofertilizante sólido rico en potasio y nitrógeno, logrando así un sistema de efluente cero y alto valor agregado”.
Por su parte, Carolina Sotomayor detalló que en la provincia la alternativa de manejo y aprovechamiento de la vinaza, ampliamente difundida e incorporada por el sector agroindustrial de la caña de azúcar en la actualidad, es la de su aplicación en suelos, tanto productivos (principalmente cañeros) y de baja capacidad productiva. “Su aplicación debe estar respaldada por un sistema de riego adecuado, que permita una distribución uniforme, volúmenes controlados y un monitoreo frecuente de los indicadores de calidad del suelo, esenciales para evitar afectar su funcionalidad y garantizar su productividad a largo plazo”, expresó.
Los indicadores de calidad del suelo sobre los cuales se conoce la vinaza, tienen efectos y son el pH, la salinidad, el carbono orgánico, el potasio intercambiable, la actividad enzimática total entre los principales.
Una dosis de 150 m3/ha/año de vinaza, es recomendada, ya que no genera efectos deletéreos en dichos indicadores. La aplicación de esta dosis provoca un leve incremento en el pH del suelo, lo que permite mejorar la disponibilidad de nutrientes; también genera aumentos en el carbono orgánico y en el contenido de nutrientes, considerados esenciales para el normal crecimiento y desarrollo de la caña, tal como lo es el potasio.
Se debe tener sumo cuidado que aumentos en los contenidos de sales en el suelo no lleguen al valor considerado crítico para el cultivo de caña de azúcar. Así también es importante el seguimiento de los rendimientos culturales de la caña de azúcar, quedando demostrado en experiencias locales un incremento de aproximadamente un 20% en los mismos.
“Una buena gestión de la vinaza representa una oportunidad para aprovechar este subproducto de la industria sucroalcoholera de manera sostenible, convirtiéndola en una aliada en la mejora de la fertilidad de nuestros suelos”, señalaron.





















