El Papa defendió a inmigrantes y refugiados en su día

Francisco pidió que no sean tratados como peones del ajedrez de la humanidad. Tema clave.

AFECTO. En su discurso del domingo, el Papa recibió un casco firmado por un minero. REUTERS AFECTO. En su discurso del domingo, el Papa recibió un casco firmado por un minero. REUTERS
25 Septiembre 2013
En un mensaje preparado para el Día Mundial de los Inmigrantes y Refugiados (que se celebrará el 19 de enero, según DPA), el papa Francisco pidió ayer a los gobiernos, a las empresas y a la sociedad entera que no traten a las personas que abandonan su tierra en busca de un futuro mejor como a "peones del tablero de ajedrez de la humanidad". El discurso toca el nervio de una discusión que divide a Europa y que está vinculada a la extensión de derechos de los inmigrantes. Además, el jefe de la Iglesia Católica, el argentino Jorge Bergoglio, se pronunció en contra de las inmigraciones forzadas vinculadas a la esclavitud y la trata de personas.

"El desarrollo no se puede reducir solo al crecimiento económico, que muchas veces se alcanza sin pensar en los pobres y los vulnerables. Los migrantes no son figuras en el tablero de ajedrez de la humanidad, sino que son personas con deseos legítimos. Son niños, mujeres y hombres que abandonan o se ven forzados a dejar sus casas por varias razones, que comparten un deseo legítimo de saber y tener más, pero sobre todo de ser más", señaló el Papa en su mensaje.

La inmigración es un tema divisorio en Europa y otras partes del mundo. El Frente Nacional de ultraderecha francés, que impulsa políticas contrarias a la inmigración, se ha visto reforzado en las encuestas. En tanto, la primera ministra negra de Italia, Cecile Kyenge, nacida en África, ha sido objeto de comentarios racistas por parte de la Liga Norte porque apoya la ciudadanía automática para los niños nacidos en Italia de padres inmigrantes.

"Particularmente perturbador son estas situaciones donde la inmigración no sólo es involuntaria, sino que realmente la mueven varias formas de tráfico de seres humanos y esclavismo. Hoy, el trabajo esclavista es la moneda corriente", afirmó Francisco, mostrando nuevamente sus críticas hacia "una cultura de usar y tirar", como lo hizo en pronunciamientos anteriores.

Dirigiéndose al mundo, el Pontífice dijo: "es necesario un cambio de actitud hacia los inmigrantes y refugiados, dejando atrás actitudes defensivas y de miedo, indiferencia y marginalidad"

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