Por Claudia Nicolini
15 Febrero 2013
Los anticonceptivos van dejando de ser un tabú, pero sigue siendo mucha la desinformación. Una de las cosas que tenés que pensar es que si todas las mujeres son diferentes, no todos los anticonceptivos sirven para todas. No basta, entonces, una charla con amigas, preguntar en la farmacia o bucear en Internet.
"Muchas de las chicas jovencitas que llegan al consultorio están tomando la píldora por decisión propia, o se la recetó el farmacéutico, pero desconocen los riesgos. Y muchas mujeres adultas tampoco tienen claro que el anticonceptivo correcto depende de muchas variables". Fue una de las tantas advertencias que con su tono amigable y llano lanzó en la charla con LA GACETA la ginecóloga Sofía Amenábar, ex jefa de la Unidad de Obstetricia de la Maternidad y ex profesora titular de la cátedra de Obstetricia en la Facultad de Medicina de la UNT.
"Es indispensable la consulta con el médico. Pero, ojo: su rol es informar y aconsejar; jamás debe sesgar la información a partir de su ideología o de sus creencias", advirtió. "Debe explicar con claridad ventajas y desventajas de cada método disponible, y dejar la decisión final en manos de la paciente -añadió-. Y sería mejor poder hablar de 'los' pacientes. La elección debería ser decisión y responsabilidad de la pareja. Es fundamental involucrar a los varones y, entre adolescentes y jóvenes, urge promover la educación para que sean capaces de asumir su sexualidad responsablemente". Aclaró, inmediatamente, desde su enorme experiencia docente: "no bastan charlas masivas de vez en cuando. La vía de información más eficiente son los pares, pero debe ser información confiable; hay que preparar a los chicos para que ellos hablen con sus amigos".
Información y elección
La recomendación de la doctora Amenábar es válida en todas partes. Un estudio publicado en el European Journal of Contraception and Reproductive Care mostró lo importante de la orientación médica para encontrar el método más adecuado a las necesidades de las pacientes. Del estudio participaron casi 19.000 mujeres de entre 15 y 40 años en 11 países europeos; se centró en lo que se conoce como anticonceptivos hormonales combinados. "Son los que combinan estrógenos y progesterona; los encontramos en algunas píldoras, en los parches y en el anillo vaginal", le explicó a LA GACETA Dino Ballerini, ginecólogo y obstetra, vocero en Buenos Aires del estudio, cuyo objetivo era demostrar el impacto de la orientación en la elección del anticonceptivo.
Lo que suele usarse
"Pudimos observar que muchas pacientes llegan al consultorio con la elección tomada y desconocen otras opciones posibles; y que no todos los médicos tienen información suficiente para brindarles", destacó Ballerini. Si bien Argentina no fue parte de la encuesta publicada, explicó, se realizó un relevamiento local con un grupo de médicos. "La píldora fue el más elegido, pero el anillo vaginal estuvo muy cerca", añadió
Según el ginecólogo Armando Pérez de Nucci, en Tucumán las cosas no son tan así y resumió la situación: "los métodos elegidos con mayor frecuencia son los mismos en los dos ámbitos donde trabajo, con poblaciones y culturas muy diversas: el CAPS de un barrio de Banda del Río Salí y el consultorio en pleno centro de la capital: la píldora, el DIU, los inyectables y los preservativos. Lo que se modifica es el 'ranking': en el barrio ganan los inyectables; en el centro, las pastillas. No es tan frecuente el uso de anillos y menos aún el de los intradérmicos. Son igualmente eficientes, pero a Tucumán llegaron muy pocos, la colocación es compleja...", resumió.
Cómo decidir cuál
Amenábar insistió en que el tema debe abordarse caso por caso. "Son muchas las variables que hay que manejar: la edad de la paciente, si fuma o no; si tiene várices o sufre alguna enfermedad hepática, entre otras. En estos dos últimos casos -y si fuma, peor-, no es recomendable usar anovulatorios, por ejemplo. Tampoco si una mujer está lactando", señaló.
Del mismo modo, advirtió que no usaría un DIU en una mujer joven que no ha tenido hijos aún (menos aún con adolescentes), porque, si bien es bajo, existe el riesgo de patologías inflamatorias pelvianas que podrían impedir la maternidad en el futuro.
"En cambio, es el método que recomendaría a una mujer que ya tiene los hijos que quiere tener, pero prefiere no recurrir a una ligadura de trompas -explicó-. Si a pesar de lo bajo del riesgo se produjera algún problema, no atentaría contra los deseos de ser madre".
Las adolescentes
La actividad sexual, se sabe, empieza temprano: "alrededor de los 15", confirmó Amenábar, pero destacó que en general son relaciones esporádicas. "Especialmente con ellas hay que ser muy claras: un anticonceptivo hormonal podrá impedir un embarazo no deseado, pero no la protege de enfermedades de transmisión sexual. Deben saber que si han decidido mantener relaciones, el preservativo está fuera de discusión. Lo que hay que establecer, una vez más según el caso, es si hay que complementarlo con hormonas", advirtió.
Lamentablemente, señaló también, no existe la cultura de hacerse un análisis de VIH regularmente. "Las chicas suelen argumentar que no usan preservativo porque tienen pareja estable... hace dos años. Pero no saben, porque ellos también suelen ignorarlo, si su novio no está infectado de relaciones anteriores. Es importantísimo que no cedan ni a presiones ni a apuros; en esto también las decisiones conjuntas son las mejores", resaltó.
"Muchas de las chicas jovencitas que llegan al consultorio están tomando la píldora por decisión propia, o se la recetó el farmacéutico, pero desconocen los riesgos. Y muchas mujeres adultas tampoco tienen claro que el anticonceptivo correcto depende de muchas variables". Fue una de las tantas advertencias que con su tono amigable y llano lanzó en la charla con LA GACETA la ginecóloga Sofía Amenábar, ex jefa de la Unidad de Obstetricia de la Maternidad y ex profesora titular de la cátedra de Obstetricia en la Facultad de Medicina de la UNT.
"Es indispensable la consulta con el médico. Pero, ojo: su rol es informar y aconsejar; jamás debe sesgar la información a partir de su ideología o de sus creencias", advirtió. "Debe explicar con claridad ventajas y desventajas de cada método disponible, y dejar la decisión final en manos de la paciente -añadió-. Y sería mejor poder hablar de 'los' pacientes. La elección debería ser decisión y responsabilidad de la pareja. Es fundamental involucrar a los varones y, entre adolescentes y jóvenes, urge promover la educación para que sean capaces de asumir su sexualidad responsablemente". Aclaró, inmediatamente, desde su enorme experiencia docente: "no bastan charlas masivas de vez en cuando. La vía de información más eficiente son los pares, pero debe ser información confiable; hay que preparar a los chicos para que ellos hablen con sus amigos".
Información y elección
La recomendación de la doctora Amenábar es válida en todas partes. Un estudio publicado en el European Journal of Contraception and Reproductive Care mostró lo importante de la orientación médica para encontrar el método más adecuado a las necesidades de las pacientes. Del estudio participaron casi 19.000 mujeres de entre 15 y 40 años en 11 países europeos; se centró en lo que se conoce como anticonceptivos hormonales combinados. "Son los que combinan estrógenos y progesterona; los encontramos en algunas píldoras, en los parches y en el anillo vaginal", le explicó a LA GACETA Dino Ballerini, ginecólogo y obstetra, vocero en Buenos Aires del estudio, cuyo objetivo era demostrar el impacto de la orientación en la elección del anticonceptivo.
Lo que suele usarse
"Pudimos observar que muchas pacientes llegan al consultorio con la elección tomada y desconocen otras opciones posibles; y que no todos los médicos tienen información suficiente para brindarles", destacó Ballerini. Si bien Argentina no fue parte de la encuesta publicada, explicó, se realizó un relevamiento local con un grupo de médicos. "La píldora fue el más elegido, pero el anillo vaginal estuvo muy cerca", añadió
Según el ginecólogo Armando Pérez de Nucci, en Tucumán las cosas no son tan así y resumió la situación: "los métodos elegidos con mayor frecuencia son los mismos en los dos ámbitos donde trabajo, con poblaciones y culturas muy diversas: el CAPS de un barrio de Banda del Río Salí y el consultorio en pleno centro de la capital: la píldora, el DIU, los inyectables y los preservativos. Lo que se modifica es el 'ranking': en el barrio ganan los inyectables; en el centro, las pastillas. No es tan frecuente el uso de anillos y menos aún el de los intradérmicos. Son igualmente eficientes, pero a Tucumán llegaron muy pocos, la colocación es compleja...", resumió.
Cómo decidir cuál
Amenábar insistió en que el tema debe abordarse caso por caso. "Son muchas las variables que hay que manejar: la edad de la paciente, si fuma o no; si tiene várices o sufre alguna enfermedad hepática, entre otras. En estos dos últimos casos -y si fuma, peor-, no es recomendable usar anovulatorios, por ejemplo. Tampoco si una mujer está lactando", señaló.
Del mismo modo, advirtió que no usaría un DIU en una mujer joven que no ha tenido hijos aún (menos aún con adolescentes), porque, si bien es bajo, existe el riesgo de patologías inflamatorias pelvianas que podrían impedir la maternidad en el futuro.
"En cambio, es el método que recomendaría a una mujer que ya tiene los hijos que quiere tener, pero prefiere no recurrir a una ligadura de trompas -explicó-. Si a pesar de lo bajo del riesgo se produjera algún problema, no atentaría contra los deseos de ser madre".
Las adolescentes
La actividad sexual, se sabe, empieza temprano: "alrededor de los 15", confirmó Amenábar, pero destacó que en general son relaciones esporádicas. "Especialmente con ellas hay que ser muy claras: un anticonceptivo hormonal podrá impedir un embarazo no deseado, pero no la protege de enfermedades de transmisión sexual. Deben saber que si han decidido mantener relaciones, el preservativo está fuera de discusión. Lo que hay que establecer, una vez más según el caso, es si hay que complementarlo con hormonas", advirtió.
Lamentablemente, señaló también, no existe la cultura de hacerse un análisis de VIH regularmente. "Las chicas suelen argumentar que no usan preservativo porque tienen pareja estable... hace dos años. Pero no saben, porque ellos también suelen ignorarlo, si su novio no está infectado de relaciones anteriores. Es importantísimo que no cedan ni a presiones ni a apuros; en esto también las decisiones conjuntas son las mejores", resaltó.