14 Julio 2014
NOBEL EN 1991. En sus libros, Gordimer trata los conflictos interétnicos y el apartheid. REUTERS
JOHANNESBURGO, Sudáfrica.- La escritora sudafricana y premio Nobel de Literatura Nadine Gordimer murió ayer en su casa de Johannesburgo, informó hoy su familia.
"Murió tranquilamente, mientras dormía", cita hoy un comunicado de la familia la página web News24. Gordimer, autora de obras como "La huella del viernes", "La hija de Burger" o "La historia de mi hijo", tenía 90 años.
Ya en vida estaba considerada una leyenda literaria capaz de aunar con armonía temas políticos con literatura de calidad. Sus novelas llevan la impronta de la época de la segregación racial, que también marcaron su vida.
La escritora y activista en luchó contra el apartheid fue distinguida en 1991 con el Nobel de Literatura, un año después del mexicano Octavio Paz. Entre sus obras figuran numerosas novelas, pero también relatos y ensayos en los que describió las destructivas consecuencias de la segregación racial en Sudáfrica.
En su país se prohibieron varias veces sus obras. "El conservador" obtuvo en 1974 el premio Booker, el más prestigioso en lengua inglesa que su compatriota John M. Coetzee, también distinguido con el Nobel, recogió en dos ocasiones.
En "El conservador" relata en un lenguaje sin adornos, casi distante, la enajenación del comportamiento humano centrándose en cómo un blanco explota a sus empleados.
A Gordimer ya le gustaba escribir historias cuando era niña. Su primera novela, "The Lying Days" la publicó en 1953, un años después de la separación de su primer marido.
Entonces, esta hija de un relojero judío de origen lituano y una británica que nació en Springs (cerca de Johannesburgo) ya se ocupaba del conflicto interétnico.
Tras la caída del régimen apartheid, la embajadora de buena voluntad de la ONU advirtió: "La lucha no ha terminado. La reconstrucción es también una parte (de esa lucha)", dijo. En su novela "Un arma en casa" (1998) ya abordaba la era post apartheid.
La sudafricana, que no se consideraba religiosa pero se sentía atraída por el pensamiento budista, sufrió con la muerte de su segundo marido, un coleccionista de arte y mecenas que huyó de la Alemania nazi, Reinhold Cassirer. "Él era el primero en leer mis novelas", dijo tras su muerte en octubre de 2001. (DPA)
"Murió tranquilamente, mientras dormía", cita hoy un comunicado de la familia la página web News24. Gordimer, autora de obras como "La huella del viernes", "La hija de Burger" o "La historia de mi hijo", tenía 90 años.
Ya en vida estaba considerada una leyenda literaria capaz de aunar con armonía temas políticos con literatura de calidad. Sus novelas llevan la impronta de la época de la segregación racial, que también marcaron su vida.
La escritora y activista en luchó contra el apartheid fue distinguida en 1991 con el Nobel de Literatura, un año después del mexicano Octavio Paz. Entre sus obras figuran numerosas novelas, pero también relatos y ensayos en los que describió las destructivas consecuencias de la segregación racial en Sudáfrica.
En su país se prohibieron varias veces sus obras. "El conservador" obtuvo en 1974 el premio Booker, el más prestigioso en lengua inglesa que su compatriota John M. Coetzee, también distinguido con el Nobel, recogió en dos ocasiones.
En "El conservador" relata en un lenguaje sin adornos, casi distante, la enajenación del comportamiento humano centrándose en cómo un blanco explota a sus empleados.
A Gordimer ya le gustaba escribir historias cuando era niña. Su primera novela, "The Lying Days" la publicó en 1953, un años después de la separación de su primer marido.
Entonces, esta hija de un relojero judío de origen lituano y una británica que nació en Springs (cerca de Johannesburgo) ya se ocupaba del conflicto interétnico.
Tras la caída del régimen apartheid, la embajadora de buena voluntad de la ONU advirtió: "La lucha no ha terminado. La reconstrucción es también una parte (de esa lucha)", dijo. En su novela "Un arma en casa" (1998) ya abordaba la era post apartheid.
La sudafricana, que no se consideraba religiosa pero se sentía atraída por el pensamiento budista, sufrió con la muerte de su segundo marido, un coleccionista de arte y mecenas que huyó de la Alemania nazi, Reinhold Cassirer. "Él era el primero en leer mis novelas", dijo tras su muerte en octubre de 2001. (DPA)