Diplomacia del gatillo versus diplomacia creativa

08 Abril 2013

Carlos Duguech - Analista internacional

El temible aunque dudoso ataque de Corea del Norte a los Estados Unidos (en sus bases cercanas a la península coreana o en su zona continental americana y Corea del Sur) anunciado por el gobierno del dictador Kim Jong-un, requiere ser analizado desde dos ópticas: la naturaleza del acto conforme al derecho internacional y desde las experiencias no muy distantes de las relaciones bilaterales EEUU-Corea del Norte: la diplomacia creativa. Así las cosas, las últimas expresiones del Gobierno norcoreano constituyen una tácita declaración de guerra y está contemplada en el Capítulo VII de la Carta de la ONU ("Amenazas a la paz"). Que ese país haya sido sancionada por la ONU a raíz de su tercera prueba nuclear no fue asunto menor en el pensamiento y accionar Kim Jong-un, joven inexperto que necesita para consolidarse en el poder y que su ejército le acompañe en todo.

De un país pequeño que, sin embargo es el cuarto del mundo con más de un millón de militares activos y cerca de cinco millones en reserva. Se comprende fácilmente la situación de pobreza de gran parte de su población (25 millones). Si bien el Gobierno de Obama negó que fuera una gestión oficial, el viaje del ex presidente Clinton a Pyongyang (2009) y su entrevista exitosa con el líder comunista norcoreano Kim Jong-il fue para pedir la liberación de dos periodistas de EEUU condenadas a 12 años de trabajos forzados por entrada ilegal al país. Gestión exitosa de la diplomacia creativa. También el ex presidente Carter, (gobierno de Clinton), y en medio de una crisis pre-guerra se entrevistó en Pyongyang con Kim Il Sung y logró el compromiso de un congelamiento total del complejo de Yongbyon, procesador de material atómico. Hoy, más que nunca se impone esta diplomacia en reemplazo de la "del gatillo" que, indefectiblemente, llevará a una confrontación de impensadas consecuencias.

Lo ideal sería volver al congelamiento de antes del 2001 cuando Corea del Norte (la de Kim Jong-il, padre del actual líder comunista) a instancias de Bill Clinton acordó suspender su programa nuclear. Está claro que la extorsión nuclear busca desesperadamente apoyo para un acuerdo económico con Corea del Norte, hoy un país muy aislado.

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