En la carrera por una piel más luminosa, firme y libre de signos de envejecimiento, la industria de la belleza parece no tener límites. A técnicas que ya se instalaron -como mascarillas con baba de caracol, veneno de abeja o tratamientos con factores de crecimiento- se agrega ahora un ingrediente que causa curiosidad, sorpresa y cierto desconcierto: el llamado “esperma de salmón”.
Pese a su nombre llamativo, los especialistas aclaran que no se trata de aplicar células reproductivas del pez sobre el rostro. La clave está en los polinucleótidos (PDRN), fragmentos de ADN extraídos de las gónadas del salmón y utilizados como bioestimuladores para mejorar la calidad de la piel, su hidratación, su textura y su capacidad de producir colágeno.
Qué dicen los expertos
“El producto se está popularizando porque permite obtener polinucleótidos con grandes cualidades para restaurar la piel sin dejar residuos”, explica la médica estética española Dra. Araceli González.
Esta técnica ya había captado la atención de celebridades. Jennifer Aniston contó que probó estos tratamientos y que incluso, en tono de broma, le preguntó a su esteticista: “¿En serio? ¿Cómo se consigue el esperma de salmón?”.
Lo que antes era un procedimiento reservado a figuras públicas ahora se ve en clínicas estéticas, redes sociales y listados de tendencias globales: la revista Telva lo incluyó entre las principales prácticas de cuidado facial de 2025.
Cómo se obtiene y cómo se usa
La dermatóloga Mansha Sethi Thacker aclara que el proceso es estrictamente científico: “No se utiliza el esperma como tal. Se purifica el material genético y se rompen las cadenas en fragmentos que luego se integran en sueros, mascarillas o inyecciones”.
Las formas de aplicación varían según la región:
- En Asia: se aplica principalmente mediante inyecciones.
- En Estados Unidos y Europa: se utiliza sobre la piel después de procedimientos como microagujas o láser.
Los beneficios que promete
Los defensores del uso de polinucleótidos coinciden en que los resultados son graduales, pero visibles.
El dermatólogo Adam Friedman, de la Universidad George Washington, sostiene que los PDRN “estimulan la producción de colágeno, mejoran la hidratación, aceleran la regeneración celular y disminuyen la inflamación”.
En la misma línea, la esteticista estadounidense Adeela Crown afirma que se trata de un proceso más lento, pero efectivo: “Los bioestimulantes hacen que las células de la piel trabajen para producir y mantener los componentes básicos de una piel sana”.
Un ingrediente nuevo con historia médica
Aunque el furor estético es reciente, los polinucleótidos ya tienen antecedentes en medicina: se utilizan desde hace años para tratar quemaduras, úlceras y heridas complejas.
Estudios preliminares incluso sugieren que podrían ser útiles para estimular el cuero cabelludo y frenar la caída del pelo, abriendo la puerta a nuevas aplicaciones.
Efectos secundarios y advertencias
Los especialistas coinciden en que, como todo procedimiento dermatológico, requiere supervisión profesional.
El cirujano plástico estadounidense Dr. Richard Westreich advierte: “Los efectos secundarios suelen ser leves e incluyen hematomas, hinchazón o enrojecimiento”.
La dermatóloga Emma Craythorne remarca un punto crucial: “Ningún estudio actual es de alta calidad. Aunque los resultados son prometedores, aún falta investigación clínica robusta”.
¿Revolución estética o moda pasajera?
Para algunos profesionales, el uso de PDRN podría marcar un antes y un después en los tratamientos faciales. “Es un bioestimulador que no cambia el volumen ni la forma del rostro”, destaca la Dra. González. Por eso resulta atractivo tanto para pieles jóvenes que buscan prevención como para pieles maduras con flacidez o pérdida de firmeza.
La oculoplasta estadounidense Elizabeth Hawkes señala que los polinucleótidos “han transformado la práctica por la seguridad que ofrecen en zonas sensibles como el contorno de ojos”, un área donde muchos tratamientos suelen generar riesgos o resultados irregulares.
Con defensores entusiastas y voces que piden cautela, el “esperma de salmón” se consolida como una de las tendencias estéticas más comentadas del momento. Habrá que ver si su popularidad se mantiene con el paso del tiempo o si la ciencia confirma su verdadero potencial para rejuvenecer la piel.




















