21 Diciembre 2014
Durante décadas fue la primera respuesta de Cuba a las críticas. ¿Los malos resultados económicos?: un efecto obvio del bloqueo comercial económico, financiero y comercial de la isla por parte de una superpotencia. ¿Las detenciones de los disidentes?: un acto legítimo de autodefensa contra mercenarios al servicio de un país que apoyó la fallida invasión de Bahía de Cochinos y conspiró para asesinar a Fidel Castro. Pero ahora, luego de que Washington acordó restablecer las relaciones diplomáticas rotas a principios de la década de 1960, el Gobierno comunista de Cuba ya no puede culpar a Estados Unidos, su antiguo enemigo de la Guerra Fría, tan fácilmente. “El lobo feroz del imperialismo yanqui está ablandando sus dientes, por lo que ya no tendrán ese chivo expiatorio disponible para las cosas que están mal en la isla”, advirtió un diplomático latinoamericano que solía vivir en la isla.
Cuba ha intentado varias veces disipar la idea de que deseaba que el embargo continuara, diciendo que si los estadounidenses creían eso debían plantear un desafío a Cuba removiéndolo. Pero ahora que esa es una posibilidad más cercana, existen riesgos. Los países de América Latina y otros que apoyaron a Cuba en su larga batalla contra EEUU podrían ser menos tolerantes con su régimen de partido único, la represión a los disidentes y los estrictos controles sobre la economía y los medios de comunicación si desaparece la amenaza estadounidense.
“No habría justificación de que estamos en un estado de guerra porque los americanos nos agredan constantemente. No van a poder justificar, a sus amigos por lo menos”, dijo José Daniel Ferrer, líder de la Unión Patriótica de Cuba (Unapcu), la mayor organización disidente de la isla. Barack Obama dejó en claro que espera una mejora de la situación de los derechos humanos en Cuba como parte del acuerdo para restablecer relaciones plenas. El Gobierno de Estados Unidos describió esto como un “enfoque crítico de nuestra mayor participación”.
Cuba ha liberado a la mayoría de sus presos políticos, y Amnistía Internacional dice que la cifra asciende a un solo dígito mientras que Unapacu afirma es de entre 90 y 100. Sin embargo, el régimen detiene a disidentes por varias horas o días, como lo hizo en las manifestaciones en una plaza de La Habana el 10 de diciembre, cuando detuvo a decenas de personas que respondieron a una convocatoria a protestar hecha por el grupo opositor Damas de Blanco.
Cuba ha intentado varias veces disipar la idea de que deseaba que el embargo continuara, diciendo que si los estadounidenses creían eso debían plantear un desafío a Cuba removiéndolo. Pero ahora que esa es una posibilidad más cercana, existen riesgos. Los países de América Latina y otros que apoyaron a Cuba en su larga batalla contra EEUU podrían ser menos tolerantes con su régimen de partido único, la represión a los disidentes y los estrictos controles sobre la economía y los medios de comunicación si desaparece la amenaza estadounidense.
“No habría justificación de que estamos en un estado de guerra porque los americanos nos agredan constantemente. No van a poder justificar, a sus amigos por lo menos”, dijo José Daniel Ferrer, líder de la Unión Patriótica de Cuba (Unapcu), la mayor organización disidente de la isla. Barack Obama dejó en claro que espera una mejora de la situación de los derechos humanos en Cuba como parte del acuerdo para restablecer relaciones plenas. El Gobierno de Estados Unidos describió esto como un “enfoque crítico de nuestra mayor participación”.
Cuba ha liberado a la mayoría de sus presos políticos, y Amnistía Internacional dice que la cifra asciende a un solo dígito mientras que Unapacu afirma es de entre 90 y 100. Sin embargo, el régimen detiene a disidentes por varias horas o días, como lo hizo en las manifestaciones en una plaza de La Habana el 10 de diciembre, cuando detuvo a decenas de personas que respondieron a una convocatoria a protestar hecha por el grupo opositor Damas de Blanco.