Olivera está libre, pero no fue desvinculado del caso Lebbos

El propietario de un camping, ubicado en la zona de El Cadillal estuvo 23 días detenido. El fiscal López Ávila consideró que no había riesgo de que entorpeciera la investigación sobre el crimen ocurrido en 2006.

TRÁMITE JUDICIAL. Luis El Gordo Olivera sale de tribunales durante una indagatoria del fiscal López Ávila. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARAOZ (ARCHIVO) TRÁMITE JUDICIAL. Luis "El Gordo" Olivera sale de tribunales durante una indagatoria del fiscal López Ávila. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARAOZ (ARCHIVO)
19 Julio 2013
"Está tranquilo, descansando mucho y en compañía de la familia", dijo Osvaldo Olivera, al comentar sobre el estado de ánimo de su padre Luis Daniel Olivera, quien recuperó la libertad el miércoles a las 23. El dueño de un camping de "El Cadillal" estuvo detenido 23 días, acusado de haber colaborado en el ocultamiento del cuerpo de Paulina Alejandra Lebbos, la joven asesinada a fines de febrero de 2006.

El cese de la detención de Olivera había sido dispuesto el 4 de julio por el fiscal de Instrucción de la IV° Nominación Diego López Ávila. El padre de Paulina, Alberto Lebbos, se opuso a la orden del fiscal, lo que postergó por 10 días la salida de Olivera del calabozo de la comisaría de Los Nogales, donde estuvo alojado.

El hombre no quedó desvinculado de la causa, sino que el fiscal consideró que no había riesgo de que entorpeciera la investigación, ya que se habían realizado los allanamientos, inspecciones judiciales y secuestros suficientes para avanzar en la causa, según consideró López Ávila.

En una reunión
Olivera fue mencionado por tres testigos aportados por Lebbos cuando declaró el 26 de junio. Una de esas personas dijo que en una reunión social, "El Gordo" le había contado que Paulina murió en una casa de El Cadillal que pertenecía a Alberto Kaleñuk, secretario privado del gobernador José Alperovich.

Esa vivienda estaba en el camping en el que vive Olivera. El testigo que lo acusó sostuvo que el hombre había descripto cómo ayudó para ocultar el cuerpo de la víctima en un freezer durante varios días. Paulina fue hallada el 11 de marzo de 2006 al costado de un barranco cercano a la ruta 341, en la localidad de Tapia.

"A mi papá nunca le dijeron 'El Gordo'. Siempre fue un hombre de bien, no queremos que le sigan diciendo así", manifestó Osvaldo Olivera. El apodo surgió luego de las declaraciones de los tres testigos que lo involucraron.

López Ávila había ordenado la aprehensión del sospechoso el mismo día que declararon Lebbos y los tres testigos. Al día siguiente le tomó declaración y, pese a que se había declarado inocente, pidió su detención. La primera noche estuvo alojado en la sede de la Policía Federal, pero como en la fuerza nacional no disponían de espacio, pasó el resto de los días en la comisaría de Los Nogales.

López Ávila había hecho lugar al pedido de los abogados Cergio Morfil y Juan Pablo Nadotti, defensores de Olivera, antes de que comience la feria judicial. Para ello, el acusado ofreció dos fianzas personales de $ 10.000 y una fianza real de $ 150.000. Dos de los hijos de Olivera asumieron la primera, y por la segunda quedó afectada una camioneta.

Pero Lebbos, a través del abogado Emilio Mrad, planteó que el sospechoso podría entorpecer la investigación. La jueza de Feria Mirta Lenis de Vera rechazó el pedido del padre de Paulina, aunque puso como condición a Olivera que además de las cauciones, debía someterse a estrictas reglas de conducta, como no alejarse de su domicilio.

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