13 Agosto 2013
El equipo directivo de la Escuela Normal aclaró ayer que las alumnas no mezclaron alcohol con pastillas durante una jornada escolar y explicaron cómo fueron los hechos: "el lunes de la semana pasada un grupo de alumnas (no especificó cuántas) pidió ayuda porque una de ellas estaba adormilada. Llamamos a la emergencia y las chicas contaron que habían tomado pastillas tranquilizantes. Unos días después, otro grupo de alumnas llegó a la escuela en estado de ebriedad. Habían estado tomado fuera de la institución, pero nosotros las recibimos porque no podemos dejarlas afuera. En ambos casos, se llamó a los padres y se está trabajando con el Gabinete Psicopedagógico de la escuela y también con el Servicio de Asistencia Social Escolar (SASE)", detalló Noelí Guerra, rectora de la escuela Normal Juan Bautista Alberdi.
La máxima autoridad de ese establecimiento recibió a LA GACETA en compañía de Patricia Robles, vicerrectora del turno mañana y de Norma Campos, vicerrectora del Nivel Superior.
"Se trata de un hecho aislado, de cosas que pueden suceder en cualquier institución y que nosotros debemos abordar con las herramientas que disponemos para hacerlo. Eso es lo que hicimos y nuestra intervención está siguiendo su curso. Este tipo de hechos se relaciona con el contexto macro y microsocial de los alumnos, de su rebeldía propia de la adolescencia y de múltiples factores personales. Pero eso no quiere decir que la escuela se desentienda, sino todo lo contrario", remarcó Campos.
A pesar de los reiterados intentos por comunicarse, LA GACETA no pudo obtener una opinión de la ministra de Educación, Silvia Rojkés de Temkin, quien había manifestado desconocer esta situación ocurrida en la escuela Normal. "Es lógico que la ministra no esté al tanto, si nosotros la llamáramos por cada problema que tengamos en las escuelas su teléfono estaría siempre saturado", indicó Guerra, quien además aclaró que en ningún momento se pensó en sancionar a las alumnas sino en realizar un abordaje que apunte más a su situación social.
La máxima autoridad de ese establecimiento recibió a LA GACETA en compañía de Patricia Robles, vicerrectora del turno mañana y de Norma Campos, vicerrectora del Nivel Superior.
"Se trata de un hecho aislado, de cosas que pueden suceder en cualquier institución y que nosotros debemos abordar con las herramientas que disponemos para hacerlo. Eso es lo que hicimos y nuestra intervención está siguiendo su curso. Este tipo de hechos se relaciona con el contexto macro y microsocial de los alumnos, de su rebeldía propia de la adolescencia y de múltiples factores personales. Pero eso no quiere decir que la escuela se desentienda, sino todo lo contrario", remarcó Campos.
A pesar de los reiterados intentos por comunicarse, LA GACETA no pudo obtener una opinión de la ministra de Educación, Silvia Rojkés de Temkin, quien había manifestado desconocer esta situación ocurrida en la escuela Normal. "Es lógico que la ministra no esté al tanto, si nosotros la llamáramos por cada problema que tengamos en las escuelas su teléfono estaría siempre saturado", indicó Guerra, quien además aclaró que en ningún momento se pensó en sancionar a las alumnas sino en realizar un abordaje que apunte más a su situación social.