“Tuve la sensación de que el tiempo se había parado”

Pedro Pujol llevó al Papa el plan de la Fazenda tucumana

13 Marzo 2014
“El día de la audiencia con el papa Francisco llegamos con mi esposa a El Vaticano a las 9 de la mañana. La salida a la explanada de la plaza ya nos emocionó muchísimo: la multitud apostada a unos 50 metros permite dimensionar el privilegio de hablar con el sucesor de Pedro.

Una repentina ovación, que nos estremeció a todos, precedió la aparición del Papamóvil. A su paso, la gente se movía como una marea. Durante unos 20 minutos, Francisco recorrió la plaza; besó a los chicos, bendijo y saludó a todos. Lo que su persona causa es indescriptible: hay que verlo para entenderlo. Quizá sea la sensación de cercanía o, quizá, su carisma semejante al de Juan Pablo II. Y con este comentario creo que no sería injusto con Benedicto XVI, que fue un gran Papa.

Cuando terminó de predicar -ese día habló de la Eucaristía, pero, fiel a su costumbre, empezó el discurso con una broma sobre el mal clima-, Francisco se acercó a las vallas que nos separaban. Mi corazón empezó a latir con más fuerza al ver que el Papa atendía en orden a todos y que, al advertir mi presencia detrás de un grupo de mujeres, me miró y me estiró su mano. En ese instante tuve la sensación de que el tiempo se había parado. Sin perder un instante de esa maravillosa y fugaz oportunidad, le dije: ‘Santo Padre Jorge, le traigo un mensaje del fin del mundo, de la Fazenda de la Esperanza y de la Pastoral Social de la Arquidiócesis de Tucumán’. Antes de seguir con los saludos, me contestó: ‘rezá por mí’”.

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