26 Julio 2014
La respuesta tuvo el mismo tenor que la declaración inicial. “Agradezco (al gobernador José Alperovich), no desconozco (que me haya nombrado intendente interino en 2003), pero no soy obsecuente. Es importante que yo defienda la institución para la que el pueblo me eligió dos veces. No significa enemistad ni nada raro”. Domingo Amaya, intendente capitalino, retrucó ayer con esas palabras el comentario que había emitido el titular del Poder Ejecutivo provincial tras el rechazo del amayismo a la anexión del barrio “Manantiales Sur” - está en plena construcción- a San Miguel de Tucumán.
“Los movimientos son más políticos que relacionados con la realidad de la gente. Era imposible que la comuna de San Felipe y Santa Bárbara (jurisdicción en la que estaba el emprendimiento) atendiera las necesidades de los vecinos. Dinero no va a faltarle a la Capital, como no le ha faltado nunca. Cuando nosotros lo hemos puesto a Amaya como intendente, se debían seis meses de sueldo y todos decían que la Municipalidad era inviable ¿Cómo no vamos a ayudar en esto?”, había enrostrado el gobernador Alperovich.
El martes, la Legislatura había aprobado la ampliación del límite sur de la ciudad para que esta absorbiera la barriada y le brindara, en el futuro, servicios públicos. La parlamentaria Beatriz Ávila -que responde a Amaya- había votado por primera vez en contra del alperovichismo. En el recinto, Ávila había cuestionado que la iniciativa haya sido inconsulta y que no se haya especificado si habrá fondos extra para afrontar las nuevas responsabilidades.
Amaya también hizo hincapié en esos argumentos. “Lamentablemente no hubo diálogo con nosotros. No es que nos opongamos, que quede claro. Reclamamos conversar y planificar. Las cosas no se pueden hacer así nomas, de un día para el otro. Tenemos profesionales muy buenos en el municipio que han demostrado su capacidad y que no han sido llamados”, renegó el jefe municipal.
Amaya aseguró que “no se trata de incorporar por incorporar” (el barrio). “El tema es que hay una cuestión de accesibilidad para pensar, por ejemplo, los recorridos de las líneas de ómnibus. No se puede construir un barrio y que quede aislado. Todo es una cuestión de diálogo: la forma de fortalecer las instituciones es esa”, añadió. Amaya instó a la provincia a convocar a los especialistas de la Municipalidad. “Hemos tenido muchos problemas en barrios que el Instituto Provincial de Vivienda entregó y en los que el alumbrado no era el correcto. Por lo menos, tienen que juntarse los técnicos, va más allá del gobernador y de mi persona”, consideró.
El traspaso del barrio “Manantiales Sur” fue aprobado por 29 adhesiones del bloque oficialista “Tucumán Crece”. Los opositores criticaron la iniciativa en la sesión. En general, opinaron que habría un objetivo electoralista como trasfondo. La Unión Cívica Radical (UCR) y Fuerza Republicana (FR) interpretaron que el oficialismo pretendería ganar nuevos votantes en el distrito con los vecinos de “Manantiales Sur”. En el mismo debate fue aprobado un aporte de $ 30 millones del Gobierno a las empresas que construyen el proyecto de 2.500 casas sociales. El Poder Ejecutivo impulsó esa contribución a cambio de que las compañías aceleren las obras y tomen más trabajadores.
Los cruces entre el amayismo y el alperovichismo vienen subiendo de tono desde principios de año. Las diferencias entre ambos sectores del oficialismo se profundizaron el año pasado, cuando el Poder Ejecutivo excluyó a Amaya del armado de la lista de candidatos a diputados. Desde entonces, proliferan los rumores sobre las intenciones del intendente de pelear por la gobernación, ambición que Amaya ya deslizó públicamente.
“Los movimientos son más políticos que relacionados con la realidad de la gente. Era imposible que la comuna de San Felipe y Santa Bárbara (jurisdicción en la que estaba el emprendimiento) atendiera las necesidades de los vecinos. Dinero no va a faltarle a la Capital, como no le ha faltado nunca. Cuando nosotros lo hemos puesto a Amaya como intendente, se debían seis meses de sueldo y todos decían que la Municipalidad era inviable ¿Cómo no vamos a ayudar en esto?”, había enrostrado el gobernador Alperovich.
El martes, la Legislatura había aprobado la ampliación del límite sur de la ciudad para que esta absorbiera la barriada y le brindara, en el futuro, servicios públicos. La parlamentaria Beatriz Ávila -que responde a Amaya- había votado por primera vez en contra del alperovichismo. En el recinto, Ávila había cuestionado que la iniciativa haya sido inconsulta y que no se haya especificado si habrá fondos extra para afrontar las nuevas responsabilidades.
Amaya también hizo hincapié en esos argumentos. “Lamentablemente no hubo diálogo con nosotros. No es que nos opongamos, que quede claro. Reclamamos conversar y planificar. Las cosas no se pueden hacer así nomas, de un día para el otro. Tenemos profesionales muy buenos en el municipio que han demostrado su capacidad y que no han sido llamados”, renegó el jefe municipal.
Amaya aseguró que “no se trata de incorporar por incorporar” (el barrio). “El tema es que hay una cuestión de accesibilidad para pensar, por ejemplo, los recorridos de las líneas de ómnibus. No se puede construir un barrio y que quede aislado. Todo es una cuestión de diálogo: la forma de fortalecer las instituciones es esa”, añadió. Amaya instó a la provincia a convocar a los especialistas de la Municipalidad. “Hemos tenido muchos problemas en barrios que el Instituto Provincial de Vivienda entregó y en los que el alumbrado no era el correcto. Por lo menos, tienen que juntarse los técnicos, va más allá del gobernador y de mi persona”, consideró.
El traspaso del barrio “Manantiales Sur” fue aprobado por 29 adhesiones del bloque oficialista “Tucumán Crece”. Los opositores criticaron la iniciativa en la sesión. En general, opinaron que habría un objetivo electoralista como trasfondo. La Unión Cívica Radical (UCR) y Fuerza Republicana (FR) interpretaron que el oficialismo pretendería ganar nuevos votantes en el distrito con los vecinos de “Manantiales Sur”. En el mismo debate fue aprobado un aporte de $ 30 millones del Gobierno a las empresas que construyen el proyecto de 2.500 casas sociales. El Poder Ejecutivo impulsó esa contribución a cambio de que las compañías aceleren las obras y tomen más trabajadores.
Los cruces entre el amayismo y el alperovichismo vienen subiendo de tono desde principios de año. Las diferencias entre ambos sectores del oficialismo se profundizaron el año pasado, cuando el Poder Ejecutivo excluyó a Amaya del armado de la lista de candidatos a diputados. Desde entonces, proliferan los rumores sobre las intenciones del intendente de pelear por la gobernación, ambición que Amaya ya deslizó públicamente.
Temas
Domingo Amaya