22 Diciembre 2014
El año 2014 ha sido testigo de un homenaje a El Greco con motivo del cuarto centenario de su muerte; de grandes exposiciones de Ai Weiwei, que el artista chino no ha podido visitar; de la culminación de un retrato de la familia real española gestado durante 20 años, y del desenlace parcial del “caso Gurlitt”, el anciano alemán en cuyo poder se descubrió todo un tesoro artístico en gran parte robado por los nazis.
Un balance de la agencia DPA analiza que, continuando con la tendencia de los últimos años, 2014 fue testigo de nuevos récords en subastas: por una naturaleza muerta del español Juan Gris se pagaron U$S 58,6 millones, mientras “Portrait of George Dyer Talking”, un retrato que Francis Bacon hizo a su amante, cambió de manos por 42,2 millones de libras (U$S 70,5 millones), el precio más alto pagado nunca por un único cuadro del artista irlandés.
En el balance, tampoco se olvida la trascendencia que tuvieron los graffitis de Bansky.
Un debate
Mark Rothko y Jackson Pollock, así como Gerhard Richter y Jeff Koons, dieron también titulares, pero este año las subastas se vieron opacadas por un debate muy distinto: el de la legitimidad de vender obras de arte de patrimonio público para saldar deudas de un Estado.
Así lo intentó hacer el Estado portugués con 85 obras del español Joan Miró. Pero esta tendencia no se no se detuvo ahí: un banco público regional de Alemania vendió dos valiosos cuadros de Andy Warhol para sanear sus finanzas. De esta manera se rompió aquella ley tácita que decía que el arte público no está a la venta.
Un balance de la agencia DPA analiza que, continuando con la tendencia de los últimos años, 2014 fue testigo de nuevos récords en subastas: por una naturaleza muerta del español Juan Gris se pagaron U$S 58,6 millones, mientras “Portrait of George Dyer Talking”, un retrato que Francis Bacon hizo a su amante, cambió de manos por 42,2 millones de libras (U$S 70,5 millones), el precio más alto pagado nunca por un único cuadro del artista irlandés.
En el balance, tampoco se olvida la trascendencia que tuvieron los graffitis de Bansky.
Un debate
Mark Rothko y Jackson Pollock, así como Gerhard Richter y Jeff Koons, dieron también titulares, pero este año las subastas se vieron opacadas por un debate muy distinto: el de la legitimidad de vender obras de arte de patrimonio público para saldar deudas de un Estado.
Así lo intentó hacer el Estado portugués con 85 obras del español Joan Miró. Pero esta tendencia no se no se detuvo ahí: un banco público regional de Alemania vendió dos valiosos cuadros de Andy Warhol para sanear sus finanzas. De esta manera se rompió aquella ley tácita que decía que el arte público no está a la venta.