Le hicieron un espacio a la política en medio de los exámenes

La directora de la Escuela y Liceo Vocacional Sarmiento, Manuela "Joyita" Aguirre de Romano, explicó que las alumnas se encontraban en período de exámenes. No obstante, dijo que seguramente algunas participarían con gusto del debate organizado por LA GACETA. No se equivocó.

30 Junio 2013

En el patio del establecimiento, 10 chicas se sentaron para dar su opinión sobre "el voto a los 16 años" (una llegó cuando el fotógrafo del diario ya se había retirado). Además de ir a estudiar para las evaluaciones, la mayoría tenía otras obligaciones previstas. Sin embargo, se engancharon en el debate. La consistencia de sus argumentos evidencia que no se trataba de improvisaciones.

- María de la Paz Díaz Avellaneda (17 años). "Es muy importante reconocer el incentivo a la política. Está llevando a que muchos jóvenes militen, en la oposición o en el oficialismo. Hace unos años eso no existía. Hay mucha gente capacitada para tomar decisiones. Quizás se me complica elegir qué carrera voy a estudiar, pero analizando la situación del país somos capaces de sacar conclusiones de qué es lo bueno y de qué es lo malo".

- Solange Hardoy (17 años). "Me parece bueno que se incluya al adolescente en la vida política. La escuela debería animar a los alumnos a que participen de la política. Nosotros, como escuela, estamos presentes en distintas marchas, con el delantal. Es importante que no se vote por votar, sino que se lo haga con fundamentos. Hay personas de 40 o 50 años que no saben qué tienen que votar; votan porque es obligatorio".

- Mariana Bravo (17 años). "Me opongo totalmente al 'voto a los 16'. Considero que se trata de una estrategia electoral del Gobierno. A esta edad todavía dependemos de nuestros padres; y hasta puedo verme influenciada por mis papás. Sin embargo, sí iría a votar, para vivir esa experiencia. Es lo único que le veo de positivo al proyecto; no obstante, no pondría ningún voto en el sobre".

- Sofía Cattáneo (16 años). "Tucumán es de las provincias más atrasadas en debates políticos, como el tema del aborto. En el resto de las provincias se discute mucho, acá se lo toca con pinzas. Somos, también, de las provincias más religiosas, y su historia está muy marcada por el Proceso. Esa es una de las razones por las cuales aquí se siente tanta aversión a meterse en la política, a querer participar".

- Virginia Ferreyra (17 años). ""Es importante que los adolescentes voten; es decir, que haya una inserción en la política desde antes de los 18 años. Pero no me parecen totalmente transparentes las intenciones del Gobierno. Al ser optativo, es obvio que irán a votar los chicos a los que más le importa la política. Estos son los que están militando, y la gran mayoría lo hace en agrupaciones oficialistas".

- María de la Paz Madariaga (17 años). "Hay un paso que está faltando (en el proyecto del 'voto a los 16'): la Educación Cívica. Cuando a uno le están enseñando -y en especial, cuando se trata de cosas del día a día, de lo que nosotros vivimos y elegimos- surge un interés, unas ganas de querer saber qué es lo que pasa, qué es lo que yo voy a decidir. Ese interés hay que promoverlo, principalmente".

- Rocío Florencia Condorí (17 años). "El 'voto a los 16' es una gran oportunidad para que los jóvenes den cuenta de que también tienen ideales, de que luchan por un cambio; para que rompan con el mito de que el joven no tiene idea de política. Este proyecto es una gran herramienta, para que tomemos consciencia de nuestros derechos en la sociedad, de que somos dueños de nuestro futuro y del cambio".

- Agustina Ganami (17 años). "Que todos los chicos que dicen que es una estrategia política del Gobierno vayan, participen y voten; que no se queden de brazos cruzados. Somos jóvenes y tenemos la posibilidad del cambio en las manos. Hoy, como está el panorama político, no sé qué tanto la mayoría de los jóvenes opina a favor del oficialismo. Todos tenemos la oportunidad de votar; no sé si la mayoría es kirchnerista".

- Ana Lucía Rojas (17 años). "Una vez escuché aquella frase que dice que en la mesa no se habla ni de religión ni de política, porque provoca que uno dispare su posición, y que el otro lance su contraposición, y generalmente se terminan peleando. No me parece. Me gusta que en mi casa se hable de política; para que me nutra, para que me informe. La escuela también me permite formarme políticamente".

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