12 Marzo 2006
EL DOLOR DE UN PADRE. César Soto contó que le pidió a Lebbos que lo dejara ver a la hija de cinco años que tiene con Paulina.
César Soto, novio de Paulina Lebbos, denunció ayer que Alberto Lebbos, el padre de la joven desaparecida, lo agredió físicamente después de una larga discusión. El episodio ocurrió cerca de las 21, en el bar donde trabaja Soto, en la zona de Santa Fe y Maipú.
"Alberto me llamó a la tarde para que habláramos y le dije que fuera a mi casa, pero nunca llegó. Entonces me fui a trabajar, y después de un rato él fue al bar a buscarme. Los dos nos subimos a su auto y comenzamos a charlar. Entre otras cosas, me dijo que no llamara por teléfono a la casa de Paulina porque, según él, le hacía mal a la nena. Entonces le pregunté por qué no me dejaba verla, si era mi hija, y me pegó una trompada en la cara. No dejaba de insultarme, y un compañero de trabajo me sacó de su auto. Al final me dijo gritando que me iba a matar, por lo que fui a la Brigada a hacer la denuncia", explicó Soto, padre de la hija de Paulina.
Por su parte, Lebbos minimizó el episodio y desmintió la versión de Soto. "Lo que pasó es que le pedí a Soto que no fuera a mi casa, porque eso le genera mucha ansiedad a la chiquita; a ella le decimos que su mamá está estudiando. Le dije que si quería tener noticias de ella me llamara por teléfono. Pero parece que lo tomó mal", afirmó.
Según los compañeros de trabajo de Soto, Lebbos se mostró agresivo desde el primer momento. "Cuando llegó al bar estaba alterado. Lo llamó a César y se pusieron a hablar. De pronto vi que estaban forcejeando dentro del auto y me acerqué para ver qué pasaba. Entonces vi cuando Lebbos le pegaba a César una trompada en la cara y le decía que si se acercaba a su casa lo iba a matar", comentó Matías, empleado del mismo bar.
La Policía informó que tanto Soto como Lebbos hicieron sus correspondientes denuncias. Pero como se mantiene vigente el secreto de sumario decretado por el fiscal Alejandro Noguera no se proporcionaron más datos.
"Alberto me llamó a la tarde para que habláramos y le dije que fuera a mi casa, pero nunca llegó. Entonces me fui a trabajar, y después de un rato él fue al bar a buscarme. Los dos nos subimos a su auto y comenzamos a charlar. Entre otras cosas, me dijo que no llamara por teléfono a la casa de Paulina porque, según él, le hacía mal a la nena. Entonces le pregunté por qué no me dejaba verla, si era mi hija, y me pegó una trompada en la cara. No dejaba de insultarme, y un compañero de trabajo me sacó de su auto. Al final me dijo gritando que me iba a matar, por lo que fui a la Brigada a hacer la denuncia", explicó Soto, padre de la hija de Paulina.
Por su parte, Lebbos minimizó el episodio y desmintió la versión de Soto. "Lo que pasó es que le pedí a Soto que no fuera a mi casa, porque eso le genera mucha ansiedad a la chiquita; a ella le decimos que su mamá está estudiando. Le dije que si quería tener noticias de ella me llamara por teléfono. Pero parece que lo tomó mal", afirmó.
Según los compañeros de trabajo de Soto, Lebbos se mostró agresivo desde el primer momento. "Cuando llegó al bar estaba alterado. Lo llamó a César y se pusieron a hablar. De pronto vi que estaban forcejeando dentro del auto y me acerqué para ver qué pasaba. Entonces vi cuando Lebbos le pegaba a César una trompada en la cara y le decía que si se acercaba a su casa lo iba a matar", comentó Matías, empleado del mismo bar.
La Policía informó que tanto Soto como Lebbos hicieron sus correspondientes denuncias. Pero como se mantiene vigente el secreto de sumario decretado por el fiscal Alejandro Noguera no se proporcionaron más datos.