Un cuento “Chino”

La Naranja jugó mal y cayó ante Buenos Aires, pero logró alcanzar el bonus y retuvo la corona.

MOMENTO CLAVE. Julián Fornaciari encaró desde el fondo, pasó entre tres, abrió para Novillo y éste para López Salas, lo que terminaría en el segundo try tucumano. LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA MOMENTO CLAVE. Julián Fornaciari encaró desde el fondo, pasó entre tres, abrió para Novillo y éste para López Salas, lo que terminaría en el segundo try tucumano. LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA
Para ganar también hay que saber sufrir. Esos buenos aires que le susurraban al oído a un Tucumán favorecido por casi todos los escenarios posibles, se transformaron inesperadamente en un violento temporal que sacudió los cimientos de su casa e hizo temer lo peor. Si hoy la “naranja” festeja su undécimo título argentino en lugar de buscarle explicaciones a lo inexplicable, es porque en los últimos 20 minutos del clásico ante las “águilas” se dejó de tibiezas y fue de una vez por todas, con más corazón que rugby, en busca de ese bendito punto que le faltaba. Lo consiguió, por su coraje y por la suerte de que Augusto López Salas haya nacido en esta provincia.

“Estaría bueno robar un par de gallinas, ¿no?”, fantaseaba “El Chino” en la previa. Al final hizo un descalabro en el gallinero: se afanó tres y sacó a la “naranja” del pozo en el que estaba. El bonus que le tocó en el reparto de la derrota (38-34) dejó a Tucumán otra vez en lo más alto.

La historia del primer tiempo fue casi una mala copia del de la semana pasada, en Salta. Tucumán empezó con todo: en 55 segundos, scrum, ruptura de López Salas y cesión para el try de Roberto Tejerizo.

También como en Salta, ese arranque ideal fue un espejismo. De los nervios y la prisa sólo pueden nacer imprecisiones e infracciones. Sebastián Poet, apertura de Atlético del Rosario se erigió en líder de las “águilas” y aprovechó cada oportunidad que la indisciplina local le dio para sumar. De todos modos, lo que más preocupaba era la fragilidad defensiva: Buenos Aires llegó con peligro tres veces y asestó en las tres, con tries de Lucas Martínez, Francisco Sansot y Gonzalo Camusio, solo que el segundo fue invalidado por el TMO a causa de un pase forward. Poco antes del descanso, López Salas había anotado el segundo para Tucumán.

La cosa empeoró en el complemento: en 12’, los tries de Poet y Juan Pablo Estelles estiraron a 21 tantos la distancia entre uno y otro. Para colmo, en Córdoba, Alto Valle empezaba a ceder y los “dogos” ya se probaban el traje de campeones otra vez.

Hasta que apareció “El Chino”, como en la final del año pasado, para gambetear a las “águilas” y meter dos tries que valieron un campeonato. Y Poet, que no había fallado hasta entonces, sucumbió ante el rugido de la “Caldera”.

Sí, pudo haber un final mejor, pero lo que importa es que fue feliz.

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