20 Mayo 2014
PUSO LA FIRMA. Messi renovó ayer su contrato con Barcelona, hasta 2019.
Lionel Messi volvió a demostrar que es de otro planeta. El único jugador capaz de, en el mismo día en que se convierte en el mejor pagado del mundo, agradecer a su club con un mensaje en una web china que deja más dudas y preguntas que antes de la renovación del contrato. “Es la gente de Barcelona la que decide qué hacer con mi futuro, pero mi elección es continuar ya que sigo sintiendo el mismo cariño de parte de ellos, pero si así no fuera buscaré una solución porque siempre voy a querer lo mejor para este club”, escribió el “10” en su cuenta de Weibo poco después de firmar por un salario de 27,4 millones de dólares al año y dejar atrás a Cristiano Ronaldo y Neymar.
Lo de Weibo no es novedoso. El rosarino utiliza con habitualidad esa red social del gigante asiático para lanzar sus escasos mensajes. Le es rentable, es un buen negocio. La metida de pata tampoco es la primera, aunque sí una de las más llamativas: en vez de calmar a los hinchas culé y despejar su futuro, Messi aterrizará en Buenos Aires perseguido por la pregunta de cuándo dejará el único club que lo vio actuar como profesional.
Precisamente cuando más tranquilidad necesita, porque está a menos de un mes de comenzar a jugar el gran torneo de su vida, el Mundial 2014, Messi recupera el ruido. Ruido en Barcelona y ruido que viajará con él a Argentina y Brasil. ¿Está realmente pensando en dejar el equipo que le dio todo para probar en otro club dispuesto a pagar mucho más millones?
Si se lee el mensaje en Weibo, un ejercicio no tan lejano al que encaraban en su tiempo los “kremlinólogos”, se puede pensar que sí. Si se conoce el funcionamiento del “clan Messi”, se puede seguir creyendo que sí, pero también que no estaba en los planes lanzar lo que muchos en España interpretaron como una desagradable advertencia pública.
A los Messi, como a cualquiera en torno a una gran estrella, les interesa mucho el dinero. Les costó ganarlo y ahora lo cuidan y tratan de incrementarlo. Pero la explicación para lo del mensaje no necesariamente es la sed de millones: el asunto bien podría pasar por cierta falta de conocimiento de las reglas del lenguaje y el ya habitual mal manejo de la imagen del jugador. Errores en lo qué dice, cuándo lo dice y cómo lo dice.
De lo contrario no tendría demasiada lógica incluir en el mismo mensaje una frase en la que pide disculpas públicas por la desconcertante temporada que terminó con su compatriota Gerardo Martino eyectado del Camp Nou.
“Sólo pedir perdón a todo el barcelonismo y prometerle que el año que viene volveremos a estar a la altura de este club y conseguiremos cosas importantes. La verdad no salieron las cosas como esperábamos, fue un año duro en lo personal y en lo grupal. Así y todo tuvimos la oportunidad de lograr un objetivo en el último partido y no supimos aprovecharlo”.
Gol en contra
Ese par de frases muestran a un Messi consciente de la irritación que generó en los hinchas. Si decidió mostrar humildad, ¿qué sentido tiene desafiar a su club apenas cierra el contrato de su vida? Mucho más lógico es pensar que con un manejo correcto de la sintaxis y cierta atención a otras pequeñas pero importantes sutilezas de la lengua castellana, Messi no se hubiera metido el “gol en contra” de ayer y nadie en Barcelona dudaría de su compromiso.
Lo de Weibo no es novedoso. El rosarino utiliza con habitualidad esa red social del gigante asiático para lanzar sus escasos mensajes. Le es rentable, es un buen negocio. La metida de pata tampoco es la primera, aunque sí una de las más llamativas: en vez de calmar a los hinchas culé y despejar su futuro, Messi aterrizará en Buenos Aires perseguido por la pregunta de cuándo dejará el único club que lo vio actuar como profesional.
Precisamente cuando más tranquilidad necesita, porque está a menos de un mes de comenzar a jugar el gran torneo de su vida, el Mundial 2014, Messi recupera el ruido. Ruido en Barcelona y ruido que viajará con él a Argentina y Brasil. ¿Está realmente pensando en dejar el equipo que le dio todo para probar en otro club dispuesto a pagar mucho más millones?
Si se lee el mensaje en Weibo, un ejercicio no tan lejano al que encaraban en su tiempo los “kremlinólogos”, se puede pensar que sí. Si se conoce el funcionamiento del “clan Messi”, se puede seguir creyendo que sí, pero también que no estaba en los planes lanzar lo que muchos en España interpretaron como una desagradable advertencia pública.
A los Messi, como a cualquiera en torno a una gran estrella, les interesa mucho el dinero. Les costó ganarlo y ahora lo cuidan y tratan de incrementarlo. Pero la explicación para lo del mensaje no necesariamente es la sed de millones: el asunto bien podría pasar por cierta falta de conocimiento de las reglas del lenguaje y el ya habitual mal manejo de la imagen del jugador. Errores en lo qué dice, cuándo lo dice y cómo lo dice.
De lo contrario no tendría demasiada lógica incluir en el mismo mensaje una frase en la que pide disculpas públicas por la desconcertante temporada que terminó con su compatriota Gerardo Martino eyectado del Camp Nou.
“Sólo pedir perdón a todo el barcelonismo y prometerle que el año que viene volveremos a estar a la altura de este club y conseguiremos cosas importantes. La verdad no salieron las cosas como esperábamos, fue un año duro en lo personal y en lo grupal. Así y todo tuvimos la oportunidad de lograr un objetivo en el último partido y no supimos aprovecharlo”.
Gol en contra
Ese par de frases muestran a un Messi consciente de la irritación que generó en los hinchas. Si decidió mostrar humildad, ¿qué sentido tiene desafiar a su club apenas cierra el contrato de su vida? Mucho más lógico es pensar que con un manejo correcto de la sintaxis y cierta atención a otras pequeñas pero importantes sutilezas de la lengua castellana, Messi no se hubiera metido el “gol en contra” de ayer y nadie en Barcelona dudaría de su compromiso.
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