El humo tapó al fútbol en la Bombonera

Tras un primer tiempo con goles y situaciones, el complemento fue desprolijo y sin emociones.

AYUDANDO EN LA RECUPERACIÓN. El uruguayo Carlos Sánchez se lleva la pelota, pese al asedio de su compatriota Santiago Silva. El Pelado logró el empate tras una buena combinación ofensiva de Boca. AYUDANDO EN LA RECUPERACIÓN. El uruguayo Carlos Sánchez se lleva la pelota, pese al asedio de su compatriota Santiago Silva. "El Pelado" logró el empate tras una buena combinación ofensiva de Boca.
El gol más rápido en la historia del superclásico condicionó en parte el desarrollo del primer tiempo. El centro milimétrico del uruguayo Sánchez para que Lanzini conecte de cabeza y el balón que terminó en la red boquense en solo 43", dejó el trámite a la medida del contraataque de River.

Sobre el flanco derecho de la línea de volantes auriazul, el visitante encontró espacios para jugar de contra. Cristian Ledesma hacía una correcta lectura del partido y aprovechaba el desajuste posicional de Boca en esa zona para explotar la velocidad de Vangioni e Iturbe y alarmar al fondo xeneize. Pero a sus llegadas les faltó darles buena terminación y por eso no pudo agrandar la diferencia. El equipo de Bianchi aparecía muy distanciado entre líneas y el pelotazo era su método -casi excluyente- de búsqueda ofensiva hasta que Walter Erviti, como ante Corintihians su jugador más lúcido, se asomó al juego y en la única maniobra elaborada del equipo (triangulación con Silva y Pablo Ledesma), el ex Banfield asistió al uruguayo que metió el derechazo para dejar tablas el derby. Se fue el primer tiempo, y sin que los protagonistas hayan encandilado con la calidad de su fútbol, al menos se vieron situaciones de gol (más por el lado "millonario) y un trámite de cierta intensidad. Lo que vino después fue un fiasco: sobre el campo, Boca se atrevió un poco más y sobre el final pudo ganarlo con un derechazo de escalante que tapó Barovero, pero para los dos equipos los arcos empezaron a quedar cada vez más lejos. El doble cambio de Ramón (Iturbe y Ponzio afuera, Mora y Cirigliano a la cancha) no le redituó nada a los de Núñez; del otro lado, Boca se quedaba sin Erviti por una lesión. Y desde las tribunas, las bengalas y los petardos que obligaron al árbitro a interrumpir dos veces el partido, terminaron por completar un escenario anárquico y frustrante.

A River, el empate lo distancia cada vez más de la punta; Boca agranda su peor racha sin ganar. Al final, el humo terminó tapando al fútbol y se llevó otro clásico que no dejará grandes recuerdos.

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