Fue en un abrir y cerrar de ojos. Un destello inesperado que dio origen a un producto que parecía solo un recurso para los tecnófilos, pero que en pocas semanas su onda expansiva traería un nuevo paradigma. El surgimiento de ChatGPT descolocó a las principales empresas digitales del mundo, aquellas que ya habían organizado su mapa de poder en el que cada una había consolidado un servicio específico. Google, el rey de las búsquedas; Meta, la conexión en las redes sociales; Amazon, el gran shopping global; Apple, los dispositivos más deseados. Ninguna de estas compañías tenía previsto el cambio que se avecinaba con el despertar de la inteligencia artificial y su adopción masiva.
Sin embargo, el huracán del tiempo desacomoda pero también reordena el paisaje. Google parece haber encontrado un horizonte más claro de cómo tiene que transitar este momentum de disrupción y alineó el poderío que supo tener en materia de algoritmos, modelos e inteligencia artificial. El mercado sabía que la compañía fundada a fines de los noventa era pionera en desarrollar modelos inteligentes y autónomos, pero ese capital dormitaba en los pasillos de laboratorios y productos de nicho. Lo que necesitaba era un golpe masivo para convencer a los millones de usuarios que ya habían confiado en sus servicios de que realmente estaba a la altura del nuevo paradigma. Necesitaba un producto sólido, reconocible, con una propuesta de valor precisa para competir, principalmente, con ChatGPT.
El asistente de OpenAI no para de crecer. Entre julio de 2024 y junio de 2025 dio un salto de 369 millones a 542 millones de usuarios mensuales, con una cuota de mercado que oscila alrededor del 75%. Google Gemini todavía está lejos de esa hegemonía, con una cuota cercana al 15%. Sin embargo, sí está mostrando avances en la distribución de Gemini. La empresa asegura que la aplicación tiene 650 millones de usuarios activos mensuales, frente a los 350 millones que tenía en marzo.
El lanzamiento de Google: Gemini 3
Para consolidar ese crecimiento, Google sorprendió al mundo la semana pasada con el lanzamiento de Gemini 3, el “modelo más inteligente” que la compañía lanzó al mercado y que supera en razonamiento y capacidades a sus principales competidores. En términos técnicos, el nuevo asistente es capaz de tener razonamientos de niveles de doctorado y matemáticas avanzadas, con indicadores nunca alcanzados hasta el momento y rendimientos mejorados para resolver problemas complejos. Todo esto, con capacidades multimodales, es decir, comprendiendo texto, imágenes, videos, audios o código.
La sorpresa también llegó acompañada de felicitaciones de las principales figuras del mundo de la IA como Sam Altman y Elon Musk, un hecho poco habitual en esta carrera despiadada para dominar la interacción entre los usuarios y los bots inteligentes. Y es que el golpe de Google ha sido preciso. Ahora puede convencer a los usuarios de que cuenta con una plataforma capaz de crear videos e imágenes súper realistas, con muy pocos niveles de alucinación y una coherencia para concretar la física de los objetos en las creaciones nacidas en los prompts.
Gemini, aliado educativo
Pero más allá de las capacidades creativas, Gemini se presenta como un aliado para el aprendizaje y la comprensión multimodal. Un estudiante puede subir una foto de sus apuntes escritos a mano para que el asistente lo analice, lo explique, lo sintetice o lo amplíe no sólo con texto sino también con imágenes e incluso con formato de podcast. El profesional también puede subir documentos extensos, hojas de cálculo de datos y videos simultáneamente y pedirle a Gemini que utilice la capacidad de Deep Research para que los interprete, genere un informe sintetizado con citas claras y visualizaciones listas para compartir entre colegas.
“Sus respuestas son inteligentes, concisas y directas, y prefiere ofrecer información valiosa en lugar de recurrir a clichés y halagos”, precisa el blog de Google en una clara indirecta hacia sus competidores. Pero la diferencia con los otros asistentes está más allá de cómo ejecuta sus respuestas o cuán avanzadas son sus respuestas. La diferencia es más bien estratégica y los primeros pasos ya son evidentes.
En primer lugar, Gemini 3 se integra a un nuevo producto que Google está desplegando este año llamado el Modo IA de Búsqueda. Gracias a su razonamiento más complejo y su capacidad para comprender la profundidad y los matices de las peticiones, Gemini 3 aporta nuevas experiencias dinámicas a la búsqueda. Por ejemplo, puede ofrecer resúmenes o elementos interactivos para mejorar las respuestas ante las búsquedas de los usuarios. Allí también potencia su capacidad multimodal entendiendo que las consultas pueden ser textuales pero las respuestas pueden ser enriquecidas con gráficos, videos o formatos interactivos.
El Modo IA de Búsqueda es justamente la demostración de que Google todavía puede ir más allá con su despliegue de Gemini. Ya hemos dicho en otras columnas que, a diferencia de otras empresas, la marca cuenta con un ecosistema masivamente internalizado como las búsquedas, la creación de documentos, el alojamiento de archivos, sin contar otros productos de contenido como Youtube. ¿Cómo serán dichos servicios cuando las capacidades de Gemini desembarquen en sus prestaciones? Es algo que quizás todavía no nos imaginamos y que sus competidores envidian.
Gemini no es un producto, es una plataforma
Con este nuevo lanzamiento, Gemini se consolida no como producto, sino como plataforma. No es un bot, no es un asistente, es una marca que Google quiere que identifiquemos de manera omnipresente. Sirve para resumir, pero también para editar fotos, también para programar y hasta para crear agentes autónomos que ya están cambiando el procesamiento de información de miles de empresas alrededor del mundo. Gemini está a punto de ser un ecosistema que veremos integrado en los resultados de búsqueda, pero también en los propios navegadores, luego de que Google anunciara cambios profundos en Chrome. Estará en Google Drive, en Gmail, en nuestras videollamadas con Meet y en servicios de desarrollo como Cloud, Vertex AI y los recientemente anunciados como Antigravity.
La ley es simple. Si los usuarios todavía no llegaron a Gemini -como sí lo hicieron con ChatGPT-, Gemini llegará a los usuarios. Y para ello cuenta con al menos tres aciertos. En primer término, Google superó la etapa de “pánico” post-ChatGPT, ya no está simplemente tratando de ponerse al día, sino que con Gemini 3 busca establecer un nuevo estándar técnico. En segundo lugar, mientras ChatGPT es un destino, Gemini es una infraestructura, estará presente más allá de un click. Y en tercer lugar, Gemini ya no quiere ser solo el mejor asistente, sino pretende convertirse en una capa operativa transversal a los servicios más importantes que usamos a diario. En estos pilares está la gran revancha de Google está a punto de desatar.























