Por Fernando Stanich
30 Julio 2013
La que se avecina no es la única elección del año. En realidad, entre las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del 11 de agosto y las generales del 27 de octubre habrá otro comicio que, aunque menos publicitado, también inquieta al alperovichismo: la renovación de la Presidencia de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia.
Entre las grandes preocupaciones del gobernador, José Alperovich, siempre estuvo la necesidad de reposar en una Corte Suprema de Justicia que le garantice comodidad. Porque, a diferencia de Néstor Kirchner, el tucumano nunca pensó en colocar en el máximo tribunal a los juristas más reconocidos. Básicamente, Alperovich se apoyó en nombres de su confianza cada vez que se abrió la ventana del Poder Judicial. Así subieron como por un ascensor Antonio Estofán, Daniel Posse y Claudia Sbdar (la única jurista) para completar el quinteto con los "veteranos" Antonio Gandur y René Mario Goane.
Pese a los intentos, hasta aquí Alperovich no ganó en tranquilidad. Esa es la razón por la cual siempre en Casa de Gobierno se cuelan reproches hacia el papel que cumplen los nuevos miembros de la Corte. En el oficialismo interpretan que Estofán no logró consolidarse nunca como el interlocutor entre la Justicia y la política. Para sostener esa teoría recuerdan algunos reveses alperovichistas en la Justicia, como el engendro del "voto voligoma" en el 2011 de la re-reelección. O, la más reciente, el avance -inconsulto, dicen- que imprimió mediante acordadas al plan piloto para reformar el Código Procesal Penal. Y que ahora, finalmente, debió él mismo desbaratar con otra acordada.
A "Tonio", además, le endilgan una supuesta falta de conducción en el frío Palacio de tribunales. En rigor, el quinteto que conduce los destinos judiciales de la provincia tiene tanta o más internas que el radicalismo, y las buenas relaciones entre sus integrantes duran menos que un amor de verano. En 2011, por ejemplo, Estofán fue reelecto en el cargo con los votos de Goane y de Posse, en tanto que Sbdar y Gandur habían intercambiado gentilezas. Hoy, el ex fiscal de Estado alperovichista mantiene simpatías con Goane y Gandur, mientras que Posse y Sbdar se sonríen mutuamente. Gandur, paralelamente, se cruzó feo en el primer semestre con la madre de Oscar Bercovich, el secretario del gobernador y director de Canal 10, por la presentación de un protocolo para la atención de niños.
En esas arenas movedizas se mueve una Corte Suprema que, por estas horas, hizo llegar al Palacio Gubernamental un SOS gigante. Sbdar, que sueña con suceder a Estofán, debe firmar sentencia en el recurso de amparo que presentó el juez del caso Verón Emilio Herrera Molina. Comparte sala con Gandur y el conjuez Salvador Ruiz. La disyuntiva está en acceder a la pretensión del Gobierno y rechazar -en un hecho inédito- la renuncia del enfermo magistrado o dar la razón a la Cámara en lo Contencioso Administrativo, que declaró la nulidad de ese decreto. Tras el fin de semana y el regreso de Sbdar, ayer en Casa de Gobierno deslizaron que desde el máximo tribunal pidieron al gobernador que alivie de tensiones la Justicia y finalmente acepte la jubilación del camarista. Pero la respuesta oficial no será inminente porque, sencillamente, el oficialismo tiene puesta la cabeza en las PASO.
Con ese grado de ansiedad se preanuncia la renovación de las autoridades de la Corte, a fines de septiembre. Estofán quiere ser reelecto o, en su defecto, que la presidencia no recaiga en manos de la siempre inquieta Sbdar. El voto del zigzagueante Gandur -la salida que escogería Estofán en caso de no hallar consensos para seguir- es todo una incógnita. La postura del alperovichismo ante esta elección, por ahora, también.
Entre las grandes preocupaciones del gobernador, José Alperovich, siempre estuvo la necesidad de reposar en una Corte Suprema de Justicia que le garantice comodidad. Porque, a diferencia de Néstor Kirchner, el tucumano nunca pensó en colocar en el máximo tribunal a los juristas más reconocidos. Básicamente, Alperovich se apoyó en nombres de su confianza cada vez que se abrió la ventana del Poder Judicial. Así subieron como por un ascensor Antonio Estofán, Daniel Posse y Claudia Sbdar (la única jurista) para completar el quinteto con los "veteranos" Antonio Gandur y René Mario Goane.
Pese a los intentos, hasta aquí Alperovich no ganó en tranquilidad. Esa es la razón por la cual siempre en Casa de Gobierno se cuelan reproches hacia el papel que cumplen los nuevos miembros de la Corte. En el oficialismo interpretan que Estofán no logró consolidarse nunca como el interlocutor entre la Justicia y la política. Para sostener esa teoría recuerdan algunos reveses alperovichistas en la Justicia, como el engendro del "voto voligoma" en el 2011 de la re-reelección. O, la más reciente, el avance -inconsulto, dicen- que imprimió mediante acordadas al plan piloto para reformar el Código Procesal Penal. Y que ahora, finalmente, debió él mismo desbaratar con otra acordada.
A "Tonio", además, le endilgan una supuesta falta de conducción en el frío Palacio de tribunales. En rigor, el quinteto que conduce los destinos judiciales de la provincia tiene tanta o más internas que el radicalismo, y las buenas relaciones entre sus integrantes duran menos que un amor de verano. En 2011, por ejemplo, Estofán fue reelecto en el cargo con los votos de Goane y de Posse, en tanto que Sbdar y Gandur habían intercambiado gentilezas. Hoy, el ex fiscal de Estado alperovichista mantiene simpatías con Goane y Gandur, mientras que Posse y Sbdar se sonríen mutuamente. Gandur, paralelamente, se cruzó feo en el primer semestre con la madre de Oscar Bercovich, el secretario del gobernador y director de Canal 10, por la presentación de un protocolo para la atención de niños.
En esas arenas movedizas se mueve una Corte Suprema que, por estas horas, hizo llegar al Palacio Gubernamental un SOS gigante. Sbdar, que sueña con suceder a Estofán, debe firmar sentencia en el recurso de amparo que presentó el juez del caso Verón Emilio Herrera Molina. Comparte sala con Gandur y el conjuez Salvador Ruiz. La disyuntiva está en acceder a la pretensión del Gobierno y rechazar -en un hecho inédito- la renuncia del enfermo magistrado o dar la razón a la Cámara en lo Contencioso Administrativo, que declaró la nulidad de ese decreto. Tras el fin de semana y el regreso de Sbdar, ayer en Casa de Gobierno deslizaron que desde el máximo tribunal pidieron al gobernador que alivie de tensiones la Justicia y finalmente acepte la jubilación del camarista. Pero la respuesta oficial no será inminente porque, sencillamente, el oficialismo tiene puesta la cabeza en las PASO.
Con ese grado de ansiedad se preanuncia la renovación de las autoridades de la Corte, a fines de septiembre. Estofán quiere ser reelecto o, en su defecto, que la presidencia no recaiga en manos de la siempre inquieta Sbdar. El voto del zigzagueante Gandur -la salida que escogería Estofán en caso de no hallar consensos para seguir- es todo una incógnita. La postura del alperovichismo ante esta elección, por ahora, también.