Higuaín y la dieta del gol

El 9 de la Selección apareció al fin y con una volea respondió a los que lo tildan de “gordo”

MOMENTO HISTÓRICO. Higuaín remata con violencia el balón que se transformará en el gol de la clasificación argentina. MOMENTO HISTÓRICO. Higuaín remata con violencia el balón que se transformará en el gol de la clasificación argentina.
Si por algo hay que aplaudir a Gonzalo Higuaín no es por el golazo que derribó la estadística, ni por el caño a la carrera que le tiró a Vincent Kompany, sino por haberse mantenido en pie tras la avalancha de burlas e insultos que hizo centro sobre él desde que comenzó el Mundial. Que no podía correr. Que, pese a estar excedido de peso, la 9 de la Selección le quedaba enorme. Que tenía cosas de Ronaldo; como la panza, por ejemplo. Aunque exagerados, los comentarios no fueron gratuitos. El de Napoli no dio pie con bola en los primeros cuatro partidos: lento, fuera de sintonía y decididamente peleado con el arco.

Todo terminó ayer. En el octavo minuto de juego, “Pipita” le puso fin a su calvario como buen 9: capturando un rebote e incrustándolo de volea en un costado del arco, en el único resquicio de esa pared llamada Thibaut Courtois. Un grito cargado de revancha salió de su boca, porque había tapado la de miles.

“El delantero vive del gol, y qué mejor que hacerlo ahora”, diría más tarde quien marcó por primera vez en Brasil y llevó su cuenta mundialista a cinco tantos, contando los cuatro de Sudáfrica 2010. Pudieron ser seis: con una pelota recuperada por Enzo Pérez nació la contra de Higuaín, que se animó, encaró, punteó el caño a Kompany cuando se le fue larga y quedó en posición inmejorable para ajusticiar a Courtois, pero el remate pegó en el travesaño y salió. Hubiera sido una joya.

“Hicimos un esfuerzo enorme, lo declaré el primer día, estaba tranquilo a pesar de que no llegaba el gol, trabajé mucho y por suerte me tocó hoy en un partido muy importante. Le agradezco al equipo, a los hinchas y a nuestras familias”, se emocionó el ex River, que se mostró mucho más participativo en el ataque y que no dudó en bajar para dar una mano en el medio. Por eso, todos lo aplaudieron cuando fue reemplazado por Gago.

“Es una felicidad enorme, pero faltan dos partidos para cumplir el sueño”, declaró el que nació en Francia, pero por suerte eligió ser argentino. (DPA-Especial)

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