Federer volvió a ser un factor decisivo en el circuito

Nueva juventud para el exquisito tenista suizo.

COMO EN SUS MEJORES TIEMPOS. Roger Federer llegará entonado al Abierto de Estados Unidos que comenzará el lunes. COMO EN SUS MEJORES TIEMPOS. Roger Federer llegará entonado al Abierto de Estados Unidos que comenzará el lunes.
No serán estas las líneas que destaquen el título de Roger Federer en el torneo de Cincinnati. Menos aún las que se apoyen en los increíbles números de una también increíble carrera. No. Todo eso fue material para ayer lunes. Hoy, la idea es otra.

Federer vive una nueva juventud. Y la consecuencia es elocuente: se ha instalado otra vez como un factor decisivo en el Tour, condición que había perdido en 2013.

Por allí andan dando vueltas, separadas o en conjunto, una serie de razones que intentan explicar su renacer. Una raqueta nueva que le entrega más margen y, del lado del revés, le da lo que jamás tuvo. Un cuerpo que, sin dolores, permitió una preparación más profunda que en temporadas anteriores. Y la decisión de tener al lado, en partidos y entrenamientos, a Stefan Edberg, gloria del tenis y uno de los héroes tenísticos de su juventud.

Sin dudas, todo suma. Aunque personalmente, elijo explicar el cambio desde otra piedra fundacional.

Federer está más agresivo. Mucho más. Tanto como jamás nadie hubiera imaginado. Casi talibán de “cerrar los puntos adelante”, la decisión tiene una consecuencia inmediata e inevitable para sus rivales: se juega donde y como elige Federer. El dónde es importante. Jugar adelante hace que todo sea ligero, menos desgastante para su físico, y alejado de una consistencia que es parte del pasado de su tenis. El cómo, en cambio, es imprescindible. Acortando tiempos Federer transporta el desarrollo a lugares conceptuales en los que les saca años luz a todos. Un contexto en el que todo es improvisación, resolución inmediata. En el que la imaginación intuitiva lo separa demasiado del resto. Y en el que su sensibilidad le permite manejar la pelota y ejecutar variantes de ritmo y efectos como nadie lo ha podido hacer.

Del otro lado, sus rivales quedan expuestos a resolver con menos argumentos y apretados de tiempo. Así, quizá se escapan una vez. O dos. Tal vez tres o cuatro. Pero a la larga, esa sensación de estar escapando todo el tiempo es demasiado incómoda para lo que pueden soportar sus mentes desafiadas.

En este principio, siento, se apoya un inesperado 2014. Federer sabe que puede. Sabe dónde y cómo puede. Y está dispuesto a jugar sus cartas, demostrando que, si Novak Djokovic y Rafael Nadal se distraen, él volverá a ser el as de espadas.

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