La Nación no quiere más peleas entre oficialistas

Alperovichistas y amayistas coinciden en que la relación entre la Casa de Gobierno y la Intendencia será "fría y tirante" hasta octubre. El jefe municipal festejó su cumpleaños el domingo, y un solo funcionario del PE fue a saludarlo. El gobernador regresó de Israel y ordenó un alto en las disputas del PJ

A CARGO DEL PE. Alperovich, Amado, Rojkés y Jaldo supervisaron obras en una escuela del barrio San Miguel. PRENSA Y DIFUSIóN A CARGO DEL PE. Alperovich, Amado, Rojkés y Jaldo supervisaron obras en una escuela del barrio San Miguel. PRENSA Y DIFUSIóN
27 Agosto 2013

La primera frase lanzada ayer por el gobernador José Alperovich, al regreso de sus vacaciones por Israel -responsabilizó al intendente Domingo Amaya del caos que genera la venta ambulante- fue una muestra más de que la relación con el jefe municipal pasa por el peor momento, luego del domingo 11 de agosto.

Las palabras del mandatario repercutieron en la cabeza del amayismo con la fuerza de un mazazo, según coinciden en este espacio. Porque fue la primera vez que el gobernador responsabilizó de manera directa al jefe municipal sobre un hecho particular de su gestión.

Si bien Amaya no tardó en responderle al titular del PE -dijo que no mandará a reprimir a los comerciantes informales-, en el alperovichismo y en el amayismo aseguran que las palabras de los dos máximos referentes del peronismo local llevan implícita una unívoca interpretación: la relación de ambos mandatarios será fría y tirante hasta el 27 de octubre, y que después de esa fecha en que se celebrarán los comicios generales, la puja por el poder real del peronismo será encarnizada hasta 2015, año en que tendrán lugar las elecciones de gobernador y vice.

Cuentan sus allegados políticos que cuando Alperovich se fue hace 10 días a Israel le quedó dando vueltas en su cabeza la última frase que lanzó -en Canal 10- el concejal amayista Germán Alfaro, quien a modo de balance postelectoral había señalado que con el actual escenario político se le iba a hacer cuesta arriba, al mandatario provincial, buscar un cuarto mandato al frente del PE, previa reforma de la Constitución.

Antes de viajar a Tierra Santa, Alperovich le ordenó a su tropa que no exacerbaran las diferencias que surgieron con el amayismo, luego de la magra elección que realizó el oficialismo en la capital frente al Acuerdo Cívico y Social (ACyS). Puntualmente, el destinatario de ese mensaje había sido el titular de la Caja Popular, Armando Cortalezzi, a quien ese mismo día Amaya lo había instado a que trabaje "y deje de pelearse en la calle". "Cacho, después de octubre contestale lo que quieras", le habría indicado Alperovich al legislador en uso de licencia, cuando las turbinas del avión que lo llevó a Buenos Aires comenzaban a encenderse.

Ayer, Alperovich y Amaya supervisaron obras cada uno por su cuenta. Mientras el gobernador visitó trabajos en una escuela secundaria del barrio San Miguel, el intendente hizo lo propio en el parque 9 de julio, al fiscalizar obras en El Rosedal. Desde un primer momento se especuló con que ambos dirigentes se mostrarían juntos -como siempre ocurre- para enviar un mensaje de unidad. Por lo pronto, esa situación no se dará en las próximas horas, ya que Amaya tiene previsto viajar hoy a Buenos Aires para participar de un encuentro organizado por una fundación. Recién el jueves retornaría a la provincia. Ayer se especuló con la posibilidad de que Amaya tendría también programado mantener un encuentro con el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, a raíz de las reiteradas críticas que desde el alperovichismo se encargaron de hacerle llegar al influyente funcionario de la Casa Rosada.

Sólo los amigos

El domingo por la noche, en una conocida parrillada de calle San Martín al 900, Amaya festejó sus 55 años. Al convite concurrieron sólo los amigos del mandatario municipal. Los legisladores Beatriz Ávila y Alfredo Toscano, y los concejales capitalinos Germán Alfaro, José Franco, Eloy del Pino y Christian Rodríguez fueron los únicos amigos de la política que acudieron a la cita. El mercantil Oscar Cano aclaró que no pudo asistir por encontrarse en Capital Federal. El resto de las mesas fueron ocupadas por familiares y algunos empresarios con los que reforzó lazos de amistad, mientras se desempeñó como secretario de Turismo de la provincia. Entre ellos, el actual presidente del Ente Tucumán Turismo, Bernardo Racedo Aragón. El ex funcionario salteño fue el único alperovichista que decidió saborear el asado que ofreció el jefe municipal.

Bajada de línea

Ayer, antes de partir hacia su habitual recorrida matinal, Alperovich se reunió con sus íntimos colaboradores y les dijo que -según cuentan los propios funcionarios- dejen de lado las diferencias que pudieran tener con el amayismo por lo menos hasta octubre.

El titular del PE les trasladó el mensaje que, a su vez, bajó el Gobierno nacional: la Casa Rosada estará pendiente del resultado electoral que el alperovichismo y el amayismo logren obtener en los comicios del 27 de octubre.

ANALISIS

Confiar y esperar

Juan Pablo Durán - Redacción LA GACETA

Nunca, en los 10 años de gobierno kirchnerista, el gobernador José Alperovich y intendente Domingo Amaya estuvieron tan cerca de dañarse -políticamente- el uno con el otro. Como ocurrió en la guerra fría entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, a las huestes alperovichistas y amayistas las frenó un solo hecho: el temor a la mutua destrucción. Por eso, a los dos espacios de poder dentro del peronismo no les quedó otra opción que aplicar la máxima que inmortalizó Alejandro Dumas en su novela El Conde de Montecristo: confiar y esperar. Confiar en que un sector no traicione al otro en el mediano plazo y esperar hasta el día después de los comicios del domingo 27 de octubre. Porque a partir del lunes 28 ya nada será igual. Las piezas del tablero político comenzarán a moverse. Las tropas del intendente y del gobernador librarán hasta 2015 la más encarnizada de las peleas por la permanencia en el poder. La Legislatura y el Concejo Deliberante de la capital serán los campos donde la refriega cuerpo a cuerpo se profundizará.

Sin embargo, durante los dos meses que restan para la contienda de octubre reinará la armonía y la diplomacia en el oficialismo. Así lo que quiere el gobierno nacional. Instaurar una especie de paz armada hasta la inevitable batalla final.

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