28 Octubre 2012
BUENOS AIRES.- El "Pelado" sabe lo que se juega. En el Monumental tendrá la oportunidad de grabar su nombre en el corazón del hincha de Boca, para siempre. Resistido por la pólvora mojada que empapa sus botines y su cabeza desde su polémico desembarco en el "xeneize" a principios de año, Santiago Silva sueña con revertir esa tendencia negativa hoy en Núñez.
Porque está claro que para un club tan proclive a la épica como es Boca, los héroes son imprescindibles. Y aquellos goleadores que hicieron sufrir a River tienen un lugar de privilegio en el Olimpo. Desde el agónico nucazo de Hugo Guerra en 1996, hasta el inesperado doblete del "Chelo" Delgado en 2002, y desde el mítico gol con "muletas" de Martín Palermo en el inicio del siglo, hasta el cabezazo decisivo de Lucas Viatri en 2008, por citar sólo ejemplos.
Ahora, en su primer superclásico oficial, Silva también quiere poner su sello. El uruguayo sabe lo que es hacerle daño al "millo": con la camiseta de Banfield y Vélez le metió cuatro goles en tres partidos, y siempre hubo victoria para su equipo.
"He jugado muchos clásicos, pero como éste ninguno. Ya en lo previo es todo diferente y espero que mi debut sea importante", dijo el delantero de 31 años, quien también fue tentado por River, pero prefirió a Boca en su regreso de sede Italia.
Y Silva está ante una gran oportunidad: sus cuatro goles en nueve partidos del Inicial, después de una participación poco destacada con la azul y oro en la Libertadores, son una marca pobre para alguien que vive del gol.
Esta sequía, sumada a sus excesos temperamentales -a menudo luce más preocupado por pelear con los rivales que por sumarse al circuito ofensivo de su equipo- han ido minando la paciencia de los hinchas boquenses, quienes además no ven con buenos ojos el "doble nueve" que el "Pelado" encarna con Viatri y que Julio Falcioni se empecina en mantener contra toda la evidencia de ineficacia en contrario.
El atacante es consciente de que está en deuda. "El momento no es bueno en general. Yo trato de convertir, pero no se dan las opciones", argumentó en la previa del partido más esperado. "Sabemos que no venimos bien, pero hay que mentalizarse. Estos partidos no se miden por cómo llega cada uno, son clásicos y los clásicos hay que ganarlos", agregó, a tono con la onda.
Cuando Rolando Schiavi fue consultado sobre cómo se imaginaba a las seis de la tarde de este domingo, dijo que "festejando con Silva". De ser así, y si los tres puntos viajan a La Ribera gracias a la cuota goleadora del nueve, su llegada a Boca habrá cobrado sentido definitivo.
Porque está claro que para un club tan proclive a la épica como es Boca, los héroes son imprescindibles. Y aquellos goleadores que hicieron sufrir a River tienen un lugar de privilegio en el Olimpo. Desde el agónico nucazo de Hugo Guerra en 1996, hasta el inesperado doblete del "Chelo" Delgado en 2002, y desde el mítico gol con "muletas" de Martín Palermo en el inicio del siglo, hasta el cabezazo decisivo de Lucas Viatri en 2008, por citar sólo ejemplos.
Ahora, en su primer superclásico oficial, Silva también quiere poner su sello. El uruguayo sabe lo que es hacerle daño al "millo": con la camiseta de Banfield y Vélez le metió cuatro goles en tres partidos, y siempre hubo victoria para su equipo.
"He jugado muchos clásicos, pero como éste ninguno. Ya en lo previo es todo diferente y espero que mi debut sea importante", dijo el delantero de 31 años, quien también fue tentado por River, pero prefirió a Boca en su regreso de sede Italia.
Y Silva está ante una gran oportunidad: sus cuatro goles en nueve partidos del Inicial, después de una participación poco destacada con la azul y oro en la Libertadores, son una marca pobre para alguien que vive del gol.
Esta sequía, sumada a sus excesos temperamentales -a menudo luce más preocupado por pelear con los rivales que por sumarse al circuito ofensivo de su equipo- han ido minando la paciencia de los hinchas boquenses, quienes además no ven con buenos ojos el "doble nueve" que el "Pelado" encarna con Viatri y que Julio Falcioni se empecina en mantener contra toda la evidencia de ineficacia en contrario.
El atacante es consciente de que está en deuda. "El momento no es bueno en general. Yo trato de convertir, pero no se dan las opciones", argumentó en la previa del partido más esperado. "Sabemos que no venimos bien, pero hay que mentalizarse. Estos partidos no se miden por cómo llega cada uno, son clásicos y los clásicos hay que ganarlos", agregó, a tono con la onda.
Cuando Rolando Schiavi fue consultado sobre cómo se imaginaba a las seis de la tarde de este domingo, dijo que "festejando con Silva". De ser así, y si los tres puntos viajan a La Ribera gracias a la cuota goleadora del nueve, su llegada a Boca habrá cobrado sentido definitivo.
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