En primera ronda, Fábrega le ganó a Kicillof

En medio de la pelea con los “fondos buitre”, el Gobierno cerró un primer semestre con cierta tranquilidad cambiaria y con las reservas internacionales del Banco Central en proceso de recomposición. Sin embargo, la materia pendiente sigue siendo la fiscal: crece el déficit financiero, lo que alimenta la emisión y, por ende, las expectativas inflacionarias

PAX CAMBIARIA. En ciertos tramos del primer semestre, las medidas tomadas por Fábrega frenaron el tipo de cambio. fotos de télam PAX CAMBIARIA. En ciertos tramos del primer semestre, las medidas tomadas por Fábrega frenaron el tipo de cambio. fotos de télam
06 Julio 2014
Si la gestión económica se midiera por los resultados, como en un Mundial de fútbol, podría decirse que el presidente del Banco Central (BCRA), Juan Carlos Fábrega pasó la primera ronda (el primer semestre del año), con una ajustada victoria sobre el ministro de Economía, Axel Kicillof. Y esto, medido en resultados, se relaciona con la aparente tranquilidad del tipo de cambio y con la incipiente alza de las reservas internacionales del BCRA. En cambio, la Argentina sigue alimentando el déficit fiscal, lo que implica más emisión y más endeudamiento público.

Según Economía & Regiones (E&R), la economía argentina tiene dos frentes de conflicto abiertos, la negociación (o default) de la deuda con los holdouts y la problemática de sus políticas fiscal y monetaria. El tema de los holdouts es financiero y de corto plazo, pero con consecuencias económicas que afectan al largo plazo, indica la consultora en su reporte semanal. En menos de un mes, la Argentina debería haber terminado de “arreglar” sus problemas de deuda o, por el contrario, caería en default.

Sin embargo, aún acordando, acatando el fallo del juez Thomas Griesa y pagando, no va a producirse una fuerte oleada de ingreso de capitales inmediatamente. “Los resultados de las políticas fiscales y monetarias lo impiden; siguen siendo el problema de fondo de la economía”, puntualiza el reporte.

La política fiscal desmedidamente expansiva con déficits fiscales crecientes, financiados mayormente con emisión monetaria son el origen del escollo -advierte E&R; no sólo de la falta de financiamiento, sino también de la pérdida de reservas, la devaluación del peso y la crisis cambiaria. La actual (aparente) estabilidad de las reservas y del tipo de cambio son obra y gracia de las políticas del Central.

“El BCRA hizo lo que tenía que hacer: ajustar. Devaluó, absorbió parte de los pesos que sobraban y subió la tasa de interés comprando tiempo para que el Ministerio de Economía hiciera el ajuste fiscal”, observa. Sin embargo, el gobierno incrementó el desborde fiscal que es la madre de todos los problemas macro: los desequilibrios monetarios, cambiarios y la inflación.

Acuerdos por necesidad
La Argentina viene de acordar con el Ciadi (tribunal mediador bajo la órbita del Banco Mundial) y con el Club de París más por necesidad que por convencimiento, sólo para endeudarse y poder sostener su política fiscal expansiva financiada con emisión monetaria sin perder reservas y sin tener que devaluar significativamente el tipo de cambio nominal hasta entregar el poder en 2015. En este escenario, indica Economía & Regiones, cuánto más expansiva sea la política de gasto y mayor el déficit fiscal, mayor sería el desequilibrio monetario y por ende se necesitará más colocación de Letras (Lebac) y/o más endeudamiento para no perder reservas, no tener que devaluar y así poder entregar el poder en un entorno macroeconómico “tranquilo” a fines de 2015.

Sin embargo, advierte el informe privado, con mayor déficit y emisión monetaria se refuerza el círculo vicioso, porque se necesita más endeudamiento para evitar la caída de reservas y/o la devaluación del peso, pero en realidad es probable que se termine accediendo a menos financiamiento internacional. ¿Por qué? “Porque con más gasto, mayor déficit y emisión, más desequilibrio monetario y, por medio de las expectativas, más inflación”, responde. Y la inflación es un gran obstáculo tanto para emitir deuda como para atraer inversiones, porque lleva a la depreciación nominal (el tipo de cambio es un precio más de la economía), atentando contra la previsibilidad de los retornos, los dividendos y la capacidad de repago, explica. En este marco, el peor escenario para la macroeconomía argentina de mediano plazo sería aquel en el cual la política fiscal expansiva sigue a “todo vapor”, pero la política monetaria prudente de absorción de pesos va perdiendo fuerza paulatinamente.

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