Por Gustavo Frías Silva
28 Noviembre 2014
Las lluvias están llegando y los productores comienzan a alistarse para barbechar, y en cualquier momento lanzar la siembra de granos gruesos. Siempre y cuando los perfiles de los suelos tengan la humedad necesaria para no correr ningún riesgo, sobre todo en esta campaña que pinta complicada por el mal momento financiero que atraviesa la actividad. Un problema técnico que está dando dolores de cabeza a los productores es la aparición de las malezas resistentes y tolerantes, que se encuentran en expansión a nivel nacional y de la cual nuestra provincia y el NOA no están exentas.
Los diferentes organismos e instituciones técnicas públicos y/o privadas vienen trabajando desde hace tiempo en las soluciones para este fenómeno biológico que se afianza, según parece, si no se realizan manejos realmente sustentables. Un trabajo presentado por Aapresid dice que el origen de una resistencia y una tolerancia no es el mismo, ya que mientras la primera aparece luego de que la acción de un herbicida selecciona a los individuos sobrevivientes dentro de una especie, la segunda es una característica innata de toda la especie. Por otra parte, la lista de malezas resistentes está bien definida y se van incorporando nuevas cuando se detecta que algunos individuos sobreviven a algún herbicida, comprobados luego con estudios científicos. En tanto, la lista de tolerantes no tiene límites tan precisos porque son especies que comúnmente se encontraban en bordes de lotes o en zonas no productivas, y más superficie agrícola. Así, en la práctica, ambas generan un serio problema de manejo agronómico que hace necesario adoptar cambios rápidos.
Mapa de tolerencia
Por eso, desde la REM (Red de Conocimiento en Malezas Resistentes) coordinada por Aapresid, se relevó la presencia de algunas de las malezas tolerantes más importantes del país con el fin de alertar a los productores y técnicos de cada región. “Estos mapas permiten ubicar geográficamente dónde está determinada maleza y de ese modo, quien trabaja en la zona, puede prestarle mayor atención y eliminar los primeros individuos que detecte en su lote. Sucede frecuentemente que una maleza al ser desconocida en una zona no se le presta la debida atención, y cuando se lo hace ya ocupa una superficie que es difícil de hacer retroceder”, explicó el ingeniero Martín Marzetti, gerente de REM (Aapresid).
Al momento se mapearon seis grupos de especies: Conyza sp. (Rama negra), Gomphrena sp. (Siempre viva), Borreria sp. (Botoncito blanco), Chloris y Trichloris sp. (Gramas), Papophorum sp. y Commelina erecta (Flor de Santa Lucía). La metodología utilizada fue la misma que para los mapas de malezas resistentes, con consultas a técnicos de cada departamento del área con mayor porcentaje de agricultura extensiva del país, esto es, las provincias de Salta, Tucumán, Chaco, Santiago del Estero, Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos, Buenos Aires, La Pampa y San Luis.
En total se relevaron 178 departamentos y partidos de estas 10 provincias. Luego esta información se validó con especialistas de cada zona. Cabe aclarar que mapear determinado departamento no significa que toda su superficie agrícola presente esta maleza, sino que se detectó su presencia, ya sea en unos o varios lotes pero, como el fin es la prevención, es fundamental indicarlo, aunque se trate de pocos focos.
En base a estos mapas puede verse claramente que “rama negra” se encuentra de norte a sur del país, en parte debido a su semilla liviana que se mueve con el viento a grandes distancias. Algo similar, aunque en menor medida, ocurre con Pappophorum.
Las Chlorideas, que también se desplazan fácilmente por el viento, se detectaron en la zona centro-norte, pero año a año afectan una mayor superficie expandiéndose hacia el sur. Por su parte, Borrerias y Gomphrenas sí tienen una presencia desplazada hacia el centro-norte del país, hasta el momento. Por último, a Commelina se la encuentra muy dispersa y, a diferencia de las anteriores especies, es desde hace tiempo una maleza presente en los sistemas agrícolas del país.
A excepción de “rama negra”, se trata de especies de crecimiento primavero estival, lo que hace que la etapa previa a la implantación de los cultivos de verano y sus primeros estadios sean los más complejos de manejar y donde aparecen los principales problemas. Por otra parte, si bien hay algunas especies anuales en este grupo, la mayor parte son perennes, lo que hace aún más necesario que el manejo se piense en el mediano y largo plazo y no el término de una campaña.
Las problemáticas de las malezas tolerantes y resistentes necesitan de un estudio meticuloso como el mapeo realizado, y de herramientas que controlen de manera eficiente estas malezas. Y que a la vez no se repita este fenómeno biológico, que solo genera más perjuicios a un sector que viene golpeado, tanto económica como financieramente.
Los diferentes organismos e instituciones técnicas públicos y/o privadas vienen trabajando desde hace tiempo en las soluciones para este fenómeno biológico que se afianza, según parece, si no se realizan manejos realmente sustentables. Un trabajo presentado por Aapresid dice que el origen de una resistencia y una tolerancia no es el mismo, ya que mientras la primera aparece luego de que la acción de un herbicida selecciona a los individuos sobrevivientes dentro de una especie, la segunda es una característica innata de toda la especie. Por otra parte, la lista de malezas resistentes está bien definida y se van incorporando nuevas cuando se detecta que algunos individuos sobreviven a algún herbicida, comprobados luego con estudios científicos. En tanto, la lista de tolerantes no tiene límites tan precisos porque son especies que comúnmente se encontraban en bordes de lotes o en zonas no productivas, y más superficie agrícola. Así, en la práctica, ambas generan un serio problema de manejo agronómico que hace necesario adoptar cambios rápidos.
Mapa de tolerencia
Por eso, desde la REM (Red de Conocimiento en Malezas Resistentes) coordinada por Aapresid, se relevó la presencia de algunas de las malezas tolerantes más importantes del país con el fin de alertar a los productores y técnicos de cada región. “Estos mapas permiten ubicar geográficamente dónde está determinada maleza y de ese modo, quien trabaja en la zona, puede prestarle mayor atención y eliminar los primeros individuos que detecte en su lote. Sucede frecuentemente que una maleza al ser desconocida en una zona no se le presta la debida atención, y cuando se lo hace ya ocupa una superficie que es difícil de hacer retroceder”, explicó el ingeniero Martín Marzetti, gerente de REM (Aapresid).
Al momento se mapearon seis grupos de especies: Conyza sp. (Rama negra), Gomphrena sp. (Siempre viva), Borreria sp. (Botoncito blanco), Chloris y Trichloris sp. (Gramas), Papophorum sp. y Commelina erecta (Flor de Santa Lucía). La metodología utilizada fue la misma que para los mapas de malezas resistentes, con consultas a técnicos de cada departamento del área con mayor porcentaje de agricultura extensiva del país, esto es, las provincias de Salta, Tucumán, Chaco, Santiago del Estero, Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos, Buenos Aires, La Pampa y San Luis.
En total se relevaron 178 departamentos y partidos de estas 10 provincias. Luego esta información se validó con especialistas de cada zona. Cabe aclarar que mapear determinado departamento no significa que toda su superficie agrícola presente esta maleza, sino que se detectó su presencia, ya sea en unos o varios lotes pero, como el fin es la prevención, es fundamental indicarlo, aunque se trate de pocos focos.
En base a estos mapas puede verse claramente que “rama negra” se encuentra de norte a sur del país, en parte debido a su semilla liviana que se mueve con el viento a grandes distancias. Algo similar, aunque en menor medida, ocurre con Pappophorum.
Las Chlorideas, que también se desplazan fácilmente por el viento, se detectaron en la zona centro-norte, pero año a año afectan una mayor superficie expandiéndose hacia el sur. Por su parte, Borrerias y Gomphrenas sí tienen una presencia desplazada hacia el centro-norte del país, hasta el momento. Por último, a Commelina se la encuentra muy dispersa y, a diferencia de las anteriores especies, es desde hace tiempo una maleza presente en los sistemas agrícolas del país.
A excepción de “rama negra”, se trata de especies de crecimiento primavero estival, lo que hace que la etapa previa a la implantación de los cultivos de verano y sus primeros estadios sean los más complejos de manejar y donde aparecen los principales problemas. Por otra parte, si bien hay algunas especies anuales en este grupo, la mayor parte son perennes, lo que hace aún más necesario que el manejo se piense en el mediano y largo plazo y no el término de una campaña.
Las problemáticas de las malezas tolerantes y resistentes necesitan de un estudio meticuloso como el mapeo realizado, y de herramientas que controlen de manera eficiente estas malezas. Y que a la vez no se repita este fenómeno biológico, que solo genera más perjuicios a un sector que viene golpeado, tanto económica como financieramente.
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