Por Daniel Fernández
23 Noviembre 2006
LOCURA. Black Eyed Peas fue la sensación del festival. GENTILEZA PERSONAL FEST 06
“Así es la vida de los festivales... y del festivalero”. Juana Molina tomaba con humor e ironía la situación de ofrecer su recital en uno de los cuatros escenarios montados en el Personal Fest 06, mientras de fondo se escuchaba a Ian Brown, ex The Stone Roses, en el campo principal quien contaba con equipos de sonido de mayor potencia. “Se escucha en el fondo”, preguntaba. “Hay que tocar heavy metal, loco”. Capítulo aparte para esta mujer. Sola, solita, solísima subió al escenario. Con su guitarra acústica, una consola de sonido, un sintetizador, un teclado y cuatro pedales con dilay para dar un gran recital. En vivo, sin pausa, grababa sus propios coros, bajos y percusiones que entusiasmaron a la gente. ¿Cuántos cerebros tiene? Sencillamente, ¡Espectacular!
Resultó más que interesante la experiencia de asistir a este tipo de festivales, donde se puede ver una gran variedad de artistas nacionales e internacionales que hacen rock, pop, tecno, dance, funk y ska, entre otros géneros.
No hubo venta de alcohol. Pudieron entrar los menores de edad y hasta hubo familias enteras viendo los shows. Para el público local el festival fue un combo musical. Sólo que aquí por un peso más no se llevaba el doble de papas fritas. Sí había una promoción para asistir a los dos días y ver en acción a los 40 artistas invitados.
Aconsejaban ir con ropa cómoda para una larga jornada. Dicen que no es lo mismo los dolores de pierna, que las piernas de Dolores. Y es cierto, porque el predio del Club Ciudad de Buenos Aires es enorme. Y, en una jornada visitar los cuatro escenarios, esquivando 28.000 personas, durante más de siete horas, para ver los 20 recitales previstos es como una peregrinación a Luján. Después hay que guardar fuerzas para volver a casa, caminando, ya que es imposible tomar un taxi o un colectivo.
Para los músicos es una apuesta jugada. Los menos conocidos tuvieron poco tiempo para captar a un público que está mirando el reloj para no perderse a los números más fuertes. Sólo sus fans les hicieron el aguante hasta el final.
Algunos, como The Rasmus, pasaron de estar tocando ante 5.000 personas a menos de la mitad cuando, incluidos fotógrafos y periodistas, se marcharon para ver el show de Black Eyed Peas y la convocante Fergie, que enloqueció al público adolescente.
Lo destacable del festival: el mejor ska de la mano de Madness que calentó la noche helada del viernes; Árbol y el último recital junto a Eduardo Schmidt; la emoción de ver al grupo sensación del momento: Black Eyed Peas; y The New Order que, al final, cuando comenzó con sus clásicos temas tecnos, nadie pudo parar de bailar. Ni siquiera los de seguridad.
Resultó más que interesante la experiencia de asistir a este tipo de festivales, donde se puede ver una gran variedad de artistas nacionales e internacionales que hacen rock, pop, tecno, dance, funk y ska, entre otros géneros.
No hubo venta de alcohol. Pudieron entrar los menores de edad y hasta hubo familias enteras viendo los shows. Para el público local el festival fue un combo musical. Sólo que aquí por un peso más no se llevaba el doble de papas fritas. Sí había una promoción para asistir a los dos días y ver en acción a los 40 artistas invitados.
Aconsejaban ir con ropa cómoda para una larga jornada. Dicen que no es lo mismo los dolores de pierna, que las piernas de Dolores. Y es cierto, porque el predio del Club Ciudad de Buenos Aires es enorme. Y, en una jornada visitar los cuatro escenarios, esquivando 28.000 personas, durante más de siete horas, para ver los 20 recitales previstos es como una peregrinación a Luján. Después hay que guardar fuerzas para volver a casa, caminando, ya que es imposible tomar un taxi o un colectivo.
Para los músicos es una apuesta jugada. Los menos conocidos tuvieron poco tiempo para captar a un público que está mirando el reloj para no perderse a los números más fuertes. Sólo sus fans les hicieron el aguante hasta el final.
Algunos, como The Rasmus, pasaron de estar tocando ante 5.000 personas a menos de la mitad cuando, incluidos fotógrafos y periodistas, se marcharon para ver el show de Black Eyed Peas y la convocante Fergie, que enloqueció al público adolescente.
Lo destacable del festival: el mejor ska de la mano de Madness que calentó la noche helada del viernes; Árbol y el último recital junto a Eduardo Schmidt; la emoción de ver al grupo sensación del momento: Black Eyed Peas; y The New Order que, al final, cuando comenzó con sus clásicos temas tecnos, nadie pudo parar de bailar. Ni siquiera los de seguridad.