25 Abril 2014
EMOCION. Miles de fieles se concentran en la Plaza de San Pedro para mostrar imágenes de los papas que serán canonizados. REUTERS
CIUDAD DEL VATICANO.- Cuando los fallecidos Papas Juan XXIII y Juan Pablo II sean declarados santos el domingo, la ceremonia del Vaticano será tanto un evento espiritual para los católicos romanos como una lección en la sutil política de la mayor iglesia del mundo.
La mayoría de los 1.200 millones de católicos coinciden en líneas generales en que estos dos hombres, cada uno a su manera, eran pastores santos y carismáticos que ayudaron a que la Iglesia, de 2.000 años de antigüedad, enfrentara los desafíos de la era moderna.
Pero al entrar en detalles, las opiniones discrepan. El debate es largo y complejo, pero la noción popular de Juan como un paladín liberal y Juan Pablo como un incondicional conservador dan una idea general de cómo son vistos.
Así, ambos simbolizan dos grupos en la Iglesia Católica que han discrepado durante décadas, a veces implacablemente, sobre cómo interpretar los resultados del Segundo Concilio Vaticano de 1962-1965 que Juan lanzó y Juan Pablo implementó en gran parte.
Al canonizar a ambos, el Papa Francisco usará un simbolismo de unidad para instar a los católicos a mirar más allá de estas divisiones y seguir juntos el Evangelio.
"Estos dos papas representan diferentes alas de la Iglesia", dijo Ashley McGuire de la Asociación Católica, un grupo laico con sede en Washington que defiende la posición católica en temas públicos.
"La unidad es un gran tema del papado del Papa Francisco. Está diciendo que somos todos católicos, que estamos en un viaje común juntos", agregó.
Aunque los papas simbolizan la unidad de la Iglesia, cada uno tiene sus propias prioridades. Algunas son transmitidas en sermones y encíclicas, otras en los nombramientos de obispos y cardenales o en la elección de candidatos para ser declarados santos.
"Canonizar papas puede ser políticamente divisivo en la Iglesia cuando es un intento de una facción de imponer su modelo del papado en el futuro impulsando el legado de su Papa favorito", dijo el reverendo Thomas Reese, un analista jesuita estadounidense de asuntos del Vaticano, sobre las canonizaciones.
"La solución de Francisco es brillante (...) ya que los hombres son tan diferentes, no canoniza ningún modelo de ser Papa. Lo deja en libertad de seguir su propio camino", agregó. (Reuters)
La mayoría de los 1.200 millones de católicos coinciden en líneas generales en que estos dos hombres, cada uno a su manera, eran pastores santos y carismáticos que ayudaron a que la Iglesia, de 2.000 años de antigüedad, enfrentara los desafíos de la era moderna.
Pero al entrar en detalles, las opiniones discrepan. El debate es largo y complejo, pero la noción popular de Juan como un paladín liberal y Juan Pablo como un incondicional conservador dan una idea general de cómo son vistos.
Así, ambos simbolizan dos grupos en la Iglesia Católica que han discrepado durante décadas, a veces implacablemente, sobre cómo interpretar los resultados del Segundo Concilio Vaticano de 1962-1965 que Juan lanzó y Juan Pablo implementó en gran parte.
Al canonizar a ambos, el Papa Francisco usará un simbolismo de unidad para instar a los católicos a mirar más allá de estas divisiones y seguir juntos el Evangelio.
"Estos dos papas representan diferentes alas de la Iglesia", dijo Ashley McGuire de la Asociación Católica, un grupo laico con sede en Washington que defiende la posición católica en temas públicos.
"La unidad es un gran tema del papado del Papa Francisco. Está diciendo que somos todos católicos, que estamos en un viaje común juntos", agregó.
Aunque los papas simbolizan la unidad de la Iglesia, cada uno tiene sus propias prioridades. Algunas son transmitidas en sermones y encíclicas, otras en los nombramientos de obispos y cardenales o en la elección de candidatos para ser declarados santos.
"Canonizar papas puede ser políticamente divisivo en la Iglesia cuando es un intento de una facción de imponer su modelo del papado en el futuro impulsando el legado de su Papa favorito", dijo el reverendo Thomas Reese, un analista jesuita estadounidense de asuntos del Vaticano, sobre las canonizaciones.
"La solución de Francisco es brillante (...) ya que los hombres son tan diferentes, no canoniza ningún modelo de ser Papa. Lo deja en libertad de seguir su propio camino", agregó. (Reuters)