02 Febrero 2014
Sobre el libro Trimarco (Aguilar 2013), cuya reseña se publicó en LA GACETA Literaria del domingo 12 de enero, la autora criticó algunas de las apreciaciones que quien escribe hiciera sobre ese libro.
Paso a responder:
Respecto del cuestionamiento sobre aquello de que no sólo tiene “las fuentes periodísticas y judiciales”, aseguro que he releído (esta vez sí parcialmente) su libro y han vuelto a aparecer en promedio dos páginas con las notas de citas procedentes de fuentes judiciales y periodísticas al final de cada capítulo.
Sobre la molestia que suscitara mi opinión sobre el ritmo narrativo, simplemente sostengo que es seco, casi stacatto, con lo cual no califico ni infravaloro estéticamente la métrica, sólo informo al lector. Al igual que la simple mención de un tinte oficialista en la línea editorial en general, pues además agregué que bastaba esa mención porque no era esencial a la reseña. Hoy en día respiramos la atmósfera dicotómica socio-política que me obligó a informar sobre esa cualidad de su libro.
Por otra parte, si mi apreciación de su producción literaria no ha resultado de su gusto, pues me desligo de su inquina. Mi tarea es informar el universo narrativo en que se inscribe dicho libro y creo que la ejecuté con seriedad, imparcialidad y mesura.
Y si fuera pertinente una apreciación personal, informo que el libro me agradó bastante, que casualmente admiro a Hemignway y Raymond Carver, cuyos estilos literarios son bastante secos y admiten la comparación musical con el stacatto, pero no considero mi tarea adular ni denostar los libros que me toca leer basándome en mis preferencias estéticas, máxime si se trata de una obra que versa sobre la tragedia que viven otros seres humanos; relatadas como la misma autora dice, con recursos de narración ficcional, tal como lo hicieran en los sesenta los insignes Rodolfo Walsh y Truman Capote.
© LA GACETA
César Di Primo
Paso a responder:
Respecto del cuestionamiento sobre aquello de que no sólo tiene “las fuentes periodísticas y judiciales”, aseguro que he releído (esta vez sí parcialmente) su libro y han vuelto a aparecer en promedio dos páginas con las notas de citas procedentes de fuentes judiciales y periodísticas al final de cada capítulo.
Sobre la molestia que suscitara mi opinión sobre el ritmo narrativo, simplemente sostengo que es seco, casi stacatto, con lo cual no califico ni infravaloro estéticamente la métrica, sólo informo al lector. Al igual que la simple mención de un tinte oficialista en la línea editorial en general, pues además agregué que bastaba esa mención porque no era esencial a la reseña. Hoy en día respiramos la atmósfera dicotómica socio-política que me obligó a informar sobre esa cualidad de su libro.
Por otra parte, si mi apreciación de su producción literaria no ha resultado de su gusto, pues me desligo de su inquina. Mi tarea es informar el universo narrativo en que se inscribe dicho libro y creo que la ejecuté con seriedad, imparcialidad y mesura.
Y si fuera pertinente una apreciación personal, informo que el libro me agradó bastante, que casualmente admiro a Hemignway y Raymond Carver, cuyos estilos literarios son bastante secos y admiten la comparación musical con el stacatto, pero no considero mi tarea adular ni denostar los libros que me toca leer basándome en mis preferencias estéticas, máxime si se trata de una obra que versa sobre la tragedia que viven otros seres humanos; relatadas como la misma autora dice, con recursos de narración ficcional, tal como lo hicieran en los sesenta los insignes Rodolfo Walsh y Truman Capote.
© LA GACETA
César Di Primo
Temas
Susana Trimarco