04 Febrero 2014
Las naftas de Shell cuestan un 12% más. Se trata del segundo incremento que la petrolera angloholandesa aplica desde principios de año (acumula un reajuste del 20%), según confirmaron a LA GACETA expendedores tucumanos. La suba fue comunicada oficialmente en la noche del domingo. “El abastecimiento es normal; no hay faltantes y no creemos que los automovilistas deben inquietarse por presunta escasez de nafta”, dijo el dueño de una expendedora. En este escenario, YPF descartó por el “momento” un ajuste en el precio. “No estamos analizando un incremento en el valor de los combustibles”, precisó a DyN un portavoz de la petrolera. La fuente precisó que “tampoco se está pensando en modificar los precios en el interior del país”.
El aumento de las naftas reavivó una vieja disputa entre el Gobierno y la multinacional. El presidente de Shell, Juan José Aranguren, defendió ayer el aumento del 12%, al afirmar que los costos de la materia prima se incrementaron 23%.
La reacción oficial no se hizo esperar. El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, acusó a la compañía “y a su más alto directivo en el país” de tener “una actitud conspirativa y atentatoria contra los intereses del país” y atribuyó esa estrategia a una actitud de “codicia”. En el mismo sentido, el diputado Carlos Kunkel señaló que la compañía tiene “mentalidad colonial” de “la corona inglesa y la corona holandesa” (por los países accionistas de la empresa) y sostuvo que “por donde vinieron, se pueden ir”.
Ante las acusaciones, Aranguren se manifestó “un poco sorprendido y también apenado por el mal uso que se hace de las palabras” y dijo que Capitanich “se está abusando porque son palabras muy duras, muy fuertes, contra la obligación de una petrolera de tratar de defender el interés para el cual está operando en la economía”. Shell informó el aumento el domingo, que atribuyó a “la evolución de las distintas variables que afectan el mercado de los combustibles en la Argentina” y al “fuerte incremento en pesos que se está produciendo en el costo del petróleo crudo, nuestro principal insumo”, en referencia a la devaluación del peso.
“Se nos acusó de codicia... Si el proveedor aumenta el costo de la materia prima en 23% y nosotros aumentamos al mes siguiente el precio de los combustibles 12%, ¿eso es codicia?”, contrapuso Aranguren y justificó así el incremento al sostener que “hay una realidad: en los últimos meses la tasa de devaluación se ha acelerado”. En igual sentido, el directivo planteó que “se habló de que hemos hecho un aumento ‘unilateral’. Obviamente, es unilateral, porque si hiciera un acuerdo de precios con mis competidores, estaría viciado de nulidad porque atentaría contra la defensa de la competencia”, en referencia a una eventual cartelización.
Capitanich señaló que el aumento dispuesto por Shell había sido “unilateral” y que carecía de “razonabilidad técnica”. Según el jefe de Gabinete, a Shell “solamente la codicia, la estrategia de imponer condiciones y decisiones como grupo económico, los lleva a tomar este tipo de actitudes”. Recordó incluso el boicot contra Shell al que había llamado en 2005 el entonces presidente Néstor Kirchner y repitió argumentos de la semana anterior para atribuirle a Shell responsabilidad en la devaluación que estaba llevando a cabo el Gobierno. “¿Se acuerdan cuando Néstor Kirchner fustigó su conducta? Es esta misma empresa la que hizo una operación cambiaria junto al HSBC, para establecer durante 12, 20 horas, un tipo de cambio a $ 8,40. Es la misma empresa que en forma unilateral decide establecer un incremento de 12% en el precio de sus combustibles”, se quejó Capitanich.
El aumento de las naftas reavivó una vieja disputa entre el Gobierno y la multinacional. El presidente de Shell, Juan José Aranguren, defendió ayer el aumento del 12%, al afirmar que los costos de la materia prima se incrementaron 23%.
La reacción oficial no se hizo esperar. El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, acusó a la compañía “y a su más alto directivo en el país” de tener “una actitud conspirativa y atentatoria contra los intereses del país” y atribuyó esa estrategia a una actitud de “codicia”. En el mismo sentido, el diputado Carlos Kunkel señaló que la compañía tiene “mentalidad colonial” de “la corona inglesa y la corona holandesa” (por los países accionistas de la empresa) y sostuvo que “por donde vinieron, se pueden ir”.
Ante las acusaciones, Aranguren se manifestó “un poco sorprendido y también apenado por el mal uso que se hace de las palabras” y dijo que Capitanich “se está abusando porque son palabras muy duras, muy fuertes, contra la obligación de una petrolera de tratar de defender el interés para el cual está operando en la economía”. Shell informó el aumento el domingo, que atribuyó a “la evolución de las distintas variables que afectan el mercado de los combustibles en la Argentina” y al “fuerte incremento en pesos que se está produciendo en el costo del petróleo crudo, nuestro principal insumo”, en referencia a la devaluación del peso.
“Se nos acusó de codicia... Si el proveedor aumenta el costo de la materia prima en 23% y nosotros aumentamos al mes siguiente el precio de los combustibles 12%, ¿eso es codicia?”, contrapuso Aranguren y justificó así el incremento al sostener que “hay una realidad: en los últimos meses la tasa de devaluación se ha acelerado”. En igual sentido, el directivo planteó que “se habló de que hemos hecho un aumento ‘unilateral’. Obviamente, es unilateral, porque si hiciera un acuerdo de precios con mis competidores, estaría viciado de nulidad porque atentaría contra la defensa de la competencia”, en referencia a una eventual cartelización.
Capitanich señaló que el aumento dispuesto por Shell había sido “unilateral” y que carecía de “razonabilidad técnica”. Según el jefe de Gabinete, a Shell “solamente la codicia, la estrategia de imponer condiciones y decisiones como grupo económico, los lleva a tomar este tipo de actitudes”. Recordó incluso el boicot contra Shell al que había llamado en 2005 el entonces presidente Néstor Kirchner y repitió argumentos de la semana anterior para atribuirle a Shell responsabilidad en la devaluación que estaba llevando a cabo el Gobierno. “¿Se acuerdan cuando Néstor Kirchner fustigó su conducta? Es esta misma empresa la que hizo una operación cambiaria junto al HSBC, para establecer durante 12, 20 horas, un tipo de cambio a $ 8,40. Es la misma empresa que en forma unilateral decide establecer un incremento de 12% en el precio de sus combustibles”, se quejó Capitanich.
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