Por Carlos Frías
15 Enero 2014
Los González no volverán a festejar la Navidad
La familia de Constanza González, la adolescente de 14 años asesinada el 15 de enero de 2012, no halla consuelo para su pérdida. Los familiares de la víctima recordaron cómo vivieron el momento en el que ocurrió el asesinato. Sostienen que el presunto homicida actuó por venganza. Desconsuelo
SIN CONSUELO. Karina Millarez y José González, padres de la víctima, luchan por superar la muerte de su hija. la gaceta / fotos de antonio ferroni
Los González no volverán a festejar la Navidad. Tampoco habrá cumpleaños ni brindis en las fiestas familiares. Todo eso terminó. El homicidio de Constanza, la mayor de un grupo de 10 primos -que por su muerte ahora son nueve- les quitó el aliento. Y la exigua esperanza que les queda, la utilizan para tratar de adaptarse a la idea de que en un intento de robo la asesinaron de un disparo en la cabeza.
Constanza González tenía 14 años cuando la mataron el 15 de enero de 2012. Hoy se cumple el segundo aniversario de su muerte y LA GACETA entrevistó ayer a sus padres en la casa que Roberto Millarez, abuelo de la adolescente, tiene en Alderetes. Había pasado el mediodía y la familia se acomodaba alrededor de la mesa para almorzar. En las paredes verdes del comedor hay cuadros de distintos tamaños que recordaban a Constanza. “Mis otros dos hijos tuvieron que crecer de golpe por lo que pasó. Lautaro tiene ocho años y, como veía que en las casas de sus amiguitos armaban el árbol de Navidad, quería que hagamos lo mismo. Pero desde que murió Conty ya no festejamos ni el 24 ni el 31. Fue difícil explicárselo, pero al final lo entendió”, dijo José González, padre de la víctima, al comenzar a explicar cómo asumieron la pérdida de la mayor de sus hijas.
Ya pasaron dos años de aquella fatídica madrugada en la que un joven conocido como “Jean Carlos” -único imputado por el homicidio- le disparó a la adolescente cuando intentaba entrar a su casa, ubicada en Italia al 300 de esa ciudad. El acusado, según la causa, le disparó con un arma hechiza para robarle una cámara de fotos y el celular. El tiempo pasó. Pero el recuerdo aún está fresco.
“Me arrepiento”. Eso fue lo primero que dijo el padre de la víctima cuando comenzó a hablar de su hija. Pero las lágrimas le agitaron la respiración y tuvo que callar hasta recuperar su aliento. A su alrededor, tíos, abuelos y primos sollozaban en silencio.
“La tarde anterior a lo que pasó estaba trabajando en la carnicería cuando ella me habló. Me dijo: ‘papá, mi mamá me va a comprar un vestido’, y haciéndome bromitas me pidió que pagara la mitad. Como sabía que se iba a una fiesta salí temprano del trabajo para verla. Estaba tan linda con ese vestidito nuevo que cuando salí de bañarme le dije bromeando: ‘siempre presumida ¿No? Tené ojito ésta noche con tus compañeros’. Se rió y me dijo chau porque el remis que la llevaba a la fiesta ya estaba en la puerta. Esa fue la última vez que hablé con ella”, continuó.
¿Pero cuál es la culpa que se endilga González? Según lo que contó, él escuchó a su hija golpear la puerta de su casa antes de que un estallido terminara con su vida. “Llamaron a la puerta y fui a buscar la llave. Pero como la había dejado sobre la moto no la encontraba. Ahí escuché el estallido y le grité a mi mujer: ‘la Conty’. Y ya no pude hacer más, porque cuando logré abrir la puerta encontré a mi hija tirada con el celular y la cámara de fotos en la mano”, relató.
Daniel Santillán vive frente a la casa en la que ocurrió el homicidio y también recuerda como si fuera ayer lo que sucedió. “Era desgarrador ver lo que estaba pasando. La chica ya estaba muerta y José y su esposa intentaban levantarla del suelo. Tengo dos hijas y me quedé sin palabras cuando los vi”, afirmó.
Karina Millarez es la madre de la víctima. Todos los días va a visitar la tumba de su hija, que está sepultada en el Cementerio del Ángel. Algunas veces se queda hasta que los serenos cierran las puertas y su marido la tiene que ir a buscar. Después del asesinato no volvió a la casa en la que vivía con su hija. “Cómo voy a pisar de vuelta ese lugar. Si todas las tardes nos sentábamos en la vereda bajo la sombra del árbol en el que la encontramos muerta”, explicó.
Sospecha de venganza
Según González y Millarez fue difícil seguir adelante. Más cuando uno de sus familiares reconoció al presunto homicida de su hija. Al verlo en una fotografía se dieron cuenta de que, seis meses antes del asesinato, “Jean Carlos” ya había intentado robarles a sus hijas. “Iban juntas a la escuela cuando este chico atacó a Cynthia, la menor de nuestras hijas, para robarle el celular. Conty se le tiró encima para defender a su hermana y lo agarró del cuello por la espalda. Después de forcejear con ellas el ladrón escapó corriendo. Lo buscamos pero nunca lo encontramos. Pero cuando lo reconocieron, nos dimos cuenta que este sujeto merodeaba habitualmente por nuestra casa”, afirmaron.
Aunque ninguno de los dos lo dijo, ambos sospechan que el supuesto homicida se ensañó con su hija y que por ese motivo la mató. Porque, según dijeron, cuando encontraron a Constanza tirara en la vereda de su casa no había señales de una pelea. “Tenía el celular y la cámara en la mano. Si se hubiera defendido, tendría que haber tirado las cosas”, analizaron.
El juicio oral en el que se determinará quién fue el autor del asesinato comenzará el próximo 25 de febrero. Ese día Cynthia cumplirá 15 años. “Todavía tenemos guardado todo el cotillón que íbamos a usar para la fiesta de quince de Conty, pero ya le dijimos que no festejaremos su cumpleaños. Cómo voy a hacer una fiesta si me voy a pasar toda la noche llorando”, concluyó Millarez.
González agregó: “hace unos meses fui a a buscar a mi otra hija en un acto. Ahí había una chica que se parecía mucho a Conty y del impulso la abracé. Ella se asustó y le pedí disculpas porque fue como si se me representara mi hija, y eso es algo que me viene pasando últimamente”.
Constanza González tenía 14 años cuando la mataron el 15 de enero de 2012. Hoy se cumple el segundo aniversario de su muerte y LA GACETA entrevistó ayer a sus padres en la casa que Roberto Millarez, abuelo de la adolescente, tiene en Alderetes. Había pasado el mediodía y la familia se acomodaba alrededor de la mesa para almorzar. En las paredes verdes del comedor hay cuadros de distintos tamaños que recordaban a Constanza. “Mis otros dos hijos tuvieron que crecer de golpe por lo que pasó. Lautaro tiene ocho años y, como veía que en las casas de sus amiguitos armaban el árbol de Navidad, quería que hagamos lo mismo. Pero desde que murió Conty ya no festejamos ni el 24 ni el 31. Fue difícil explicárselo, pero al final lo entendió”, dijo José González, padre de la víctima, al comenzar a explicar cómo asumieron la pérdida de la mayor de sus hijas.
Ya pasaron dos años de aquella fatídica madrugada en la que un joven conocido como “Jean Carlos” -único imputado por el homicidio- le disparó a la adolescente cuando intentaba entrar a su casa, ubicada en Italia al 300 de esa ciudad. El acusado, según la causa, le disparó con un arma hechiza para robarle una cámara de fotos y el celular. El tiempo pasó. Pero el recuerdo aún está fresco.
“Me arrepiento”. Eso fue lo primero que dijo el padre de la víctima cuando comenzó a hablar de su hija. Pero las lágrimas le agitaron la respiración y tuvo que callar hasta recuperar su aliento. A su alrededor, tíos, abuelos y primos sollozaban en silencio.
“La tarde anterior a lo que pasó estaba trabajando en la carnicería cuando ella me habló. Me dijo: ‘papá, mi mamá me va a comprar un vestido’, y haciéndome bromitas me pidió que pagara la mitad. Como sabía que se iba a una fiesta salí temprano del trabajo para verla. Estaba tan linda con ese vestidito nuevo que cuando salí de bañarme le dije bromeando: ‘siempre presumida ¿No? Tené ojito ésta noche con tus compañeros’. Se rió y me dijo chau porque el remis que la llevaba a la fiesta ya estaba en la puerta. Esa fue la última vez que hablé con ella”, continuó.
¿Pero cuál es la culpa que se endilga González? Según lo que contó, él escuchó a su hija golpear la puerta de su casa antes de que un estallido terminara con su vida. “Llamaron a la puerta y fui a buscar la llave. Pero como la había dejado sobre la moto no la encontraba. Ahí escuché el estallido y le grité a mi mujer: ‘la Conty’. Y ya no pude hacer más, porque cuando logré abrir la puerta encontré a mi hija tirada con el celular y la cámara de fotos en la mano”, relató.
Daniel Santillán vive frente a la casa en la que ocurrió el homicidio y también recuerda como si fuera ayer lo que sucedió. “Era desgarrador ver lo que estaba pasando. La chica ya estaba muerta y José y su esposa intentaban levantarla del suelo. Tengo dos hijas y me quedé sin palabras cuando los vi”, afirmó.
Karina Millarez es la madre de la víctima. Todos los días va a visitar la tumba de su hija, que está sepultada en el Cementerio del Ángel. Algunas veces se queda hasta que los serenos cierran las puertas y su marido la tiene que ir a buscar. Después del asesinato no volvió a la casa en la que vivía con su hija. “Cómo voy a pisar de vuelta ese lugar. Si todas las tardes nos sentábamos en la vereda bajo la sombra del árbol en el que la encontramos muerta”, explicó.
Sospecha de venganza
Según González y Millarez fue difícil seguir adelante. Más cuando uno de sus familiares reconoció al presunto homicida de su hija. Al verlo en una fotografía se dieron cuenta de que, seis meses antes del asesinato, “Jean Carlos” ya había intentado robarles a sus hijas. “Iban juntas a la escuela cuando este chico atacó a Cynthia, la menor de nuestras hijas, para robarle el celular. Conty se le tiró encima para defender a su hermana y lo agarró del cuello por la espalda. Después de forcejear con ellas el ladrón escapó corriendo. Lo buscamos pero nunca lo encontramos. Pero cuando lo reconocieron, nos dimos cuenta que este sujeto merodeaba habitualmente por nuestra casa”, afirmaron.
Aunque ninguno de los dos lo dijo, ambos sospechan que el supuesto homicida se ensañó con su hija y que por ese motivo la mató. Porque, según dijeron, cuando encontraron a Constanza tirara en la vereda de su casa no había señales de una pelea. “Tenía el celular y la cámara en la mano. Si se hubiera defendido, tendría que haber tirado las cosas”, analizaron.
El juicio oral en el que se determinará quién fue el autor del asesinato comenzará el próximo 25 de febrero. Ese día Cynthia cumplirá 15 años. “Todavía tenemos guardado todo el cotillón que íbamos a usar para la fiesta de quince de Conty, pero ya le dijimos que no festejaremos su cumpleaños. Cómo voy a hacer una fiesta si me voy a pasar toda la noche llorando”, concluyó Millarez.
González agregó: “hace unos meses fui a a buscar a mi otra hija en un acto. Ahí había una chica que se parecía mucho a Conty y del impulso la abracé. Ella se asustó y le pedí disculpas porque fue como si se me representara mi hija, y eso es algo que me viene pasando últimamente”.
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