11 Diciembre 2013
Una horda arrasó un mayorista en Famaillá
La dos jornadas de saqueos y destrozos en la provincia terminaron anoche de la peor manera: con la brutal represión de la Policía en la plaza Independencia. Durante la tarde noche, y ya con las fuerzas de seguridad en las calles, vecinos de diferentes barrios periféricos continuaron denunciando intentos de ataque de presuntos delincuentes. Video.
ARSENAL EN LA AZOTEA. En la zona de San Juan y avenida América los habitantes también se prepararon para resistir los ataques. Un vecino exhibe sus múltiples armamentos desde la terraza. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO
CONCEPCIÓN.- Un devastado campo de batalla en el que los vencidos lloraban las pérdidas, mientras intentaban poner algo de orden a la destrucción y el caos. Así se asemejaba ayer a la mañana el interior del inmenso galpón de la distribuidora mayorista Emilio Luque de Famaillá.
El local comercial fue saqueado por cientos de moradores de la zona que durante casi cinco horas hostigaron a policías y empleados que resistían el ataque, hasta lograr doblegarlos. Hubo al menos unos 10 policías con lesiones leves. La torrencial lluvia que arreciaba en el lugar no fue impedimento para la arremetida de los saqueadores.
Luego de abrir el portón de acceso, embistiéndolo con una camioneta, la turba ingresó despavorida y se llevó hasta los inodoros de los baños.
“Esto no fue sÓlo obra de gente pobre, sino también de familias ‘de bien’, entre ellas comerciantes del medio e hijos de empleados públicos. Llegaron en autos y camionetas. Cargaron los vehículos al tope y se fueron como si nada”, contó un joven, que se identificó como Antonio, del barrio Elías Pérez.
Los estantes metálicos, de unos ocho metros de altura, quedaron totalmente vacíos. Hasta lograron hacer funcionar una motocargadora para llevársela cargada con alimentos. Algunas pocas mercaderías desperdigadas estaban hundidas en el barro que había generado la lluvia, confundidas con gomeras abandonadas que utilizaron los atacantes contra la Policía.
Los empleados limpiaban con lágrimas en los ojos. “Resistimos lo que pudimos con la policía, hasta que vimos en peligro nuestras vidas. Eran más de 500 personas. Además de llevarse lo que encontraron, destruyeron todo”, se lamentó, angustiado, Carlos Ledesma, gerente de la sucursal. “A los policías, alrededor de 50, se les acabaron las municiones de goma. Entonces advertimos que no había nada que hacer”, añadió.
Cinco horas resistiendo
La historia de despojo y destrucción se inició a las 16. A esa hora comenzaron a agolparse en las inmediaciones de la estación de servicio ubicada en el acceso sur de la ciudad, a la par de la distribuidora Luque, vecinos de los barrios Elías Pérez, De María y Baviera, contaron lugareños.
Con el paso de las horas el número fue creciendo. Eran las 20 cuando un infortunado camionero, que transportaba carne vacuna faenada, pasaba por la zona en conflicto. Lo pararon y en cuestión de minutos lo despojaron de toda su carga. “Había mujeres que arrastraban piernas, otros hombres que cargaban al hombro costillares y hasta las patas del animal. Iban contentos por la orilla de la ruta”, relató María Beatriz Gómez, una vecina.
Después llegó la Policía.
Los efectivos se replegaron hasta el supermercado al ser atacados a pedradas por los vecinos.
“También nos alejamos de la estación de servicio, que tenía bastante combustible, para evitar riesgos de explosión”, comentó el comisario mayor Guido Salas, jefe de la Regional Oeste. “Estuvimos casi cinco horas resistiendo. Nos atacaban con gomeras y otros objetos desde dos sectores. Fue una batalla campal que pudo haber tenido un final peor si seguíamos sin ceder”, advirtió. “Con algunos funcionarios de la intendencia intentamos frenar la locura, pero no se pudo”, aseguró. Reconoció que algunos saqueadores se movilizaron en autos y camionetas. En el caso interviene la fiscal Mónica García de Targa, de la Fiscalía de la Ia Nominación del Centro Judicial de Monteros.
La funcionaria ordenó medidas periciales y otras para dar con los principales autores del hecho.
Queja de los Orellana
Los “Mellizos” Enrique y José Orellana, el primero intendente y el segundo legislador, aseguraron que el saqueo que sufrió el mayorista Emilio Luque de esa ciudad, fue “muy lamentable” y producto “de una situación que se generalizó a partir de lo sucedido en Córdoba”.
“Hicimos todo el esfuerzo para recuperar el orden y la tranquilidad en este municipio. Gente nuestra, junto con la policía, estuvo intentando frenar lo que finalmente ocurrió. Fue un desborde incontenible”, apuntaron.
Enrique dijo que los comerciantes se quejaron porque el gobierno provincial no respondió al pedido de gendarmes, para reforzar a la policía. “A la seguridad se la concentró en la capital y se descuidó al interior. Nuestra gente de tránsito y otras reparticiones están colaborando en la custodia de los negocios del centro”, concluyó el jefe comunal. (C)
El local comercial fue saqueado por cientos de moradores de la zona que durante casi cinco horas hostigaron a policías y empleados que resistían el ataque, hasta lograr doblegarlos. Hubo al menos unos 10 policías con lesiones leves. La torrencial lluvia que arreciaba en el lugar no fue impedimento para la arremetida de los saqueadores.
Luego de abrir el portón de acceso, embistiéndolo con una camioneta, la turba ingresó despavorida y se llevó hasta los inodoros de los baños.
“Esto no fue sÓlo obra de gente pobre, sino también de familias ‘de bien’, entre ellas comerciantes del medio e hijos de empleados públicos. Llegaron en autos y camionetas. Cargaron los vehículos al tope y se fueron como si nada”, contó un joven, que se identificó como Antonio, del barrio Elías Pérez.
Los estantes metálicos, de unos ocho metros de altura, quedaron totalmente vacíos. Hasta lograron hacer funcionar una motocargadora para llevársela cargada con alimentos. Algunas pocas mercaderías desperdigadas estaban hundidas en el barro que había generado la lluvia, confundidas con gomeras abandonadas que utilizaron los atacantes contra la Policía.
Los empleados limpiaban con lágrimas en los ojos. “Resistimos lo que pudimos con la policía, hasta que vimos en peligro nuestras vidas. Eran más de 500 personas. Además de llevarse lo que encontraron, destruyeron todo”, se lamentó, angustiado, Carlos Ledesma, gerente de la sucursal. “A los policías, alrededor de 50, se les acabaron las municiones de goma. Entonces advertimos que no había nada que hacer”, añadió.
Cinco horas resistiendo
La historia de despojo y destrucción se inició a las 16. A esa hora comenzaron a agolparse en las inmediaciones de la estación de servicio ubicada en el acceso sur de la ciudad, a la par de la distribuidora Luque, vecinos de los barrios Elías Pérez, De María y Baviera, contaron lugareños.
Con el paso de las horas el número fue creciendo. Eran las 20 cuando un infortunado camionero, que transportaba carne vacuna faenada, pasaba por la zona en conflicto. Lo pararon y en cuestión de minutos lo despojaron de toda su carga. “Había mujeres que arrastraban piernas, otros hombres que cargaban al hombro costillares y hasta las patas del animal. Iban contentos por la orilla de la ruta”, relató María Beatriz Gómez, una vecina.
Después llegó la Policía.
Los efectivos se replegaron hasta el supermercado al ser atacados a pedradas por los vecinos.
“También nos alejamos de la estación de servicio, que tenía bastante combustible, para evitar riesgos de explosión”, comentó el comisario mayor Guido Salas, jefe de la Regional Oeste. “Estuvimos casi cinco horas resistiendo. Nos atacaban con gomeras y otros objetos desde dos sectores. Fue una batalla campal que pudo haber tenido un final peor si seguíamos sin ceder”, advirtió. “Con algunos funcionarios de la intendencia intentamos frenar la locura, pero no se pudo”, aseguró. Reconoció que algunos saqueadores se movilizaron en autos y camionetas. En el caso interviene la fiscal Mónica García de Targa, de la Fiscalía de la Ia Nominación del Centro Judicial de Monteros.
La funcionaria ordenó medidas periciales y otras para dar con los principales autores del hecho.
Queja de los Orellana
Los “Mellizos” Enrique y José Orellana, el primero intendente y el segundo legislador, aseguraron que el saqueo que sufrió el mayorista Emilio Luque de esa ciudad, fue “muy lamentable” y producto “de una situación que se generalizó a partir de lo sucedido en Córdoba”.
“Hicimos todo el esfuerzo para recuperar el orden y la tranquilidad en este municipio. Gente nuestra, junto con la policía, estuvo intentando frenar lo que finalmente ocurrió. Fue un desborde incontenible”, apuntaron.
Enrique dijo que los comerciantes se quejaron porque el gobierno provincial no respondió al pedido de gendarmes, para reforzar a la policía. “A la seguridad se la concentró en la capital y se descuidó al interior. Nuestra gente de tránsito y otras reparticiones están colaborando en la custodia de los negocios del centro”, concluyó el jefe comunal. (C)