"Lo que debemos conseguir es una ciudad compartida"

Ana María Falú destaca que recluirse en los countries no soluciona el grave problema de la inseguridad, sino que lo acrecienta. "Los muros de los barrios privados son las cicatrices de una ciudad". Recursos humanos al servicio de todos.

LA DEFENSORA. Ana María Falú bregó siempre por el derecho de las mujeres de tener una ciudad más segura. LA DEFENSORA. Ana María Falú bregó siempre por el derecho de las mujeres de tener una ciudad más segura.
08 Junio 2012

"En los estudios urbanos la mujer no es tomada como sujeto de derecho a la ciudad. Se planifica sobre la base de conceptos neutros, como si todos fuéramos iguales. Las mujeres quedan diluidas en la categoría 'familia'. Y no es lo mismo, en ninguna ciudad, ser mujer que ser varón".

Contundentemente apasionada suena la voz de la doctora Ana María Falú, arquitecta, docente, tucumana. "Soy un orgulloso producto de la educación pública, de la UNT; egresé de la Escuela Sarmiento, y después, de la Facultad de Arquitectura", dice. No cuenta que debió exiliarse durante la dictadura ni que hizo su doctorado en Holanda; ni que fue durante años funcionaria de Unifem (Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer), ni que anduvo de aquí para allá en su defensa de los derechos que tienen todos -especialmente las mujeres- a vivir en ciudades seguras.

"La violencia siempre existió. Pero hoy somos conscientes de que las mujeres sufren violencia por el hecho mismo de ser mujeres. A un varón lo asaltan, le pegan... Pero a las mujeres, además, las violan. Por eso, al pensar las ciudades hay que superar la mirada androcéntrica; pensar que las mujeres tienen derecho a usar la ciudad a la hora que se les antoje. Que no se vean obligadas a recorrer territorios inhóspitos en horarios que se vuelven inhóspitos".

- ¿Esto significa enfrentarse con los varones?

- ¡Para nada! La mirada de género no es una cuestión de sexos. Es una cuestión de ideas, de modos de ver la realidad. La ciudad no es un objeto estático; es un categoría social en construcción. Y los distintos sujetos la perciben de modos diferentes. Una ciudad realmente funciona cuando sus habitantes se apropian de ella, y para eso es indispensable que quienes planifican tengan en cuenta cómo se representan la ciudad todos sus habitantes.

Publicidad

- ¿Cómo es eso?

- Lo habitual, cuando se planifica, es hacer análisis económicos o sociales. Pero no suelen tenerse en cuenta las relaciones de poder, los contextos históricos, la riqueza simbólica... Varones y mujeres usan la ciudad de manera diferente; la transitan de modos variados; se enmarcan en distintas relaciones de producción. Una de las variables que preocupan en América Latina es la inseguridad. Lo paradójico es que en los dos países con menores índices de criminalidad, la Argentina y Chile, la sensación de inseguridad es mayor que en el resto. Y se cae en la superficialidad del estereotipo: la culpa es de la pobreza. Otra paradoja: los números del PNUD indican que la pobreza en nuestro país ha disminuido, pero la sensación de inseguridad aumenta...

Publicidad

- ¿Por qué?

- No tengo muchas respuestas; más bien, un montón de preguntas, y la conciencia de que esas preguntas deben llevarnos, sí o sí, a pensar, pensar y pensar. Porque está claro que recluirse en countries no soluciona el problema; es más, pienso que lo recrudece. Además están los medios: tiene la obligación de transferir la noticia veraz y contextualizada, y sería interesante que dejaran de priorizar los bienes por sobre las personas. Hay una construcción histórico-ideológica del miedo.

- Vamos por partes. ¿Cómo es eso de los countries?

- Uno de los rasgos de las ciudades actuales es su enorme extensión, que siempre va de la mano de la fragmentación. Las distancias sociales se expresan en el territorio, y cada sector social vive una ciudad diferente. Podríamos pensarlo como una proporción: la fragmentación urbana es a la violencia lo que la integración urbana es a la integración social. Las brechas entre ricos y pobres son inmensas, y se ven en el trazado urbano. Los muros de los countries, como los canales a la vera de los cuales crecen las villas, son cicatrices (con el agravante de que en los countries se produce un apropiamiento privado del espacio público: la calle). Para que las ciudades sean realmente un derecho de todos hay que zurcir esas roturas, que pueden ser tangibles, pero también simbólicas. Lo que hay que lograr es una ciudad compartida.

- ¿Y lo del miedo?

- No hay que olvidar que la violencia siempre está maximizada por el temor. Y el temor forma parte de un círculo vicioso: las mujeres (y los chicos), por miedo, abandonan los espacios públicos. Ese vacío genera mayores posibilidades de violencia y, en consecuencia, más vaciamiento. La planificación urbana debe ocuparse de poner recursos humanos, económicos y simbólicos que permitan un reapropiamiento del espacio público. Y en este sentido hay que priorizar al que menos tiene. Y menos implica no solo falta de dinero, sino conciencia de sus derechos, chances de hacerlos valer, etc. El espacio público ocupado es un espacio seguro. Pero que quede claro: lo que necesitamos no son espacios esterilizados (como lo son, de alguna manera, los countries), sino una política que permita consolidar los espacios blandos, zurcir las brechas y generar nuevas centralidades. En otras palabras: aplicar recursos humanos, económicos, culturales y simbólicos a que se pueda vivir en la ciudad con confianza.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios