El último "heredero" de Gardel siempre vuelve a Tucumán

Carlos Moreno se presenta hoy a las 22 en Nonino, donde hará su aclamado repertorio de tangos clásicos

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18 Enero 2013
A Carlos Moreno le pusieron ese nombre en homenaje a Carlos Gardel. Nació, como él, un 11 de diciembre. Y a los 76 años, sigue cantado con la misma pasión que los tucumanos aplaudieron durante muchas décadas, sobre todo en su etapa de mayor celebridad de las décadas del 60 y 70, cuando frecuentaba los escenarios de la televisión local. Hoy se presenta en el taller cultural Nonino, de Las Piedras 586, en San MIguel de Tucumán, acompañado por Carlos Podazza en guitarra. Hará un repertorio de tangos clásicos.

"Uno de los que siempre me pidieron es Gólgota. También Carrillón de la Merced, y puedo contar que yo fui el primero que grabó Café la Humedad, de Cacho Castaña, en 1974. Siempre canté muchos tangos del repertorio de Gardel: Volver, Al compás del corazón...-comentó Moreno-.  Un amigo me dice en broma que Gardel, antes de morirse, me pasó la posta".

- ¿Para gustar del tango hay que ser una persona mayor?
- Al tango se lo puede comprender cuando uno ha vivido bastante, y se lo puede cantar cuando uno ha sufrido también. Hay tangos risueños y otros dramáticos, pero todos reflejan cosas de la vida. Había creadores muy talentosos, como Homero Manzi. 

- ¿Cuál es el cantor que usted más admira?
- Gardel. El trazó un camino para que lo transitáramos todos los cantores. Nos enseñó que se debe estudiar para saber vocalizar y practicar la respiración. El aprendió de Sara Bernhardt. Hoy los cantores utilizan mucho el estilo que creó Roberto Rufino. El lo hacía manteniendo el ritmo. Pero después Roberto Goyeneche hizo la forma del “decidor”, con pausa en los tiempos. Ultimamente se está exagerando mucho esto y a veces da la impresión de que al cantante le está faltando aire. Esas esperas no me gustan, porque el tango tiene un ritmo y hay que respetarlo.

- Usted trabajó mucho en Buenos Aires pero siempre vino también a Tucumán.
- Sí, y también a Salta. Pero esta provincia me enamoró especialmente. Hoy puedo disfrutar más todavía porque mi ritmo de trabajo ya no es tan intenso y tengo tiempo de caminar por la ciudad, como hice hoy. Aquí tengo afectos, amigos... Yo soy como los gatos: en donde me acarician, me quedo. LA GACETA ©

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