El Papa expulsó a un cura condenado a prisión por abuso

El religioso era de una diócesis bonaerense

06 Noviembre 2014
BUENOS AIRES.- El papa Francisco expulsó de la Iglesia Católica al sacerdote argentino José Mercau, condenado en 2011 por la Justicia a 14 años de prisión por abuso sexual de cinco menores de edad. “El Santo Padre ha decretado la dimisión del presbítero José Mercau del estado clerical”, indicó un comunicado emitido por el Obispado de San Isidro, localidad en la zona norte del Gran Buenos Aires. Por este decreto, Mercau “ha perdido automáticamente los derechos propios del estado clerical, quedando privado de todo el ejercicio del ministerio sacerdotal”, entre ellos, celebrar misa y administrar los sacramentos, señala el texto.

Los denunciantes tenían entre 11 y 14 años en 2005 y vivían en el hogar San Juan Diego de la localidad de El Talar, perteneciente a la diócesis de San Isidro, donde trabajaba Mercau, que fue condenado por “corrupción de menores reiterada, en concurso real con abuso sexual mediante acceso carnal agravado”. Los delitos fueron cometidos entre 2000 y 2005.

“Todos sabíamos qué día nos tocaba ser abusados”, dijo una de las víctimas al diario “Clarín” en 2011. “Puedo recordar exactamente cada detalle de cada uno de los días que abusó de mí. Cada día, desde los 7 hasta los 16 años”, aseguró el mismo joven. El portavoz del obispado, Máximo Jurcinovic, señaló que el caso de Mercau tuvo siempre un impacto mediático muy fuerte, por lo que el obispo, Oscar Ojea Quintana, “ha querido comunicar esta decisión de Francisco, de modo claro y a todos los fieles”.

En 2011, en un juicio abreviado, el sacerdote reconoció el abuso de los menores y se le dictó una pena de 14 años de prisión. Mercau fue excarcelado el 18 de marzo pasado por decisión del Tribunal Oral Criminal 7 de San Isidro, integrado por Mónica Tisato, María Coehlo y Eduardo Laveña.

Mariana Zárate, abogada defensora de las víctimas, señaló que el tribunal le concedió la libertad en marzo pasado tras “computar de una manera rara el dos por uno”, un beneficio que otorga la libertad antes de que el preso cumpla la condena. La letrada destacó que “la Iglesia de manera institucional diga al mundo que este abusador no puede tomarse los atributos del sacerdocio para seguir con su conducta”. (DPA)

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