Estudia tras las rejas y gana la feria de ciencias

Un trabajo realizado por las internas de la cárcel de Mujeres de Tucumán obtuvo el primer premio de la edición nacional de Feria de Ciencias de Estudiantes en Contexto de Encierro.

MIRANDO HACIA AFUERA. Mariela Nicolasa Arroyo, dirige su vista al patio de los tribunales, desde la ventada de la sala IV de la Cámara Penal. LA GACETA / FOTO DE HECTOR PERALTA MIRANDO HACIA AFUERA. Mariela Nicolasa Arroyo, dirige su vista al patio de los tribunales, desde la ventada de la sala IV de la Cámara Penal. LA GACETA / FOTO DE HECTOR PERALTA
20 Noviembre 2013

Borrar el pasado no es posible, pero sí se puede continuar y cambiar para algo mejor. Así lo entiende Mariela Nicolasa Arroyo, quien está presa desde hace cuatro años cumpliendo una condena por homicidio, y que la última semana de octubre ganó la edición nacional de Feria de Ciencias de Estudiantes en Contexto de Encierro, que se realizó en Mendoza.

Arroyo tiene 31 años y es una de las tres internas de la cárcel de mujeres que está estudiando para terminar el secundario. En agosto, les propusieron que realizaran un trabajo para participar de la feria de ciencias, y eligieron hablar de violencia de género. De su estudio, surgió que el 75% de las 38 mujeres privadas de la libertad, han sido maltratadas, golpeadas y humilladas por su entorno.

Con encuestas

"El trabajo consistió en investigar la violencia de género y detectarla en tiempo y forma para poder prevenirla. Tratamos de concientizar a otras personas que capaz estén viviendo lo mismo y muchas veces no tienen la información necesaria ni conocen la ley", contó Arroyo.

El estudio, llamado "Violencia de Género, una mirada hacia la mujer", se llevó adelante a través de encuestas. "Las mujeres que están detenidas por homicidio sufrieron violencia de género. Particularmente se lo notó más en el entorno familiar. Después hicimos un análisis de barras en una computadora y sacamos los porcentajes. El 75% sufrió violencia psicológica, física, verbal y por último sexual", explicó la estudiante secundaria.

"Pocas internas sabían dónde recurrir. Muchas nos contaron que habían llegado a una comisaría y que no les tomaban la denuncia. Al contrario, muchas veces se les burlaban, les preguntaban 'con qué mano te pegó, con la mano abierta o cerrada'. Muchas fueron discriminadas por sus padres. Se notó la falta de cariño", contó Arroyo.

"Ahora, las chicas saben que tienen lugares adonde pueden recurrir y que una ley las avala. Esto es un testimonio de una persona que sufrió violencia de género y que está cumpliendo condena por eso", reflexionó.

Arroyo no pudo viajar con sus compañeras. Ella cumple una condena de la Sala IV de la Cámara Penal, quien le dio autorización para ir a Mendoza, acompañada por empleadas del Servicio Penitenciario. Las otras alumnas no recibieron el permiso a tiempo de sus respectivas salas (a una de ellas le notificaron que podía viajar tres días después de que había comenzado la feria de ciencias).

"Desde afuera nos miran como detenidas, pero nunca saben que antes de que llegamos a ese circuito teníamos una vida, una familia, y nunca saben el porqué. La cárcel no siempre es un lugar de castigo. Para mí es una oportunidad y estoy aprovechándola. Me estoy demostrando que sí se puede salir y ser mejor", dijo Arroyo.

"El objetivo es que el origen de los presos no sea su destino"

Garantizarles el derecho al acceso a la educación a todas las personas que se encuentran privadas de su libertad. Esa es la razón de ser de la "Modalidad Educativa en Contexto de Encierro", coordinada por el psicólogo Ignacio Ygel, que depende del Ministerio de Educación de la provincia y abarca tanto a las cárceles como a los centros de menores y adicciones.

En el caso del penal de mujeres, hay dos docentes que dictan clases del nivel primario y seis que se dedican a la enseñanza del nivel secundario. "Algunas mujeres prefieren no cursar, pero una amplia mayoría está estudiando", destacó Ygel. El psicólogo también aclaró que las reclusas que no tienen interés en estudiar cuentan con la opción de asistir a talleres de formación profesional.

Respecto a la Feria de Ciencias, en Tucumán se extiende al contexto de encierro desde hace tres años. "Tratamos de garantizar el derecho a la educación a las personas privadas de su libertad y ofrecerles las mismas condiciones educativas que tendrían en las escuelas comunes", explicó Ygel.

En el caso de la reclusa Mariela Nicolasa Arroyo, que ganó en la instancia nacional, viajó a Mendoza en las mismas condiciones que los demás estudiantes. "Lo emocionante de este caso es que pudimos articular con el Poder Judicial y el Ministerio de Seguridad para que ella pueda viajar con todos los chicos de las delegaciones secundarias e ir al mismo hotel. Estuvo acompañada por su custodia, pero la policía estuvo todo el tiempo vestida de civil para evitar que estigmatizaran a la estudiante", agregó el psicólogo.

"Nuestro principal objetivo es tratar de que el origen de cada uno de estos sujetos que se encuentran en la cárcel no sea su destino", sostuvo Ygel. Y destacó que la ministra Silvia Rojkés de Temkin "apoya fuertemente este proceso de inclusión social".

Publicidad
Tamaño texto
Comentarios
Comentarios