“Esta certificación ayudará a que mejore la imagen de la producción azucarera”

Florencia Sayago dijo que el productor demostrará que no quema en su campo

IMPACTO. La quema termina por contaminar y dañar el medio ambiente.  IMPACTO. La quema termina por contaminar y dañar el medio ambiente.
11 Abril 2014
“La idea surgió en 2013, trabajando en el marco de la Mesa de Gestión Ambiental de Cruz Alta, teniendo en cuenta que en ese departamento se producen los mayores índices de quema de caña de azúcar y de rastrojos como metodología agregada a la cosecha”, comenzó diciendo Florencia Sayago, asesora legal de la Secretaría de Medio Ambiente (SMA) de la provincia y representante del organismo en la Mesa de Gestión Ambiental de Cruz Alta.

La quema es un problema complejo que incluye distintas situaciones: a) los pequeños productores, que queman como método de cosecha y, b) los fuegos accidentales (que se producen en las banquinas de las rutas, y que descontrolados perjudican al productor) o vandálicos (se producen por desconocimiento o por la tradición que existe en el ámbito rural de utilizar el fuego para limpiar los campos).

“Los productores nos decían (en la Secretaría de Medio Ambiente) que en algunos casos los dueños de los predios no iniciaban los fuegos, sino que eran generados por terceros y que los mismos productores eran los perjudicados”, recordó Sayago, durante el diálogo con LA GACETA Rural.

“Por eso, el certificado que se entrega -a los cañeros que adhieran al convenio-, deja constancia de que se verificó todo el proceso de cosecha y postcosecha”, dijo.

Protocolo

¿Qué herramientas utilizan?, preguntó nuestro diario.

“Se trata de un protocolo (norma) de certificación que establece los pasos que debe dar el productor cañero, para ser auditado y obtener la certificación”, explicó.

En agosto del año pasado, de la Mesa de Gestión Ambiental de Cruz Alta surgió, por consenso, la propuesta que se transformó, hacia fines de diciembre, en el Convenio Marco de Cooperación, donde se definieron los roles que cumplirán los organismos involucrados en el proyecto, tanto el Estado, como los productores privados y los organismos técnicos-científicos. Dicho acuerdo incluyó los objetivos del programa que cada productor debe cumplir para poder certificar que todo su proceso es sin quema.

Transparencia

“El sistema es voluntario, de aplicación permanente y transparente; y a pesar que existe una obligación legal de no quemar, el protocolo facilita que el productor demuestre que no quema”, aclaró Sayago. “Esto permitirá fortalecer la función fiscalizadora y de extensión que despliega la SMA. “También favorecerá a mejorar la imagen de la actividad azucarera tucumana, en cuanto a que se realiza en forma sustentable, lo que beneficiará a todos los sectores vinculados”, destacó la asesora jurídica.

¿Cómo se implementará el protocolo?, consultó nuestro cronista.

“Hay una ‘etapa piloto’, donde se trabajará con siete productores, lo que permitirá ajustar el protocolo; y una ‘etapa definitiva’, con los productores que quieran sumarse al programa”, explicó la legista.

“Queremos ayudar, a quien cumple, a demostrarlo; también apuntamos a controlar a quienes no cumplen. Pero en la SEMA creemos que hay que ir creando conciencia para que todas las actividades productivas sean sustentables”, concluyó.

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