Freno a tratos comerciales e investigaciones médicas

Demócratas y republicanos están lejos de terminar la disputa porque el nuevo sistema de salud es muy resistido

OBAMACARE. Así llaman los republicanos al plan del presidente. REUTERS "OBAMACARE". Así llaman los republicanos al plan del presidente. REUTERS
02 Octubre 2013
WASHINGTON.- La Casa Blanca rechazó una propuesta republicana para reabrir sectores del Gobierno estadounidense. El nuevo rechazo sugiere que el presidente Barack Obama y los republicanos aún están lejos de culminar pronto una disputa sobre financiamiento que ha terminado por involucrar a la reforma de salud impulsada por el mandatario demócrata.

La parálisis que afecta a numerosas agencias del Gobierno ha frenado aspectos que van desde negociaciones comerciales a investigaciones médicas y generó nuevos cuestionamientos sobre la capacidad del Congreso de cumplir con sus tareas más básicas. Y una amenaza aún mayor acecha para las próximas semanas, cuando el Congreso deba elevar el límite de endeudamiento o arriesgarse a que el país caiga en una moratoria de su deuda, lo que podría descarrilar a los mercados globales.

Mientras los republicanos se reunían para considerar su próxima medida, Obama los acusó de tomar como rehén al Gobierno para sabotear la entrada en vigencia de la ley de salud, el programa social estadounidense más ambicioso en cinco décadas. Los republicanos de la Cámara de Representantes consideran la ley de salud, también llamada "Obamacare", como una peligrosa intervención del Estado y han unido fuerzas para debilitarla usando como herramienta de negociación la continuidad del financiamiento para la administración.

Votantes y mercados

Si el cierre del Gobierno representa otra muestra de un Congreso cada vez más ineficiente o una señal de alarmante descomposición del proceso político, será determinado por la reacción de los votantes y por Wall Street.

El mercado pareció tomarse la situación con calma, con los inversores confiando en que se pudiera alcanzar un acuerdo rápidamente. Las acciones estadounidenses subían con el índice S&P 500 avanzando un 0,5 por ciento y el índice Nasdaq Compuesto ganando un 0,8 por ciento. Pero los bonos del Tesoro a corto plazo pagaban las mayores tasas de interés en casi 10 meses. Una semana de cierre de actividades del Gobierno podría desacelerar el crecimiento económico en cerca de 0,3 puntos porcentuales, según Goldman Sachs. El último cierre, ocurrido entre 1995 y 1996, le costó a los contribuyentes 1.400 millones de dólares, según investigadores del Congreso.

La paralización -la cúspide de tres años de Gobierno dividido y de una creciente polarización política- fue liderada por los conservadores del Tea Party, unidos en su oposición a Obama.

Un sondeo de Reuters/Ipsos mostró que cerca de un 25 por ciento de los estadounidenses culparía a los republicanos por el cierre, un 14% responsabilizaría a Obama y un 5% apuntaría a los demócratas en el Congreso, mientras que un 44% dijo que todos eran responsables. (Reuters)

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