Tanta historia, tanta angustia

Todos los 24 de septiembre están atravesados por el legítimo orgullo de ser tucumano. La batalla que se libró en esta tierra hace ya 202 años es una hora decisivamente argentina; y es, también, un hito profundamente tucumano. “La Batalla de Tucumán es el acontecimiento guerrero fundamental de la Independencia Argentina. De no haber ocurrido, la suerte de la Revolución de Mayo hubiera sido problemática y el movimiento fundador de nuestra nacionalidad podría haber sido aplastado”, sintetizó Carlos Páez de la Torre (h).

El ejército realista va a Jujuy con 3.200 hombres, entre infantes y caballería. Belgrano, que ha ordenado a los jujeños el heroico y sacrificado éxodo, llega al Tucumán de 5.000 habitantes con la orden de abandonar también esta ciudad. Pero -relata el historiador tucumano-, tras exponer a Bernabé y a Pedro Miguel Aráoz las necesidades de hombres y de dinero para enfrentar al enemigo, ellos le ofrecen el doble. Aquí le torcieron el brazo al destino.

Todos los 24 de septiembre están atravesados por el legítimo orgullo por esta tierra. El mismo orgullo de los 9 de julio: no es casual que cuatro años después de la Batalla de Tucumán eligieran estos pagos para declarar la Independencia. El mismo orgullo de los 29 de agosto: ese día de 1810 nacía Juan Bautista Alberdi, el tucumano que dio a los argentinos la Constitución que los constituyó como nación.

Todos los 24 de septiembre, los 9 de Julio y los 29 de agosto están cruzados, también, por la misma angustia. Porque la historia es un legado que reclama ser merecido. Y cuando se mira el presente y el pasado reciente, la misma pregunta le pone cincha al orgullo. ¿Qué hemos estado haciendo para merecer tanta historia?

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