Por Miguel Eduardo Décima
31 Enero 2013
DE NO CREER. Molina se agarra la cabeza luego del empate de Gimnasia. No puede entender cómo se escapó la victoria.
Uno perdona, el otro revive. El que vuelve a la vida con un segundo aire tiene todo para enterrar a su "salvador", pero no lo hace y termina convirtiéndose en víctima del que había sido su verdugo al inicio. Un enredo total. Así transcurrió la vida de San Martín y Gimnasia y Tiro de Salta en La Ciudadela. Fue una revolución de errores, de oportunidades desperdiciadas. Por eso el duelo se vistió de quermese, porque cuando la cosa parecía decidida, culpa de las desatenciones de la defensa local, el "santo" regresó al cielo y salvó la parada.
Hubo castigo repartido para la defensa antes. El gol de Ianero, un cabezazo sobre el vértice del área chica que se coló en el palo derecho, debió haber sido anticipado por alguien, o bien expulsado por los puños de un Carrera que no se movió de su línea. Mal. El 1-0, casi de improvisto, sonó tanto como un temblor en pleno epicentro. Para colmo, al rato, entrando en la zona del cuarto de hora del cierre del primera acto, Sáez desparramaba a Carrera mientras se relamía y esperaba gritar el 2-0. El palo fue la salvación de San Martín, que reaccionó después de ese gran susto y tomó la riendas.
Tan entonado estuvo, que Vega cobró una gran asistencia de "Ratón" y remató al segundo palo de Mulieri, que nada pudo hacer para evitar el 1-1. Lo que Sáez, con el arco vacío no pudo hacer, "Cebolla" sí. Entonces, la motivación cambió de bando. Y ello quedó en evidencia durante un 90% del complemento, totalmente inclinado para el anfitrión y triunfador del juego durante gran parte de ese lapso, tras el gran disparo a media altura de Malbernat, pegado a la medialuna, que entregó en bandeja el 2-1 para San Martín. Gimnasia parecía decidido a tirar la toalla.
Nada de lo bueno que había hecho en su momento aparecía. La noche venía negra, hasta que otro error de la zaga le dio espacios a Sáez para que vulnerara la defensa de Carrera con caño incluido. Y fue 2 a 2 nomás. Un premio para el puntero y un castigo para el local que sigue perdonando a sus rivales.
Hubo castigo repartido para la defensa antes. El gol de Ianero, un cabezazo sobre el vértice del área chica que se coló en el palo derecho, debió haber sido anticipado por alguien, o bien expulsado por los puños de un Carrera que no se movió de su línea. Mal. El 1-0, casi de improvisto, sonó tanto como un temblor en pleno epicentro. Para colmo, al rato, entrando en la zona del cuarto de hora del cierre del primera acto, Sáez desparramaba a Carrera mientras se relamía y esperaba gritar el 2-0. El palo fue la salvación de San Martín, que reaccionó después de ese gran susto y tomó la riendas.
Tan entonado estuvo, que Vega cobró una gran asistencia de "Ratón" y remató al segundo palo de Mulieri, que nada pudo hacer para evitar el 1-1. Lo que Sáez, con el arco vacío no pudo hacer, "Cebolla" sí. Entonces, la motivación cambió de bando. Y ello quedó en evidencia durante un 90% del complemento, totalmente inclinado para el anfitrión y triunfador del juego durante gran parte de ese lapso, tras el gran disparo a media altura de Malbernat, pegado a la medialuna, que entregó en bandeja el 2-1 para San Martín. Gimnasia parecía decidido a tirar la toalla.
Nada de lo bueno que había hecho en su momento aparecía. La noche venía negra, hasta que otro error de la zaga le dio espacios a Sáez para que vulnerara la defensa de Carrera con caño incluido. Y fue 2 a 2 nomás. Un premio para el puntero y un castigo para el local que sigue perdonando a sus rivales.
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