Volver de las vacaciones con la piel bronceada sigue siendo el sueño de la mayoría de los jóvenes - y de los no tan jóvenes- sin distinción de sexo. Es que aún prevalece la idea de que estar tostado es un detalle “chic” y distinguido. ¡Nada más falaz y perjudicial! En estos tiempos de recalentamiento global y de alta radiación ultravioleta la gente debería seguir los consejos médicos para tener la piel y el cuerpo sanos. Sin embargo, pareciera que es más importante vender una imagen social que cuidar la salud. De lo contrario no se entiende porqué muchos hacen caso omiso a la advertencia de los especialistas.
“Para disfrutar del bienestar psicofísico que brinda el sol, nuestra relación con él debe ser medida e inteligente, tomando siempre recaudos para que sus malos efectos no causen daño: no exponerse jamás de 10 a 17 y usar siempre un protector solar con factores que atenúen el efecto de los rayos ultravioletas y que sea indicado por el especialista para cada tipo de piel”, enfatizó la doctora María Inés Garlatti, profesora adjunta de la cátedra de Dertamología de la Facultad de Medicina de la UNT.
El daño es irreversible
Es imperioso cumplir a rajatabla con tal recomendación para evitar enrojecimiento, manchas, erupciones, quemaduras y el cáncer de piel, especialmente el melanoma, el tipo más agresivo y peligroso. Además, el daño del sol en la piel es acumulativo: no desaparece con los años y favorece el envejecimiento prematuro.
Entonces ¡a tomar conciencia y a respetar al rey Febo! “porque el tostado de la piel -cuando se la expone al sol- no es otra cosa que su capacidad para defenderse de la agresión que le provocan los rayos ultravioleta”, machacó una vez más la docente de la UNT.
Y la mejor manera de proteger la dermis es erradicando la obsesión de vivir bronceados -cueste lo cueste- cayendo en el error de creer que lucir una piel tostada es sinónimo del “charme francés” de Cocó Chanel en los años 20, y el pasaporte para ser mejor visto y más aceptado en ciertos círculos sociales.
No es un deporte
La doctora Ana Beatriz de Pablo, dermatóloga que en noviembre último coordinó en el país la Campaña Nacional contra el Cáncer de Piel, también mostró preocupación por la forma irresponsable en que la gente toma sol. Y fue contundente en sus conceptos. “Una cosa es protegerse de los rayos ultravioletas A y B (UVA y UVB) respetando horarios, usando ropa adecuada y buenos productos mientras se permanece a la intemperie para realizar algún trabajo imperioso, y otra es exponerse al sol con la sola finalidad de estar tostado, como si fuera una actividad en sí misma, un deporte más... Y no es así”, se lamentó.
Están informados, pero...
De Pablo reconoció que gran parte de la población está muy informada sobre cómo cuidarse, qué productos usar y la hora adecuada para salir a tomar sol. Pero le preocupa el hecho de que la gente crea que cumpliendo con dichas pautas pueda exponerse incluso más tiempo. “¡Se equivocan! La protección tiene sentido cuando la exposición al sol no se puede evitar -durante la recreación, alguna actividad física u otros trabajos que obligadamente sea necesario realizar al aire libre, pero jamás para exponerse ex profeso a los rayos perjudiciales del sol”, sentenció.
“Tirarse a tomar sol es un concepto erróneo, un hábito que atenta contra la salud, ya que el bronceado que provoca no es para nada saludable: es piel dañada por la exposición a los rayos solares. El oscurecimiento de la piel se debe a un pigmento que aparece cuando la célula se defiende del daño solar”, subrayó De Pablo.
Garlatti y De Pablo coincidieron en que antes de los 18 años se logra el 80 % de la exposición a los rayos solares que tendremos toda la vida. Por eso es importante que los padres tomen ciertos recaudos antes de sacar a los chicos al aire libre, como aplicarles filtro solar con factores de protección mayor de 45.
¡No te olvidés jamás del protector solar!
Respetá este consejo médico.- Si te resistís a privarte del sol, hacelo al menos en las horas menos nocivas: de 7 a 10 y de 17 o 18 en adelante. Nunca entre las 10 y las 17.
Usá protector solar.- Media hora antes de salir al sol aplicate el protector que te recomendó tu dermatólogo en forma pareja en todas las zonas expuestas, inclusive en los días nublados porque los rayos ultravioletas dañan igual la piel.
Si trabajás al aire libre.-Usá siempre protector solar resistente a la transpiración en las zonas expuestas .
¡Cuidado con la deshidratación!.- Tomá mucho líquido (preferentemente agua y jugo de frutas naturales). Los días de intenso calor el cuerpo pierde mucho líquido y éste arrastra vitaminas y minerales. La hidratación es vital.
En las montañas.- Si practicás deportes en la montaña, usá bloqueador solar porque las radiaciones solares que se reflejan en la nieve, el agua o la arena sumadas al viento y el frío pueden hacer estragos en la piel. Cuanto más alto estés respecto del nivel del mar, mayor será el daño.
Leé las etiquetas de las pantallas.- Fijate bien si es la recomendada por tu especialista, cuáles son los filtros que tiene, el factor de protección y su resistencia al agua. .
Optá siempre por uno de alta protección.- La protección a los rayos ultravioletas B (UVB) debe ser siempre igual o mayor a 30 FPS y la protección a los rayos A (UVA) lo más alta posible.
Cuándo y cómo usar el protector.- Aplicate el producto 30 minutos antes de la exposición, en forma uniforme en todo el cuerpo o superficies a exponerte. Repetí la aplicación después de cada chapuzón o sudoración excesiva.
Contra todos los tipos de rayos.- Hay protectores para rayos infrarrojos, otros para rayos ultravioleta A y B y otros que protegen contra todos los rayos. Antes de tomar sol consultá al dermatólogo para que indique el protector adecuado a cada tipo de pie.