Eduardo Robinson - Economista
Llegó la primera vuelta electoral del año y desde el punto de vista económico las expectativas están focalizadas en los posibles cambios en la política económica. Las PASO marcarán una tendencia en las preferencias del electorado y el interrogante es qué puede suceder en la economía tras los comicios.
En caso de que el gobierno obtenga un resultado adverso, ¿cuál será la hoja de ruta hasta octubre?, ¿y en caso de salir airoso?, ¿cuál será el rumbo de la economía en estos escenarios?
Las respuestas dependen del diagnóstico del que se parte. Si bien la economía no atraviesa una etapa crítica, si presenta desequilibrios que, en caso de no corregirse a tiempo, provocarán serios problemas. Así, la inflación, las tensiones con el tipo de cambio, el financiamiento mediante emisión de moneda, el desabastecimiento energético, la marcada distorsión de precios relativos, la pérdida de competitividad, el incremento de la presión fiscal, un cuadro social complicado pero disimulado con batería asistencialista y un contexto internacional que empezó a ser menos favorable son factores que precisan corrección, más temprano que tarde.
Las primarias coinciden con el fin del segundo trimestre del año donde por efectos de una buena cosecha y el repunte de la industria automotriz, la actividad económica, según estadísticas oficiales, se expandió un 5%. Para el sector privado esa cifra resulta poco creíble, ya que las estimaciones arrojan que llega al 2%. Lo cierto, más allá de los porcentajes, es que la actividad económica repuntó con respecto a igual periodo del año pasado, si bien a tasas muy modestas.
En caso de triunfar, es claro que el gobierno no tendrá suficientes incentivos para modificar el rumbo de la economía. Si como están las cosas alcanza para ganar, no se toca nada. Las disyuntivas surgirán en caso de un revés electoral oficialista.
Caben tres posibilidades acerca del rumbo de la economía: introducir modificaciones menores, seguir sin ningún tipo de retoque o estar dispuesto a recorrer un camino sinuoso.
• ¿Qué modificaciones puede introducir el gobierno para apuntalar las elecciones de octubre? Muy pocas. No quedan demasiadas alternativas. Los cambios que puede introducir en la política económica son los que empezaron a insinuarse. Esto es, mayor tasa de devaluación, que ha sido la característica sobresaliente respecto de los últimos meses; alcanza al 20% anual, porcentaje que se asemeja a la inflación que calculan las empresas. Elevar el mínimo no imponible de ganancias para alentar el consumo, seguir forzando a los bancos a prestar a las empresas a tasas negativas, aumentar la mordaza al mercado de cambios paralelo, estimular los sustitutos al dólar como el Cedin y el Baade, más restricciones a las importaciones, más acuerdos y controles de precios, aumentos y creación de planes asistenciales. Mucho más que estas medidas no cabe esperar. Seguir fogoneando el consumo y emparchando los problemas serán los paisajes en caso de seguir transitando por este camino.
• Seguir en el rumbo que se ha trazado en la política económica En este sentido, se descartan: devaluación significativa (superior al 50%), relajamiento de las restricciones para acceder al dólar, moderación del crecimiento del gasto público, menos intervención en los mercados, disminuir subsidios, abrir las importaciones, reconocer la inflación, bajar las retenciones, financiarse mediante la emisión de bonos en el mercado internacional, disminuir la emisión de moneda.
Por supuesto, seguir por este camino implica que los desequilibrios se profundizarán. El problema es que el tipo de desequilibrios que presenta la macroeconomía y que repercuten en las decisiones empresarias, no se resuelven solos. Por el mero paso del tiempo no se genera un programa antiinflacionario consistente, ni se logra restablecer el abastecimiento energético, ni se evita una mayor deterioro en la balanza de pagos. Por el contrario, si no se perciben avances en la corrección de los desequilibrios, no habrá forma de evitar que las expectativas se alimenten en el convencimiento de que tarde a temprano, las correcciones se tienen que hacer.
• Recorrer un camino sinuoso. Se acepte que, en mayor o menor medida, el esquema económico presenta más amenazas que fortalezas. Esto lleva inexorablemente a que hasta octubre y tras las elecciones de ese mes, independientemente del resultado electoral, el camino por recorrer presentará profundas oscilaciones. No será la carretera tranquila que se recorría entre 2003 y 2007, cuando la inflación se estaba gestando, cuando los precios internacionales subían, cuando se recuperaba el consumo y el nivel de actividad, cuando la devaluación de 2002 todavía servía como camuflaje de competitividad.
Ahora la situación es más complicada. Si sube el gasto, el problema es cómo financiarlo; si se restringen más las importaciones, se deteriora el nivel de actividad en la industria y se alienta la inflación; si se reducen los subsidios, se resta capacidad de consumo; si se devalúa demasiado se acelera la inflación, se deteriora el salario y se puede espiralizar. Entonces vuelve a alentarse la devaluación. Y siguen las disyuntivas: si no se importa energía, se frena la actividad económica, pero si se importa por U$S 13.000 millones, no alcanzan las divisas; si se bajan las retenciones, se desfinancia al fisco, pero si siguen se complica la generación de dólares; si se sube el mínimo no imponible de ganancias, se mejora la capacidad de consumo, pero se deteriora la recaudación, lo que lleva a emitir más moneda.
Este año electoral, ¿será como dijo James Carville, en 1992 en Estados Unidos: "Es la economía, estúpido"?
La expansión fue del 5% en el semestre
El secretario de Finanzas de la Nación, Adrián Cosentino, señaló que la economía creció "casi" un 5% en el primer semestre del año. Este resultado permite proyectar un avance del Producto Bruto Interno (PBI) en el año que obligará en 2014 a pagar alrededor de U$S 2.500 millones correspondientes al cupón atado al crecimiento. "Durante el primer semestre la economía creció casi el 5 por ciento, con buena dinámica en sectores importantes como es el caso de la producción récord en el sector automotor", indicó Cosentino durante un foro de seguros realizado en Buenos Aires.